Calum edita «Staying Alive», un ejercicio de madurez precoz

El segundo disco del artista hispano-irlandés llega con un sonido sorprendente para una producción hecha en España, y el aspecto de lograr atraer nuevos oídos sin decepcionar a los ya conocidos

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Heaslip, Calum, era el nombre de un niño de rostro afortunado de origen hispano-irlandés. Un pequeño que agarraba la guitarra con trazas de músico en un programa de televisión a medida del espectáculo.

Pocos dejaron de ver en él algo que sí vio el sello discográfico que le fichó pasada la vorágine. Y con «Hey! Babe» se fue haciendo un sitio cada vez más grande en un mercado cada vez más pequeño.

Hoy sale a la venta su segundo álbum. Lleva por título «Staying Alive» y viene a ser una de las más logradas apuestas «made in Spain» por ese matrimonio entre el pop y el EDM (electronic dance music) tan común -y exitoso- en producciones de todo el mundo (fundamentalmente americanas, suecas y británicas) .

Las once canciones que componen el álbum sorprenden sin excepción. Sonidos que hasta ahora habíamos importado a España desde otras latitudes, o se habían intentado con relativa suerte (salvo honrosas excepciones), hechos con sangre mallorquina: la del propio artista y la de su productor, Daniel Ambrojos, que firma además siete de las canciones.

Si alguna vez has acercado el oído a lo que hasta la fecha cantaba Calum tendrás que prestarlo de nuevo para cambiar de opinión, fuese la que fuera esa primera impresión. La apuesta por la madurez y la contundencia no parece estar sólo en la producción (y hasta en el cambio de imagen del artista). El álbum de Calum, que con su primer trabajo extendió su trascendencia al exigente mercado mexicano, enseña algo más de la personalidad del artista. Su voz ya no es la de un pequeño en pleno proceso de hacer de su garganta un festival de confusas cuerdas vocales. Le ha cambiado, y a mejor. Canta, bien y contando cosas.

Y si de voces hablamos, en «Madness» se hace acompañar de dos impresionantes, las de Alba y Marta (Doble Alma), ahora compañeras de compañía discográfica e indiscutibles gargantas de la escena actual. Una canción, esta última, en donde el artista se acerca al rap, arropado por estribillos que derrochan diafragma privilegiado, el de las gemelas andaluzas, y que puede ser un buen ejemplo de hasta qué punto el álbum es de los que hay que escuchar.

Le acompañan también los mexicanos CD9, en «Call Me» y el dominicano Bahía en «Me diste la vida». El impacto funciona en menor medida en las canciones en español, idioma que acepta con peor suerte el experimento. Pero, más allá de las filigranas promocionales (que en este caso funcionan además en lo musical), el trabajo que hoy llega a las tiendas precisa de un oído muy limpito de prejuicios para entenderlo. Es probable que te sorprendas bailando uno de sus 11 cortes sin saber siquiera que estás escuchando un (buen) producto «Made in Spain» (con permiso de la rama Heaslip).

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