Rodrigo Blanco Calderón - Haciendo amigos

María Luisa Bombal y el sermón feminista

«Ella no tiene la culpa de que la hayan convertido en el estandarte de la cruzada feminista de la temporada. Más allá de estos usos y abusos, lo verdaderamente importante es que gracias a Seix Barral vuelve a las librerías la obra narrativa de uno de los grandes escritores hispanoamericanos del siglo XX»

Rodrigo Blanco Calderón

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Todos somos hijos de 'Pedro Páramo', ya se sabe. La novedad es que 'Pedro Páramo' y hasta el propio Juan Rulfo han resultado ser hijos de María Luisa Bombal, la gran narradora chilena cuya obra narrativa completa acaba de ser reeditada por la editorial Seix Barral. «Juan Rulfo no existiría sin María Luisa Bombal» dice Nuria Amat. «Bombal es la madre de todos nosotros», dice Carlos Fuentes. «La adelantada de lo que se ha dado en llamar ‘realismo mágico’», dice García Márquez. Esto se lee nada más en la faja que sella el libro, como un certificado de nacimiento o una prueba de ADN. Muy latinoamericano todo, por cierto, con esa preocupación por los orígenes y ese pavor por la bastardía.

El problema con estas cosas es que más o menos lo mismo se dijo el año pasado cuando se reeditó 'Los recuerdos del porvenir', de Elena Garro, a quien también correspondería haber engendrado la vida sobre la tierra, la literatura y, cómo no, al pobre Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno.

Resulta cuando menos irónico que se recurra a un estereotipo tan anacrónico como el de la maternidad para promover a autoras que se consideran olvidadas o ninguneadas por el patriarcado, uno de cuyos rasgos más feroces ha sido precisamente reducir a la mujer a una función reproductiva. Por otro lado, es la primera vez desde la famosa sentencia salomónica que veo que esté en duda la maternidad de una criatura, llámese esta 'literatura latinoamericana', 'boom' o 'realismo mágico'. Lo que siempre ha sido dudoso, por irresponsable y machista, es la paternidad.

«Son los tiempos, señor», como dice Abundio en las primeras páginas de 'Pedro Páramo'.

La edición de Seix Barral es una contribución importante. Es un libro bien editado y que está acompañado de unas sutiles y hermosas ilustraciones de Paula Bonet. El problema, digamos, es el empaque con que se nos presenta. Si el lector supera esa trinchera ruidosa de la faja, después debe enfrentarse al naftalínico prólogo firmado por Lucía Guerra, una investigadora feminista, especializada en la obra de Bombal. Allí, lo primero que nos aclara Guerra es que, «pese al contenido feminista de su literatura, ella [Bombal] fue cautiva también de los conceptos patriarcales de su época y su creencia de que la mujer sólo había nacido para amar y ser amada truncó su carrera como escritora».

Tuve que leer varias veces esta frase para cerciorarme de que, en efecto, decía lo que decía. Bombal, la cautiva, es perdonada desde la perspectiva liberada de una académica que, literariamente, en buena parte existe como un satélite crítico de esa misma autora cuya carrera le parece incompleta solo porque su visión de la mujer no le sirve a la causa feminista. ¿Truncada por qué? ¿Por la brevedad del conjunto? ¿Es, entonces, Juan Rulfo un autor truncado?

El texto de contraportada tampoco es mucho mejor. Allí se lee: «Admirada por Borges, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, María Luisa Bombal es considerada la madre del realismo mágico y una reconocida influencia en Juan Rulfo. Y, sin embargo, como otras mujeres que formaron parte del boom latinoamericano, quedó invisibilizada por sus compañeros escritores». En un mismo párrafo se nos dice que Bombal fue reconocida por las figuras mayores del Boom y que a la vez fue invisibilizada por estos. Este disparate es una marca distintiva de este libro, donde la vida y la obra de Bombal desautorizan y dejan en evidencia el aparato crítico-editorial que quiere hacer de ella una víctima rentable para el feminismo contemporáneo.

«En un mismo párrafo se nos dice que Bombal fue reconocida por las figuras mayores del Boom y que a la vez fue invisibilizada por estos. Este disparate es una marca distintiva de este libro, donde la vida y la obra de Bombal desautorizan y dejan en evidencia el aparato crítico-editorial que quiere hacer de ella una víctima rentable para el feminismo contemporáneo»

Digo esto, pues el libro incluye no solo la elogiosa reseña que ya en 1938 escribió Borges para la revista Sur, a propósito de la publicación de La amortajada, donde vaticina que la obra de Bombal no será olvidada, sino, además, incorpora el testimonio de la autora sobre los años de convivencia con Pablo Neruda: «Partí a la Argentina en 1933 y me fui a vivir a la casa de Pablo Neruda, que estaba casado con Maruca. Él era cónsul de Chile. Pablo no iba a ninguna parte sin mí y su mujer, pero ella se aburría tanto, fíjate, que en las reuniones sociales pedía permiso y se recostaba. Pablo corría a taparla. Así que yo era la compañera de Pablo y así conocí todo el ambiente artístico».

En efecto, Bombal conocería a Borges, a García Lorca, Oliverio Girondo, Alfonso Reyes y un largo etcétera. Lo insólito es que este testimonio autobiográfico fue recopilado por Lucía Guerra. Forma parte del epílogo y contiene, ni más ni menos, que la refutación por anticipado que hace María Luisa Bombal de mucho de lo que se dirá de ella, tanto en el prólogo de Guerra como en la evocación de José Bianco, también incluida en el volumen.

Este pasaje, donde Bombal se refiere al feminismo, es esclarecedor: «No me importó para nada el feminismo, porque nunca me importó. Sí leía mucho a Virginia Woolf, pero porque sus conceptos los hacía novelas y no daba sermones. Nunca fui amiga de Victoria Ocampo, ella era mi editora y fue generosísima conmigo. No me quería, yo creo, porque yo era tan distinta…Ella era tan solemne, tan gran señora y yo estaba en otra onda, como dicen ahora. Además, no sentía que la mujer estaba subordinada, me parece que cada una ha estado en su sitio, nada más».

Creo que estas palabras deberían bastar para entender que María Luisa Bombal no tiene la culpa de que la hayan convertido en el estandarte de la cruzada feminista de la temporada. Más allá de estos usos y abusos, lo verdaderamente importante es que gracias a Seix Barral vuelve a las librerías la obra narrativa de uno de los grandes escritores hispanoamericanos del siglo XX. Obra que, al menos en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, allá por el año 1998, ya era conocida y apreciada en su justa, enorme, dimensión.

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