Xaime Martínez: «No poder ganar Premios Nacionales en asturiano señala que somos un cero a la izquierda»

El ovetense ha logrado el último premio Nacional de Poesía Joven con su poemario en castellano «Cuerpos perdidos en las morgues»

Xaime Martínez, último premio Nacional de Poesía Joven Estela Álvarez Blanco
Javier Villuendas

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El trajín silencioso de su cerebro, la pausa que dedica a pensar algunas respuestas, resalta la velocidad punta que alcanza Xaime Martínez , último premio Nacional de Poesía Joven, con su articulado discurso. La condecoración la ha logrado con su poemario en castellano «Cuerpos perdidos en las morgues» (editorial Ultramarinos), que él ha definido como «un libro raro».

El poeta de 26 años también tiene una banda, Le Bande , es coeditor de la revista literaria «Ocultalit» y se ocupa de investigar la literatura del s.XVIII en la Universidad de Oviedo, «un siglo en el que nacen muchos de los conceptos con los cuales entendemos el mundo ahora mismo».

Y ha tomado una decisión: solo ya va a escribir libros en asturiano.

¿Por qué es «un libro raro»?

Quería decir que es un libro que a mí me costó escribir y me resultó raro de escribir porque venía de otras poéticas. O sea, que me costó concebir. Y entiendo que también es extraño para el lector porque requiere unos códigos de lectura y una disposición por su parte.

Formas parte del grupo patarrealista, ¿cómo vais?

El grupo está en un estado póstumo, como siempre.

El jurado te llama tradicionalista pues premia tu «apuesta por la tradición de la ruptura». Pero si hay una tradición en el romper, ¿cómo se puede romper la tradición?

Ante todo, decir que sí soy tradicionalista. Me interesa mucho la tradición como idea y como campo de estudio. No tengo problema con ese concepto. Incluso ancestralista, como alguna vez me llamaron con mala intención. No tengo problema con esas cuestiones, me interesan. Y no es lo mismo ser tradicionalista que conservador. De hecho, hay un libro muy interesante de Fruela Fernández , que se llama «Una tradición rebelde» , y que lo que estudia es esa capacidad de la tradición precisamente para vertebrar discursos contra el poder y el sistema, y para repensar la realidad desde un punto de vista cercano a ciertas lógicas populares. En ese sentido, la tradición de la ruptura por ahí es una tradición, digamos, de los márgenes. Una tradición sometida. Así que cuando dices: ¿cómo romper la tradición de la ruptura? Es una pregunta un poco compleja, porque creo que hay, de fondo, una idea un poco adanista en esta cuestión de la ruptura. Precisamente, hablar de tradición de la ruptura, que tiene que ver con una formulación aparentemente paradójica, en el fondo de lo que te habla es de la necesidad de una genealogía también en la contestación. Creo que la cuestión va por ahí, en la necesidad de encontrar una genealogía de los márgenes.

Ya no vas a poder ganar un premio Nacional porque vas a publicar solo en asturiano (lengua no oficial).

Ahora mismo escribo en lengua asturiana y, en principio, en el futuro también. No sé si es tan tajante como: ¡este es mi último libro! Ahora mismo mi lengua literaria es el asturiano. Y no podría ganar más Premios Nacionales porque el asturiano está en esta situación de anomalía legal de reconocimiento por el Principado de Asturias pero de no oficialidad, por eso no tiene opción a concursar en los Premios Nacionales y, sobre todo, es un poco deprimente porque señala muy bien como en Asturias somos un cero a la izquierda. Está muy bien para que vengan rodajes de películas de otros sitios aquí a grabar el paisaje, nunca a la gente. Es decir, estamos muy bien como plató y paisaje pero no como identidad cultural. Esta cuestión del premio es muy reveladora porque el asturiano como lengua literaria tiene una gran tradición. Tenemos poetas excelentes desde el s.XVII. Y es una pena que esto no se lea fuera de Asturias. Ni siquiera dentro de Asturias se lee mucho.

