Jonathan Coe: «Gran Bretaña nunca ha estado más dividida que ahora»

El autor británico recorre las cicatrices del Brexit con la novela «El corazón de Inglaterra»

Jonathan Coe, fotografiado ayer en Barcelona Pep Dalmau

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«No, de verdad, ¿cómo superas esto?», interrumpe de pronto Jonathan Coe (Birmingham, 1961) mientras rescata el móvil de su bolsillo, lo desbloquea y muestra una foto de Boris Johnson, todo tweed y pantalones bombachos, exhibiendo con orgullo desencajado un par de faisanes recién abatidos. «¿Cómo escribes sobre alguien así?», insiste un autor que, cultivado en la sátira política y responsable de algunas de las páginas más demoledoras y divertidas sobre la Inglaterra de los ochenta y los noventa, se abalanza ahora sobre el Brexit con «El corazón de Inglaterra» (Anagrama). Así, con las manos una vez más en la masa y algunos de los protagonistas de «El club de los canallas» y «El círculo cerrado» tomando de nuevo la voz cantante, Coe rebobina hasta abril de 2010 para seguir el rastro de migajas y campañas tóxicas de un embrollo descomunal que los diputados de Westminster siguen intentando desencallar. Veamos, pues, cómo se supera esto.

Hace un año Hanif Kureishi dijo que si aún no había novelas sobre el Brexit era porque se trataba de un accidente aún en curso. Pues bien: aquí estamos ahora con «El corazón de Inglaterra», el Brexit hecho novela.

En realidad es un libro sobre las raíces del Brexit y no sobre hacia dónde va, básicamente porque nadie lo sabe. Quería entenderme a mí mismo y porqué los británicos votaron lo que votaron. El único gran problema fue cómo acabar: escogí septiembre de 2018, cuando Theresa May era primera ministra y se suponía que íbamos a salir de la Unión Europea en marzo de 2019… Eso nunca pasó, y por eso el último capítulo es más fantasioso e irreal.

¿Escribir sobre las raíces del Brexit es lo mismo que escribir sobre las personas que lo han hecho posible y, en fin, sobre todas las tensiones que lo han alimentado?

Le voy a poner un ejemplo: recuerdo que antes del referéndum un periodista francés me preguntó que por qué ya nadie hablaba de los disturbios de 2011. Sólo habían pasado cinco años, pero parecía una parte olvidada de la historia británica. Eso disparó algo en mi imaginación. No hemos sido un país que se haya sentido cómodo consigo mismo durante largo tiempo, así que fue muy importante volver ahí. Y si retrocedías aún más, llegabas a las elecciones de 2010, a la crisis financiera, a la guerra de Irak… Ahí estaban las semillas del descontento.

Leyendo esas páginas era imposible no pensar en los disturbios de los últimos días en Barcelona.

Es curioso, porque tiendo a minusvalorar el tipo de audiencia al que me dirijo. Cuando escribí «Menudo reparto» pensé sería exclusivamente para una audiencia británica, pero fue mi primer éxito internacional. Con este pasa lo mismo: creía que tenía un marco británico muy específico, pero se está convirtiendo en uno de mis libros más populares en Europa. Es sobre el Brexit, sí, pero parece que de algún modo todos atravesamos las mismas crisis. Lo único específico de la sociedad británica es que todos los conflictos se han canalizado en un único punto: dejar la Unión Europea. El problema vendrá cuando salgamos de la UE y la gente vea que no se ha solucionado ni uno solo de sus problemas. Tendrán que buscar otra cosa para enfadarse.

¿Qué ha aprendido de su compatriotas al escribir este libro?

Que la identidad nacional ya no existe. Sólo hay, cada vez más, identidades nacionales conflictivas y fragmentadas. Así que cualquier intento de reunir a un estado nación en torno a una idea de identidad nacional está condenada al fracaso. El sentimiento de pertenecer al propio país es muy fuerte, sí, pero también radicalmente diferente en cada persona.

«Cameron ha destrozado este país. Lo ha destrozado y se ha largado», dice uno de los protagonistas. ¿Comparte la opinión?

Claro. Al margen de lo que pienses de él como primer ministro, dividió al país. Creo que no era consciente de lo que hacía, porque a los británicos les traía sin cuidado la Unión Europea antes del referéndum, pero la pregunta que escucharon no fue si querían o no salir. Lo que escucharon realmente fue: «¿Eres feliz con tu vida?», «¿qué tipo de relación quieres tener con tu país?; «¿y tu país con el resto del mundo?». Cameron no apreció que empezaba a remover pasiones muy hondas.

¿Cómo se las apaña un autor de sátira política cuando la realidad le pone delante a personajes como Boris Johnson?

Creo que mis libros son cada vez menos satíricos y más realistas. De hecho, cada vez me siento menos cómodo con la etiqueta de satírico. La irrupción de personajes como Johnson o Donald Trump plantea un problema, porque están más allá de los límites del realismo. Es imposible satirizarlos. El trabajo de la sátira ya está hecho. Ian McEwan, por ejemplo, acaba de publicar «The Cockroach», un libro sobre Boris Johnson que es sobre todo una reinterpretación de «La metamorfosis» de Kafka, así que se ha alejado del realismo para poder escribir sobre el tema.

En la novela se aborda también la corrección política a partir de la suspensión de una profesora universitaria que hace un comentario ofensivo hacia una estudiante transgénero.

Siempre he pensado que la corrección política es una fuerza para el bien, para incrementar el respeto hacia diferentes identidades, pero lo que quería mostrar es lo fácil y rápido que las cosas se pueden desmadrar. No es tanto una cuestión de corrección política como de las prisas y el entusiasmo con el que se juzga y condena a la gente. Como dice un personaje en el libro, a la gente le gusta estar enfadada, porque es una emoción, sienten algo. La gente disfruta estando indignada porque le aporta emoción y excitación.

¿Con esta novela despedimos ya definitivamente a los personajes de «El club de los canallas»?

No me atrevo a hacer predicciones, pero sí que es verdad que estos personajes perviven en mi imaginación de un modo que no ocurre con ningún otro de mis personajes. Se resisten a morir, así que quién sabe

¿En una novela post-Brexit, quizá?

¿Habrá alguna vez un post-Brexit? No sé yo…

¿Qué cree que ocurrirá entonces?

Toda la oposición a los conservadores está tan desunida y se odia tanto que creo que habrá elecciones, que las ganará Boris Johnson y que habrá un Brexit con acuerdo en algún momento del año que viene. Pero, una vez más, cualquier cosa es posible. En cualquier caso, el referéndum ya marcó el final a una manera de entender Gran Bretaña y ahora habrá que inventar y acordar una nueva visión del país. Y no será fácil, porque Gran Bretaña nunca había estado más dividida que ahora.

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