Memorias literarias

Reeditan «De la vida literaria», el mapa para seguir la huella de Borges en Sevilla

El argentino Manuel Forcada Cabanellas narró las andanzas de su compatriota en la capital andaluza y su relación con los jóvenes poetas del movimiento Ultra

Jorge Luis Borges residió entre 1919 y 1920 durante tres meses en Sevilla ABC

Jesús Morillo

La historia de la literatura puede verse, valga el símil, como un buen largometraje, donde el peso de la acción lo llevan los protagonistas, aquellos que realmente hacen evolucionar el relato, pero a quienes los actores secundarios complementan ofreciendo el contexto necesario para valorarlos e, incluso, para mostrar perfiles inéditos e interesantes sobre sus biografías.

Buen ejemplo de estos secundarios en la literatura, por ceñirnos solo a una época como la Edad de Plata , pueden ser el chileno Carlos Morla Lynch , cuyos diarios aportan valiosos datos sobre Federico García Lorca y sus poetas contemporáneos; o el argentino Manuel Forcada Cabanellas , narrador en primera persona de las andanzas sevillanas de Jorge Luis Borges , así como la revolución ultraísta que fue de los primeros en reivindicar.

Estos son dos de los hilos narrativos más destacados del volumen «De la vida literaria. Testimonios de una época» , que este argentino, de padre andaluz, publicó en 1941 en su Rosario natal, tres años antes de su prematura muerte, y en el que daba cuenta de sus correrías por España.

Portada de la reedición realizada por Renacimiento y el Cicus

Unos años en los que, además de alternar con los ultraístas y estudiar Derecho en Sevilla, conoció el Madrid de las tertulias que animaban Rafael Cansinos-Assens en El Colonial y Ramón Gómez de la Serna en Pombo; alternó con un aburguesado Azorín en el casino de San Sebastián; siguió a Pío Baroja por el madrileño Rastro y, asegura, por «los ‘jueves’ de Sevilla»; glosó la «arrogante» figura de Miguel de Unamuno ; y trató a Lorca por última vez en abril de 1936, durante un banquete madrileño en homenaje a Luis Cernuda por el éxito de «La realidad y el deseo».

Pero son las páginas dedicadas a la estancia de Borges en Sevilla hace un siglo, así como las relaciones que mantuvo con el grupo ultraísta de «Grecia» , que integraban, entre otros, Adriano del Valle e Isaac del Vando Villar (director de la revista), las que más se han citado del libro «De la vida literaria», que ha regresado recientemente a las librerías de la mano del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla ( Cicus ) y la editorial Renacimiento .

Esta nueva edición cuenta con un brillante prólogo del flamante Premio Nacional de Narrativa, Juan Bonilla ; y una documentada semblanza del autor firmada por el especialista Pablo Rojas , además de incluir un texto titulado «Norah» dedicado a la hermana de Borges, a la que conoció también en Sevilla, y que es una pequeña pieza teatral trasunto de la fascinación que despertaba en Del Valle y Del Vando la futura esposa de Guillermo de Torre .

Porque si hoy merece la pena acercarse a Forcada es por haber sido testigo de un momento clave de la formación poética de su compatriota y ser la principal fuente de información sobre su adscripción al Ultra y sobre sus andanzas por la ciudad, lo que no resta interés a una prosa, como señala Rojas, que «fluye con naturalidad y viveza ».

El poeta y director de la revista «Grecia» Isaac del Vando Villar ABC

Como apunta Bonilla, «no son pocas las figuras marchitadas, acogidas por el olvido, cuya única oportunidad de escapar de él, por decentes e interesantes que fueran sus producciones, parece ser la vinculación que un día tuvieron con Borges ».

Colaborador de «Grecia»

En Sevilla coincidieron ambos, entre noviembre de 1919 y febrero de 1920, donde Forcada Cabanellas se encontraba estudiando Derecho. Habitual del Ateneo , el argentino asiste a la Universidad Literaria , donde entablará amistad con los ultraístas, llegando a colaborar en «Grecia», aunque sin dar el paso del postmodernismo a la vanguardia. En la capital andaluza publicaría en aquellos años sus libros «Psicogramas» (1920) y «Pêle-Mêle» (1922).

Pero lo más recordado de la vida de este autor se resume en los tres meses en los que coincidió con «Georgie», como llamaba entonces su familia a Borges, en Sevilla, y su hermana Norah , quien parecía despertar más interés entre los ultraístas sevillanos que se acercaban a su residencia, en el demolido Hotel Cecil en la actual Plaza Nueva , que el futuro autor de «El Aleph» .

«En el hall del hotel, exornado con primorosas lámparas, cerámicas y tiestos sevillanos con claveles reventones, pasamos muchas tardes y veladas, cuyas t ertulias inolvidables matizábanse con lecturas líricas, generalmente a cargo del admirable declamador ‘oficial’ Adriano del Valle», escribe Forcada.

El argentino da cuenta también del despertar poético de Borges. «Un día logramos arrancarle un hermoso poema —«Canción al mar»—, el que publicó Vando Villar en la revista ‘Grecia’, desflorando así su incontenible y valioso estro lírico en Sevilla». Se refiere a «Himno al mar», su primer poema publicado el 31 de diciembre de 1929.

Adriano del Valle ABC

Un tiempo que Borges recordaba con cariño en una carta a Maurice Abramowicz que Bonilla reproduce en su prólogo, junto a unos poetas con los que «mucho he noctambulado» y «discutido», con los que «he vaciado copas, inspeccionado bailes de prostitutas, comido churros» y visto el amanecer, desde un café que se abría en una tormenta de luz sobre el Guadalquivir » y que Fernando Iwasaki ubicó en uno de sus artículos en Triana .

Vindicador del Ultraísmo

Ejemplos todos ellos del carácter gamberro de unos ultraístas que, como rememora Forcada en otro pasaje, una noche «volvían satisfechos de apedrear la casa y destrozar la rancia biblioteca del cronista oficial de la ciudad, el entonces anciano poeta Luis Montoto y Rantenstrauch ».

Poetas que también dejaron libros tan destacados en esos años como «La sombrilla japonesa» o «Primavera portátil» , además de un reguero de versos publicados en revistas que mostraron la renovación que aportó el Ultraísmo a la poesía en Español a ambos lados del Atlántico. Este movimiento fue silenciado o directamente vilipendiado durante décadas y solo recientemente ha vuelto a valorarse, gracias, entre otros trabajos, a antologías como «Las cosas se han roto» (2012), de Juan Manuel Bonet .

Forcada Cabanellas, sin embargo, tuvo el mérito de estar entre los primeros que reivindicaron a «aquella brava y rebelde generación vanguardista», a la que aún «no se ha reconocido en su exacta medida la importancia que revistió aquel movimiento, que fue no sólo el precursor, sino que echó los sólidos cimientos renovadores de la lírica española del siglo ». Por su vindicación del Ultra y su relato de juventud de Borges merece la pena a acercarse a este actor secundario de la literatura.

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