Novela

El bolsilibro de «a duro» cabalga de nuevo como literatura de culto

Asociaciones, como Achab, y editoriales sevillanas animan la recuperación de la novela popular española

El Coyote es el personaje más famoso de la novela popular española ABC

Jesús Morillo

Hubo un tiempo en España en que algunos libros alcanzaron tiradas de entre 50.000 y 100.000 ejemplares. Una cifra extraordinaria para un país donde se sigue leyendo poco y en el que la tirada media de un libro no alcanza actualmente los 3.000 ejemplares. Aquellas cifras astronómicas corresponden a la edad de oro de la novela popular , la del bolsilibro «a duro» que se vendía en kioskos entre los años 40 y 60 del siglo pasado, de los que El Coyote era la gran estrella y que convirtió a editoriales como Bruguera, Molino o Juventud en las primeras multinacionales españolas.

Literatura «pulp» española , creada por obreros de la escritura que trabajaban a destajo entregando varias novelas al mes, ha sido tradicionalmente ninguneada por los manuales y el canon, pero en estos años vive un renacimiento como, sucede en EEUU, como literatura de culto . Son novelas de lectura fácil y de géneros como el Oeste, el más popular en su apogeo, policíaco, romántica, ciencia-ficción, terror, piratas...

Las novelas del Oeste eran las más populares de la época

Buen ejemplo de este auge son los estudios que han dedicado al género los especialistas, en una labor de reivindicación a la que se han sumado editoriales y asociaciones , entre las que destacan algunas radicadas en Sevilla . De entrada, en la capital andaluza se puede localizar al historiador sevillano especialista en novela popular Ramón Charlo Ortiz-Repiso , no sólo la gran autoridad sobre El Coyote y su autor, José Mallorquí , sino autor de monografías imprescindibles como «Autores y seudónimos en la novela popular» (2005) y «La novela popular en España» (2013).

También en Sevilla tiene su sede la Asociación Cultural Hispanoamericana de Amigos del Bolsilibro (Achab) , que comenzó como punto de encuentro en las redes sociales entre aficionados al bolsilibro y hoy cuenta con casi ochenta socios en España. Con sus cuotas, sufragan reediciones de la edad de oro de estas novelas , poniéndose en contacto con los autores supervivientes y pagándoles unos derechos de autor que las editoriales para las que trabajaban solían regatearles.

Desde 2016 han reeditado obras de clásicos del género como Curtis Garland —pseudónimo de Juan Gallardo Muñoz—, Joseph Berna —José Luis Bernabéu López, recientemente fallecido— o Ángel Torres Quesada que alternó su trabajo en una pastelería de Cádiz con el de autor pionero de la ciencia ficción en España bajo pseudónimos como Alex Towers y A. Thorkent .

Reedición de bolsilibro realizada por la asociación Achab

«Rescatamos lo que nos parece lo mejor», explica el presidente de Achab, Andrés Ramón Pérez Blanco , e «intentamos contactar con el autor o sus herederos para comprarles los derechos para un tiempo determinado. Es una forma de reconocer lo que hicieron y dignificar su trabajo. Eran mercenarios de la tecla . A autores como Joseph Berna, que ha fallecido hace poco, le conseguimos dar vida».

«Recuperar a estos autores es una forma de reconocer lo que hicieron y dignificar su trabajo», explica Andrés Ramón Pérez Blanco

Achab utiliza las cuotas para rescatar en un volumen, que editan cada año, varios títulos de un autor, reproduciendo, incluso, ilustraciones de la época, y que después distribuye entre sus socios. «Somos una iniciativa única en España , no hay ninguna asociación que se dedique a reeditar», añade.

Reedición de la editorial Matraca de la obra de Joseph Berna

La editorial sevillana Matraca también lleva desde 2017 recuperando títulos de literatura «pulp» patria, en una labor, según cuenta el editor y también vicepresidente de Achab, Pepe Cueto , que «no tengo enfocada como negocio, sino con una perspectiva cultural al margen de las grandes editoriales, tratando de funcionar como el sello City Lights de la Generación Beat ». En su sello, Cueto no sólo recupera añejos bolsilibros, sino que ha logrado que autores como Joseph Berna retomaran la escritura y crearan nuevas novelas.

Entre los grupos editoriales andaluces, Renacimiento ha prestado atención a la novela popular, rescatando títulos de la editorial Molino y publicando monografías como la reciente, coeditada con el Centro Superior de Investigaciones Científicas , «Una historia de la novela popular española (1850-2000)», que aspira a ser referencia en el tema y que escribe Fernando Eguidazu , uno de los mayores expertos y que dispone de una colección que supera los 50.0000 volúmenes originales.

