España, el peor país europeo para las giras británicas tras el Brexit por la inacción del Gobierno

El resto de miembros de la UE han flexibilizado los trámites para los viajes de los artistas ingleses, pero la burocracia española sigue sin mover ficha dejando a nuestros promotores en una situación kafkiana

Iron Maiden Iron Maiden.com

Nacho Serrano

El hazmerreír en que se ha convertido estos días Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden, ejemplifica a la perfección el berenjenal que ha supuesto el Brexit para los músicos británicos, que ya no pueden hacer giras por Europa con las mismas facilidades que antes. El veterano vocalista defendió en su momento a capa y espada la salida del Reino Unido de la UE, pero cuando ha visto cómo afecta a su trabajo ha puesto el grito en el cielo: «No me hagas empezar a hablar sobre la actitud del gobierno con la industria del entretenimiento. Somos, probablemente, una de las mayores exportaciones a Reino Unido. Venga ya. Y aún así aquí estamos, sin poder hacer nada», dice ahora Dickinson, que reconoce que «todo el mundo sabe» que votó a favor del Brexit. «Pero, ya sabes, la idea es que, después de haberlo hecho, tienes que ser sensible con la relación que tienes con la gente. Así que, ahora mismo, todo esto de no poder tocar en Europa y viceversa con los músicos que quieren tocar aquí, es una basura. Tienen que ponerse de acuerdo».

Según una encuesta de Encore Musicians con medio millar de artistas, el 76 por ciento de los músicos británicos considera que las restricciones del Brexit les impedirá viajar por Europa. Los que se propongan hacerlo se enfrentan a unas trabas burocráticas que antes no tenían y que dependen de la normativa de cada país, y curiosamente, España es el que más difícil se lo pone. «Cada país pone sus reglas sobre visados de visitantes no europeos, y por alguna razón extraña, España es la más puñetera», dice Verona Edo, de la agencia de management londinense Wild 45 . «A Alemania y Francia, por ejemplo, podemos ir sin visado hasta 90 días. Pero ir a España requiere mucha burocracia y dinero, y aunque a los artistas grandes no les importará tanto, para los emergentes será imposible viajar porque les saldría muy caro», asegura Edo, que califica esta situación de «deprimente» ya que nuestro país es «el segundo mercado más importante para las giras británicas».

Una banda británica que quiera venir a España de gira tiene que pagar a una empresa de gestión para que tramite los visados de sus miembros. Eso sale a unos quinientos euros por cabeza, y teniendo en cuenta que el equipo de gira incluye a unas diez o doce personas (entre técnicos de sonido, tour manager, responsable de merchandising, etc), el viaje ya tiene 6.000 euros en número rojos antes de empezar. Como decía Verona Edo, esto no debería suponer un gran problema para los artistas 'mainstream', pero hay que tener en cuenta dos cosas: el equipo de un músico famoso no es de diez o doce personas sino de cincuenta o incluso cien; y el grueso de los conciertos británicos en nuestro país pertenece a bandas de sala de aforo medio, a las que les resultaría complicadísimo cubrir gastos con la venta de entradas. Para colmo, en el caso de España hay dos problemas añadidos: los técnicos y el resto del equipo no se consideran 'artistas' en el régimen de visados, con lo cual tendrán respuestas negativas en la gran mayoría de los casos, dependiendo del criterio que quiera aplicar cada consulado. Y además el visado da permiso sólo para dos semanas, tiempo a todas luces insuficiente para organizar un itinerario con un buen número de escalas que posibilite la rentabilidad del viaje.

La asociación británica de empresas relacionadas con la música en directo, , lo ha dejado bien claro con un estudio cuyos resultados quedan reflejados en tres categorías. Los países 'verdes' son los que más facilidades ponen a las giras británicas. Los coloreados en amarillo exigen el cumplimiento de algunos requisitos más. Y luego están los rojos, que plantean auténticos callejones sin salida. Ahí estamos nosotros, junto a Bulgaria y Croacia.

