«Concierto para Zapata y orquesta», el lado más divertido de la música clásica

El tenor granadino José Manuel Zapata ofrece un espectáculo familiar dirigido por Paco Mir e inspirado en el que realizó hace más de treinta y cinco años el actor Danny Kaye

José Manuel Zapata, durante un ensayo del concierto Efe
Julio Bravo

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A mediados de los años sesenta del pasado siglo, el actor y comediante estadounidense Danny Kaye protagonizó un concierto, junto a la Television City Philharmonic , en la que desmitificaba el «sacrosanto» mundo de la música clásica y trataba varios de sus clichés con sentido del humor; años más tarde, en 1981, repetiría la experiencia con la Filarmónica de Nueva York , con Zubin Mehta como estrella invitada.

Ahora, José Manuel Zapata -de la mano de Paco Mir , uno de los vértices de Tricicle-, y de la Orquesta Nacional de España - ha tomado la falsilla de aquel concierto de 1981 (grabado en un impagable vídeo) para ofrecer el « Concierto para Zapata y Orquesta », que presentó la semana pasada dentro de los ciclos escolar y familiar de la OCNE.

No es el primer proyecto extravagante en el que participa el tenor granadino: « El hombre que se llamaba Amadeus », « Opérame », « Operazza » o « Barrockeros » son otros trabajos suyos en el que maridó música clásica y humor. Zapata se presenta en este agotador concierto como «director, cantante, showman y lo que haga falta», aunque es la tercera faceta la que más exhibe -con su habitual desparpajo- en él; la cómplice colaboración de los músicos de la orquesta, que no pueden reprimir sus risas divertidas, son el complemento para conseguir un muy divertido espectáculo .

Batutas y partituras voladoras, notas a destiempo, una sinfonía inundada por las toses y los sonidos de los móviles, continuos chistes, sketches y parodias salpican este concierto, en el que Juan Francisco Padilla firma los arreglos musicales, y en el que la música ocupa en realidad un segundo plano, ya que es una excusa para que el público -tanto niños como adultos- pierdan ese miedo reverencial que se tiene a la música clásica.

Un puñado de «hits» de la historia de la música clásica están presentes en el concierto: desde la obertura de «La gazza ladra», de Rossini , hasta el aria de la «Suite número 3», de Bach , pasando por el aria «La donna è mobile», de la ópera «Rigoletto», de Verdi ; la «Fanfarria» de Alfred Newman : el trepak del ballet «Cascanueces», de Chaikovski ; o la nana «Wiegenlied», de Brahms .

Hay momentos especialmente hilarantes, como la citada lluvia de toses y móviles durante el fragmento bachiano, que Zapata remata con un sonoro «¡A que jode!» dirigido al público; la obertura de « Guillermo Tell », tarareada -y no tocada- por los músicos de la orquesta; o las versiones internacionales del fragmento de « Cascanueces ». No consigue, sin embargo, el efecto deseado -el público infantil no reconoce la melodía- la versión de la celebérrima «Macarena» de Los del Río al estilo mozartiano.

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