Crítica de «El último hombre en la Tierra», de Coque Malla (***): Tú deberías volver, deberías estar...

Cuerdas, metales, guitarras crudas y Malla. La simplicidad, la literatura sin pretensiones. Alarde sin alardes de un Coque Malla que, como el buen vino, mejora vida tras vida

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Dicen quienes de vino entienden que nariz y boca se alían para captar matices y sabores imposibles para los demás humanos en cada caldo. Orejas, dos, y tampoco muy refinadas, hacen falta para beber en «El último hombre en la Tierra» tantas referencias que, al final, se queda en una sola: un buen vino llamado Coque Malla.

Orquestal y guitarrero, innecesario e imprescindible en las melodías, circense y clasico, íntimo y etéreo en las letras... Bueno, muy bueno con tendencia a brillante.

Portada del álbum «El último hombre en la Tierra»
Portada del álbum «El último hombre en la Tierra» - WARNER

Esos graves de su voz adosados al tímpano llegan en este trabajo acompañados de vientos y cuerdas, de guitarras crudas en las que a veces suena más la púa que el bordón y juegos, muchos juegos con armonías tan, tan lejos y tan cerca sin embargo del La, el Re y el Mi (Sol, Do, Fa, si lo prefieren) del que casi ni se movían aquellos Ronaldos que nos regalaron a Malla.

Entre las once canciones que componen el álbum hay un poco de todo. Arreglos sofisticados que, sin embargo, no empañan la esencia; canciones compuestas a guitarra y lápiz en las que sorprenden melodías lennonmacartnianas muy del «White Album» y otros discos hechos por que le ha dado la gana al autor.

En España habíamos oído cosas similares. Sabinas por las letras, Drexlers por los arreglos, licencias melódicas a la manera de Luz… Pero entre la lisergia pura de «El cambio interior», el canon del estribillo de «Lo hago por ti» (tan de Calamaro), y la belleza nostágica del juego de cuerdas casi cinematográfico con que arranca «La señal», unido a la nostalgia optimista de este incombustible «cachorro de león» y la simplicidad, la literatura sin pretensiones, funciona.

Alarde sin alardes. Un Coque Malla que, como el buen vino, mejora vida tras vida. Por fortuna, no era verdad que se fuese a largar a Cuenca.

«El último hombre en la Tierra», (Warner, 2016) está producido por Jose Nortes, Miguel Malla y Coque Malla. Grabado en los estudios madrileños Black Betty. Cuenta con Gabriel Marijuán a la batería, Mac Hernández al bajo, Toni Brunet a las guitarras, y David Lads en los teclados.

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