Portada de «Before Nostromo»
Portada de «Before Nostromo» - ABC
AMBIENT

Stephan Mathieu sueña y compone el prólogo de «Alien, el octavo pasajero»

El músico alemán lanza «Before Nostromo», colección de sueños sintéticos de los tripulantes de la nave de la película de Ridley Scott

Madrid Actualizado: Guardar
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Si hasta el rabo todo es toro, hasta el gato todo es alien. Lo dice Stephan Mathieu, compositor del gremio de los ambientadores cuya última obra, «Before Nostromo», plantea y propone un prólogo sonoro para la serie «Alien» en el que los siete pasajeros de la película de Ridley Scott duermen a pierna suelta y sueñan con ovejas eléctricas o vete tú a saber. Hasta el gato Jonesy tiene su propio episodio onírico en una producción musical en la que todos están más para allá que para acá. La inacción se desarrolla en las cámaras congeladoras de la nave Nostromo, donde su tripulación duerme el sueño de los justos a la espera de novedades alienígenas.

Todo aquello que Brian Eno

se sacó de la manga a finales de los años setenta, música para aeropuertos o películas, va tomando forma. El desarrollo del ambient, género que en sus más variadas presentaciones (dark, drone, metal) ha sido sometido a cultivo intensivo en las últimas temporadas, ha obligado a sus promotores a dotar de argumento material a unas piezas que ya no se sostienen por sí mismas en aquel éter primitivo que Eno sintetizó y dispuso para subrayar la esencia y la ausencia de su obra.

Mathieu imagina el pasado perfecto de la nave justo antes de que Madre despierte a su tripulación

Si el autor de «Another Green World» ideó bandas sonoras para películas inexistentes, artistas y conjuntos como Fieldtone, Chihei Hatakeyama, Federico Durand, Stephen O'Malley, Max Richter o Aidan Baker, por no ir más allá del umbral de los últimos cinco meses, producen sus álbumes ambientales a partir de un argumento de cine. Puesto a rodar, Stephan Mathieu imagina el pasado perfecto de «Alien», justo en los minutos previos a que la Madre de la nave Nostromo despertase a sus siete pasajeros. A continuación, y a modo de prueba de contraste, puede escucharse la soberbia banda sonora que Jerry Goldsmith creó en 1979 para el fime de Ridley Scott.

No hay ningún tipo de homenaje a Goldsmith en «Before Nostromo» porque la película que cuenta Mathieu es muy distinta a la rodada por Scott, una suerte de así se hizo o así se soñó la cinta del bicho salvaje. Sobrio y con un fraseo musical sin subordinadas, plano y estático, el proyecto de Mathieu ni siquiera anticipa el suspense que Goldsmith supo concentrar en su obra maestra. En los antípodas de la orquesta que apabulla al oyente de la banda sonora original, el entorno electrónico que maneja el compositor alemán se encarga del resto. Morfina sintética, como el Buprex.

Anamorfosis

De los ochos sueños incluidos en «Before Nostromo», el más largo es el de la teniente Ripley; el más corto, el del gato que la acompaña. También Ash, el humanoide, tiene sus cosas, algo más descerebradas, como corresponde a su naturaleza mecánica, y repletas de glitches. Casi nada se mueve a bordo de la nave Nostromo antes de que suene la campana. Ni siquiera «Anamorphosis», inquietante epílogo del álbum de Mathieu, anticipa lo que está al caer. El disco se titula «Before Nostromo», pero por la gloria de Fellini podría haberse llamado «E la nave va».

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