Y por esto, respecto a su propia trayectoria, ¿no teme llegar a menos gente?

No lo sé. Esto siempre lo dice un escritor asturiano que a mí me gusta mucho, que es Xuan Bello , que dice que el dialecto en el que escribía Safo , la poeta griega, lo hablaban diez mil personas o algo así en la isla de Lesbos. Poquísima gente. Y al final... Los caminos de la literatura son muy difíciles de prever. Para mí tiene más sentido escribir en asturiano, pero no es una cosa determinante.

Este poemario «Cuerpos perdidos en las morgues» se subtitula «una novela de detectives». Y allí hay crimen e investigaciones, también sobre la propia poesía. Escribe: «Una poética es un tigre muerto en la selva imaginaria. O, más exactamente, es el inspector de policía que guarda durante tres noches el cadáver del tigre. Nadie sabe muy bien qué hace este hombre, imperturbable junto a la bestia asesinada. Fuma varios cigarrillos, suda aunque nunca se quita el uniforme, bebé con alguien un chupito de color oro. En los mejores casos puede ser un chiste; en los peores un tratado deontológico”. ¿Qué quería ridiculizar o contestar aquí?

Al final, la poética es como un género literario en sí mismo habitualmente horrible. Los buenos poetas escriben malas poéticas habitualmente. Y los malos poetas, por supuesto, escriben malas poéticas. Es una crítica a la escritura habitual de poéticas que evita prescindir del carácter literario de la propia poética y, a la vez, de este factor de autovigiliancia que hay en muchos autores y que es una autovigilancia que nos hace peores, en muchos casos. Lo que representa el inspector, precisamente, es esta cuestión de vigilarse a uno mismo para ver qué escribes, corrigiéndolo y matando al tigre...

¿Habría que controlar la autoconciencia entonces?

Eso es una paradoja... Yo diría que no. En todo caso, hay que matar al inspector.

De su detective Fatal Destínez escribe: «No tiene una opinión formada acerca de la monstruosidad». ¿Y Xaime Martínez?

No, y, de hecho, es un tema apasionante la monstruosidad. Es una pregunta muy compleja. Podemos pensar en monstruos en la corte del s.XVIII de los Borbones , los que retrataba Goya , los bufones de la corte y tal que tenían este carácter monstruoso. Pero la monstruosidad entendida como lo hacemos ahora, con bultos y deformidades, es muy del s.XIX y depende de otra idea que es la idea de normalidad. Entonces, poniendo en cuestión un poco la idea de lo que es un monstruo lo que se está poniendo en cuestión es la idea de lo que no es un monstruo, de lo que somos nosotros. El yo y el otro. El no tener una opinión formada acerca de la monstruosidad creo que es interesante en el sentido de que estás poniendo en cuestión la manera en la que construimos la otredad. Pero, a la vez también, no tener una opinión formada quiere decir que no estás encontrando una solución o una divergencia respecto a esa monstruosidad o esa manera de entender la identidad tan tóxica que proviene de la época moderna. Este personaje Fatal Martínez (dice su apellido en lugar de Destínez, el del personaje) está en esa especie de limbo de pensamiento entre la modernidad y la nada. Y es un limbo de mierda, una situación horrible.

«Como la cuerda tensa, el mundo sólo podrá romperse o disparar», o sea un destino fatal.

Tiene relación con esa modernidad sin salida. Este poemario está escrito en un momento de crisis intelectual, emocional y demás en el que no veía como se podía construir un discurso moral, incluso si quieres epistemológico, de pensar la realidad, fuera de estas ideas de crimen, estas ideas de modernidad. Esta escrito en un periodo de crisis y no ofrezco solución. La única que se da son los dos últimos versos que dicen: «¡Tal vez si consiguiéramos vivir como ese niño juega sobre un árbol caído!». Es como decir nada. No hay una solución, tampoco sé cómo llegamos hasta aquí pero el poemario intenta reflejar este momento de crisis, de tensión en el arco.