Salir de ese grupo de apestados es cuestión de voluntad política, tal como explica Manuel López, abogado y director del bufete Sympathy for the Lawyer, y miembro de la Federación de la Música de España Es_Música . «El resto de países han cambiado la normativa de extranjería, o al menos han dado instrucciones a los consulados para que se faciliten los trámites. Con flexibilizar el tema de los visados para los técnicos ya saldríamos de la zona roja y entraríamos en la amarilla, pero ni siquiera eso se ha planteado todavía. No se entiende por qué no hacemos lo mismo que el resto de la UE, estableciendo unos criterios que cambien esta situación, a falta de un convenio bien elaborado para el largo plazo. En esa zona roja estábamos casi todos los países de Europa hace unos meses, pero los demás han ido reaccionando y nos estamos quedando solos». López cree que desde las autoridades españolas no se está actuando de mala fe con este problema, sino que es cosa de la «dejadez» que suele haber en este país cuando se trata de la industria de la música. «Nunca somos prioridad, somos un problema menor. Tendrán constancia de lo que ocurre, pero el asunto no se mete en agenda, ni se ponen recursos para intentar estudiar lo que está ocurriendo».

Es_Música ha unido fuerzas con la APM (Asociación de Promotores Musicales) para presionar al gobierno español, pero por ahora no han tenido respuesta. «Que ni siquiera nos den algo más que un acuse de recibo es una falta de respeto» dice el presidente de APM Albert Salmerón , que ha enviado cartas a la embajada española y al consulado en Londres, al Ministerio de Cultura, al de Asuntos Exteriores y a Presidencia del Gobierno, sin ningún resultado. «No parecen querer darse por aludidos», lamenta Salmerón. «Estamos colaborando con LIVE, y a ellos sí les han dado una respuesta desde el consulado en Londres. Pero sólo para echar balones fuera. Les dicen que sólo son funcionarios que reciben órdenes. Según les comentaron, se habían recibido órdenes desde Madrid para flexibilizar las medidas para todo lo que fuera el mundo del cine. Pero hay un rasero diferente para el de la música, y no entendemos por qué. Bueno, sí lo entendemos, pero no es justificable esta diferencia de trato por mover diferentes cantidades de dinero. Además, si contamos el impacto que tiene la música en directo en el turismo en España, es una cifra muy significativa».

¿Por qué no se sientan a hablar de esto las autoridades españolas y británicas? Manuel López dice medio en broma medio en serio que el único elemento que diferencia nuestra relación con Reino Unido de la que tienen otros países, es Gibraltar. «Y lo triste es que quien va a pagar el pato por todo esto son empresarios españoles de todos los tamaños, que están perjudicadísimos por la burocracia, los sobrecostes e incluso los líos legales. Ya estamos viendo casos de cancelaciones de giras derivados de esta situación, que están conllevando conflictos contractuales que, al ser internacionales, suponen un follón importante a nivel económico y también reputacional». Y advierte: «Nuestros festivales de verano del año que viene pueden acabar muy mal, porque los managers británicos van a acabar muy hartos de la normativa española y de los problemas que genera».

Chen Castaño, directora de la promotora de conciertos Planet Events, perteneciente a Live Nation , califica esta situación de «muy negativa», y resume el problema para los empresarios españoles en dos frases: «Nos afecta porque al tener los grupos británicos más difícil venir de gira, el tejido del negocio se va a resentir. El Brexit es un inconveniente para nosotros porque encarece las giras, cuando no las hace inviables». Esta última opción es la que ya se está imponiendo a día de hoy, y así lo asumen en Mercury Wheels , que de vez en cuando gestiona giras de estadio como la de Dua Lipa, pero es conocida por ser una de las promotoras más importantes del circuito de salas español. «Nosotros ya hemos dejado de trabajar con bandas británicas de sala de aforo medio de aquí a los próximos meses. No podemos hacer otra cosa ante este desastre», lamenta su director Barnaby Harrod. «Que estemos igual que Bulgaria lo dice todo, teniendo en cuenta la diferencia de volumen de negocio que representa la música en directo en uno y otro país. No entendemos por qué Francia, Italia, Alemania, Portugal han resuelto este problema, y España sea el único incapaz de hacerlo. Es muy chocante».

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