Vehículos de evasión

Eguidazu explica el éxito que tuvo la novela popular tras la Guerra Civil y hasta los años 60 en que en aquella época «España era un país muy pobre y con una situación muy dura. Estas novelas eran una de las pocas formas de evasión que tenía la gente. Había cine, pero era muy limitado, y fútbol, pero no había tele ni la gente viajaba. La imaginación de la gente se nutría de estas novelas».

«Aquí no había diversión y tu padre te daba un duro para tirar toda la semana. La diversión era leer y era barata, porque comprabas las novelas y después las cambiabas. Con eso se iniciaron en la lectura un par de generaciones », añade Charlo.

«La diversión que había era leer y era barata. Con estas novelas, varias generaciones se iniciaron en la lectura», señala Ramón Charlo

Eguidazu estima que el 99% de estas novelas «era de calidad muy mala», ya que respondían a patrones muy estereotipados , como una extensión de unas 84 páginas, escritas a toda velocidad, con limitaciones de la censura estatal y editorial, y en la que siempre triunfa el bien».

A estas limitaciones, hay que añadirle que salvo excepciones, como Mallorquí o Corín Tellado , la mayoría de autores trabajaban en condiciones precarias. Charlo, sin embargo, cree que esa afirmación tiene mucho de «leyenda negra. La mayoría vivía de escribir y podían cobrar en los años cincuenta una s 5.000 pesetas por novela , cuando un ingeniero de Sevillana ingresaba 8.000 euros al mes», señala.

Fernando Eguidazu acaba de publicar esta historia de la novela popular en la editorial Renacimiento

Todos escribían con pseudónimo , lo que les permitía firmar novelas en diferentes editoriales y abordar géneros distintos, Además, «cuando escribes del Oeste, si te apellidas Martínez, nadie te toma en serio», señala Eguidazu.

Este especialista destaca a José Mallorquí, Arnaldo Visconti, Guillermo López Hipkiss, Miguel Oliveros y Juan Gallardo como los autores más reivindicables. Con los dos primeros coincide Charlo y apunta también a Torres Quesada. «Mallorquí fue la gran figura de la novela popular española y de la calidad de la serie habla que se publicara en toda Latinoamérica, además de en alemán, italiano e inglés... Francisco López Ledesma , que fue redactor jefe de La Vanguardia, también escribió bolsilibros del Oeste bajo el pseudónimo de Silver Kane y terminaría ganando el premio Planeta en 1984», indica Eguidazu.

El Oeste, el más popular

El género de mayor aceptación de los bolsilibros era el «Western» . « Uno de cada dos bolsilibros era del Oeste», aclara el editor de Matraca. «De los 80.000 que se llegaron a publicar, 40.000 eran de este género, seguido de unos 20.000 románticos y 10.000 policíacos, el resto eran de aventuras, ciencia-ficción, aventura, deportivos...».

«Forman parte de la cultura popular y en países como EEUU se les presta mucha atención», destaca Fernando Eguidazu

El bolsilibro siguió reinando en los kioskos hasta los años 80, cuando empezó un declive motivado por la propia evolución de la cultura popular, más audiovisual y menos libresca. « Al bolsilibro se lo carga la televisión , que se convierte en el entretenimiento favorito de la gente, aportándole ese elemento de fantasía y apertura a otros países y mundos que le daban esas novelas. El nivel cultural de la gente aumenta y se considera novela de baja estofa», explica Eguidazu.

Pero esas novelas, indica, «son parte de nuestra cultura popular y en países de nivel cultural alto, como Estados Unidos, se reeditan continuamente y se le presta atención. Leídas hoy, por lo pronto, tienen un gran valor sociológico porque muestran la visión y los valores de aquella sociedad».

«Merece volver a estas novelas, son entretenidas y desenfadadas», mantiene Pepe Cueto

Merece la pena volver a ellas, añade Pepe Cueto, «porque son muy entretenidas y desenfadadas . Tienen la ventaja, con las prisas de hoy en día, de que te las lees en un par de horas, como una película. Además, entre sus autores hay talentos no reconocidos. En Estados Unidos, hay escritores ‘pulp’ como Elmore Leonard , que son prestigiosísimos. Aquí tenemos a Ángel Torres Quesada, que es el padre de la ciencia ficción española, y no lo conoce nadie. No tiene ni una calle con su nombre».

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