Maximiliano Calvo: «En la música, las matemáticas hay que usarlas para medir compases, y no descargas»

El artista argentino ofrece dos conciertos en el Café Berlín de Madrid el 13 y el 27 de octubre

Maximliano Calvo ABC
Julio Bravo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No para quieto. Durante la entrevista, Maximiliano Calvo (Rosario, Argentina, 1992) cambia constantemente de postura en la silla y mueve la cabeza y las manos, que buscan el refugio de unas gafas de sol que sirven para que sus dedos se entretengan jugueteando con ellas. Sus respuestas, sin embargo, tienen el temple que su cuerpo no muestra. El músico -la palabra cantante se le queda corta- soltará esos nervios a buen seguro en el concierto que ofrecerá en el Café Berlín de Madrid -lo repetirá el día 27- con el título 'Maximiliano la lía los miércoles', y en el que también intervendrán Chloe's Clue y Samurai.

«Va a ser emocionante -dice- ver el Berlín como en aquellos tiempos, que parece que hablemos de la Edad Media o Narnia... O puede ser aterrador, nunca se sabe... Va a ser una experiencia movilizante y espero que gratificante también. La gente necesita tocarse . Hemos descubierto la música con la danza, con los besos, con el amor, con el sudor; es difícil pensar que eso no lo podamos expresar en público... La música llena esos huecos, de todos modos».

En los últimos meses, Maximiliano Calvo ha estado envuelto en buenas noticias: ha firmado como el primer artista del renacido sello Virgin Music España , para el que ha grabado un EP, y ha podido cantar junto a una de las artistas que más admira, María Jiménez (además de con Dani, Valeria Castro y Walls). Confía en que los conciertos de Madrid sean también buenas noticias, y los espera ilusionado. «La gracia del directo es precisamente que haya un 'lío'... Me ha acostumbrado en los últimos dos años a grabar, a que esté todo perfecto, y ahora quiero que nos equivoquemos, que se nos vaya un poco la olla. El concierto va a ser un poco caótico, en el buen sentido; quiero que los músicos de la banda se vuelvan locos conmigo, que caigamos en el 'libertinaje', una palabra que me gusta mucho; en el escenario, en el arte, el libertinaje no le hace mal a nadie. Antes me estresaba, pero ahora me divierte».

«A través del arte puedes revivir el Buenos Aires de los años sesenta con las canciones de Sui Generis, el primer grupo de Charle García; o el Nueva York de los setenta y ochenta con las películas de Woody Allen. Es importante que haya artistas que dejen retratado cada momento... La memoria es muy frágil»

A Maximiliano Calvo, que vive en Madrid -«una ciudad maravillosa»- desde hace algo más de cinco años, le gusta cantar, componer, actuar, leer, escribir... Contar historias, en definitiva. «Todos los días hay una historia nueva, y el poder del anecdotista es coger esa energía distinta de cada día y saber transformarla en algo anecdótico. Por eso es tan importante que haya gente que cuente lo que pasa; con la vorágine del día a día, con la rutina, mucha gente deja pasar esas historias. Es bonito tenerlas escritas en un libro, en canciones. A través de ellas puedes revivir el Buenos Aires de los años sesenta con las canciones de Sui Generis, el primer grupo de Charle García ; o el Nueva York de los setenta y ochenta con las películas de Woody Allen . Es importante que haya artistas que dejen retratado cada momento... La memoria es muy frágil».

«Por tener mejores números no quiere decir que seas mejor artista. La música se ha convertido en una carrera de caballos, y hay que tener cuidado con ello. Un artista no puede pensar en que ha de ganar a los demás»

Aspira el artista a que su vida sea cada vez más «una aventura». También sus conciertos. «Quiero que sean vertiginosos, aventureros, y que si alguien viene más de una vez viva experiencias distintas». Su música, dice, «es aventurera, y yo también. Me meto en cada fregado... Pero salgo ileso de todas las aventuras en que me meto. No así triunfador, que es distinto. Soy amante de las derrotas y de los antihéroes , me gustan. Ya hemos tenido suficientes años en que la historia la cuentan los que ganan; las tenemos que contar los que sentimos que perdemos... Que igual no lo hacemos».

Cree que los nuevos tiempos y la nueva forma de llevar la música al público ha creado una competencia que es muy negativa. «Por tener mejores números no quiere decir que seas mejor artista. La música se ha convertido en una carrera de caballos , y hay que tener cuidado con ello. Un artista no puede pensar en que ha de ganar a los demás. Nos han metido en cifras, como si fuéramos solo productos. En la música, las matemáticas hay que usarlas para medir compases, y no para medir descargas. Eso puede hacer que se eleve a un mal artista que dice cosas fáciles y no a un artista que se arriesga».

Lo más importante es, siempre, « ser fiel a uno mismo », añade Maximiliano Calvo. «Cada noche, cuando me voy a dormir, me voy tranquilo porque he hecho el máximo esfuerzo para contar bien las historias y para hacer bien mi labor con lo que tengo».

«La música es una cárcel; si quisiera dedicarme a otra cosa, no podría, estaría pensando todo el tiempo en la música. Es como una condena... Una dulce condena, una cadena perpetua. No te puedes escapar de ella. Los buenos artistas están condenados, no deciden ser músicos»

Dice el artista argentino que «la música es una cárcel; si quisiera dedicarme a otra cosa, no podría, estaría pensando todo el tiempo en la música. Es como una condena... Una dulce condena , una cadena perpetua. No te puedes escapar de ella. Los buenos artistas están condenados, no deciden ser músicos; yo no lo decidí. Fui a un concierto de Fito Páez al que me llevó mi madre con 8 años y no entendía nada. Pero estaba conmovido».

¿Por qué la música es especial? Porque nos acompaña y nos consuela. «Me pidieron una vez en un periódico que escribiera sobre Jorge Drexler , y lo que hice fue escribirle una carta en la que le decía que para mí era una especie de hermano mayor, o mi mejor amigo, porque cada vez que estaba solo en mi habitación y me encontraba regular, lo ponía a él, o al 'Polaco' Goyeneche , o a Chavela Vargas ... Esa gente es superespecial e importante en nuestras vidas. De ahí que haya tantos fanatismos».

Hay mucho de raíz en la música de Maximiliano Calvo. «Lo tenemos todo al alcance de la mano, con un simple click, pero a mí me llama más la atención ir a buscar las cosas. Cuando estaba en Argentina, escuchaba flamenco; a Bambino, a Morente ... Y me encantaba, pero no tenía el conocimiento que tengo ahora, que vivo en España y pueda estar en casa de los Carmona , o en medio de una fiesta en el Berlín con el Cigala o con Farruquito ; o irme al Candela, a Casa Patas... Eso es importante vivirlo, no te lo da un click. No tiene precio. La música de raíz hay que aprenderla en la calle, no en Spotify».

«Las palabras son importantes, pero es más importante cómo se dicen», argumenta para explicar el misterio que hace que la música llegue a todo el mundo independientemente del idioma. «Puedes no saber qué te están diciendo, pero te conmueve igual. Es uno de los misterios de la música popular».

Si se le pregunta de quién se siente hijo artístico, Maximiliano Calvo responde que de la literatura. «De las novelas, del realismo sucio y de la crudeza que tiene una cierta forma de contar historias en palabras. Me siento más cómodo entre libros que entre discos . La música puede ser invasiva a veces, y creo que la literatura es más compañera en muchos momentos. Invita al silencio y hace mucho bien. Tengo mucho ruido en mi vida y necesito ese silencio».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación