Lo Que de Verdad Importa

Juan Pablo Escobar: «Mi padre me enseñó los valores que él no practicaba»

El hijo del narcotraficante ha contado su historia en un congreso online de la fundación Lo Que De Verdad Importa. También han participado el deportista Pedro García Aguado y el arquitecto Bosco Gutiérrez Cortina

Captura de su intervención en el congreso ABC

L.Y.R.

La fundación Lo Que De Verdad Importa lleva doce años celebrando congresos para promover valores universales. Este domingo 19 de abril, por primera vez, ha desarrollado una edición especial no presencial para compartir a través de Internet tres historias inspiradoras, la de Juan Pablo Escobar, hijo del conocido narcotraficante que decidió construir su propio camino lejos de la violencia ; Bosco Gutiérrez Cortina, arquitecto mexicano que permaneció nueve meses secuestrado en un zulo; y Pedro García Aguado, deportista que superó su adicción al alcohol y las drogas y que desde hace años trabaja por la reinserción de quienes sufren problemas similares a los que él dejó atrás. Presentado por el periodista Jota Abril, lo han seguido más de 15.000 personas desde 50 países diferentes.

Desde Argentina, se conectó Juan Pablo Escobar con uno de los testimonios más esperados del evento. No ha dejado de agradecerle a su padre que le mostrara mediante sus actos lo que él no debía hacer, justo el ejemplo contrario en el que mirarse. Creció entre lujos y excentricidades, «pero nos duró muy poco . De niño, pensé que estaría rodeado de todo eso durante toda mi vida, pero la violencia nos sacudió rápido y nos arrebató lo más importante». A diferencia de lo que a priori se pueda creer, «de puertas para adentro ejercía como padre y en mi familia nunca faltó el amor. Nos enseñó los valores que él nunca puso en práctica fuera de casa».

Durante una época, Pablo Escobar fue uno de los hombres más ricos del mundo y también el más buscado, por lo que no disfrutó en realidad de su fortuna. «Teníamos mansiones, pero no podíamos salir a la calle a hacer la compra. Mi cuarentena, por ello, ha durado veinticinco años» , aclara. «Cuando nos cambiábamos de vivienda, para proteger sus escondites, nos llevaba con los ojos vendados, de modo que no sabíamos a veces ni dónde estábamos. En ese tiempo, sufrimos varios atentados. Él estaba en guerra con otros cárteles y nos perseguía la ley».

Juan Pablo Escobar se cambió su identidad para luchar por el futuro diferente que después logró. Ahora, sin embargo, responde tanto a Sebastián, el nombre por el que optó, como a los apellidos por los que todos le conocen, pues «lo que verdaderamente nos define es aquello que hacemos, no nuestra herencia». Trabaja como arquitecto , se declara pacifista, ejerce como tal y ha pedido perdón a los familiares de las las víctimas que causó el popular delincuente. De hecho, «mantengo relación con hijos de personas que fueron asesinadas por mi padre. No dejaré de pedir perdón hasta que conozca al último que se vió afectado, que son muchos».

Una imagen idealizada

Mira con algo de estupefacción y horror la imagen idealizada que se ha creado alrededor de la figura de su progenitor. «Hay jóvenes que lo ven como un héroe , alguien que consiguió cosas, pero la realidad es que gozó solo del 10% de su vida, no conoció a su nieto, murió con 44 años y muy mal la mayor parte de ellos». Los medios y las series de ficción, según él, «han ayudado a que haya incluso quien se haga tatuajes con su rostro a la espalda» al ofrecer una biografía sesgada. Por este motivo, «tengo la responsabilidad de proclamar lo contrario» , ya que su dimensión es enorme y tiene consecuencias negativas en la sociedad.

Él pudo seguir sus pasos, pero no lo hizo, ya que conocía el principio y el final de esa historia: «No sé de narcotraficantes jubilados». Pagaban cuatro millones por su cabeza, «que nadie se emocione, porque ya no es así», y ha estado décadas perseguido por culpa de las decisiones que nunca tomó. Por tanto, «mi experiencia demuestra que no hay circunstancia tan poderosa como nosotros mismos» . Considera un milagro estar donde está y desde el confinamiento diferente al que ahora está sometido, mucho más amable, afirma que este 2020 cambiaremos nuestra percepción sobre el éxito, como ya hizo él antaño. La familia, la ciencia, la salud... Eso es, en definitiva, «lo único que importa».

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