Escribe: «¿Será bastante el pop para salvarme?». Compones y tocas en un grupo y, además, el poemario está lleno de referencias musicales. ¿Es el pop el gran difusor de poesía?

No estoy de acuerdo en ese discurso de puertas de accesos o facilidad, no creo que haya que facilitarle a nadie nada. Este discurso de Antena 3 de que esto lo tiene que entender hasta una señora de Mota del Cuervo . Es un discurso que yo tengo muy interiorizado y siempre tengo que estar alentándome contra ello porque me parece muy peligroso pensar que una señora de Mota del Cuervo va a entender menos un texto que un académico de la Universidad Autónoma que sea. No creo que haya una diferencia esencial entre un tipo de lector y otro. Creo que hay que aspirar a escribir para todo el mundo sin que ello signifique tomar a nadie por tonto. En este sentido, yo no creo que el pop sea una modalidad de acceder a la lírica sino que es una lírica tan capaz de alcanzar la máxima altura poética como pueda ser la poesía de Adam Zagajewski , por decir algo que está en el centro del canon culto. Todo viene de estos prejuicios contra el público y de la misma esencia del pop, que se hace muchas veces desde un despacho y orientado hacia un público supuestamente tonto. Hay que luchar contra estas concepciones, que afectan tanto al pop como a la poesía.

¿Cuáles son sus letristas favoritos?

Indudablemente, Leonard Cohen . Es una referencia brutal a todos los niveles. Me flipan todos sus discos y me parece un poeta increíble, de hecho me influye mucho como poeta, tiene poesías buenísimas. Es como aquello de «del rey abajo, ninguno»; pues para mí, «de Leonard Cohen abajo, ninguno». Dicho esto, que es un poco nazi y exagerado, hay letristas que me interesan muchísimo. Pienso en PJ Harvey , Nick Cave , Bill Callahan ... Me parece muy buen letrista Jeff Tweedy , el cantante de Wilco , que tiene publicado también un libro de poemas que es muy interesante. Bob Dylan , evidentemente, me parece un gran letrista. O Paul Simon , que es un letrista muy olvidado y me parece muy bueno.

Lo del Nobel a Dylan sin problema, ¿no?

Perfecto, es que no sé qué discusión hay. Creo que es una cosa clasista y estúpida, no creo que nadie que haya pensado rigurosamente la cuestión de qué es la lírica pueda dudar de que Bob Dylan es lírica. No Bob Dylan, Daddy Yankee también es lírica, cuidado. También está esa cosa muy heiddegariana de negar el ser a las cosas que nos parece que están mal hechas. Ojo, una cosa es que pueda estar mal hecha y otra es que no sea. No le daría el Nobel a Leiva , pero sí le considero que es poesía, igual que lo considero a Anne Carson o Antonio Machado . Para mí la prueba es: ¿puedes musicar una escultura? ¿Puedes bailar un cuadro? ¿Puedes recitar un edificio? No, no es posible. Se puede haciendo un salto metafórico. Si bailas una escultura vas a hacer una cosa que refiere... pero no estás bailando la escultura en sí. Pero musicar un poema sí se puede. Y puedes recitar una canción. Por lo cual, pienso yo, estamos ante un mismo objeto. Y si vas a la historia, el mismo origen de la concepción del amor romántico que luego va a ser fundamental en toda la historia de la poesía viene de los trovadores provenzalesl. Y son cantantes. Es tan evidente que no entiendo que argumentos hay. Entiendo que pueda haber debates estratégicos de si conviene dárselo a un poeta desconocido porque va a venir bien para que se lea, yo ahí no me meto. Pero si es una cuestión como ontológica, si vamos a hablar de sí es lírica o no, hay que ser serios.

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