LIBROS

«Un talento natural», en las entrañas del deporte rey

El británico Ross Raisin nos sumerge en el universo del fútbol, más allá de su brillo externo, a través de un singular personaje

El escritor británico Ross Raisin (West Yorkshire, 1979)
Carmen R. Santos

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El deporte da para mucho en el mundo de la ficción, bien sea literaria, teatral o cinematográfica. Con sus luchas, sus grandezas y miserias, sus triunfos y fracasos, sus momentos de sacrificio y sus horas de gloria, puede resultar una sugerente metáfora de la vida. Recordemos, por ejemplo, la excelente novela de Budd Schulber, «Más dura será la caída» -llevada al cine por Mark Robson-, o la impactante película «Toro salvaje», de Martin Scorsese, centradas en el ámbito del boxeo.

Quizá el del fútbol -ya saben ese, según célebre afirmación, «juego de caballeros practicado por villanos» -, cuenta con más ensayos que novelas, destacando, entre otros, «Dios es redondo», de Juan Villoro, « Fiebre en las gradas» , de Nick Hornby, «Salvajes y sentimentales», de Javier Marías, o «Sobre el deporte», de Pasolini, aunque la narrativa no le ha dado la espalda. Así, «Maldito United», de David Peace, «La vida que pensamos», de Eduardo Sacheri, «Falso nueve», de Philip Kerr , y, entre nosotros, «El delantero centro fue asesinado al atardecer», de Vázquez Montalbán , o, en el campo escénico, la notable pieza «Fair play» de Antonio Rojano.

Crisis vital

«Aprendí pronto que una pelota no llega nunca del lado que uno espera» señaló Albert Camus, guardameta en su juventud y gran aficionado al deporte rey. Precisamente eso, en el fútbol y en la vida, lo vive y padece rápidamente Tom, protagonista de «Un talento natural», la tercera novela del británico Ross Raisin (West Yorkshire, 1979), saludado en 2013 por la revista «Granta» como uno de los mejores escritores jóvenes. Y, en efecto, en esta obra confirma este pronóstico.

Tom ha diseñado su futuro con el anhelo de convertirse en un famoso y extraordinario futbolista, tras prepararse en un equipo juvenil. Sin embargo, quienes confiaban en él le retiran su apoyo, y se encuentra jugando en un modesto club de una ciudad perdida. «No tiene sentido que te agobies» le recomienda su padre cuando, para colmo, sufre una lesión. Pero Tom cae en una crisis y ha de replantearse todo , a la vez que descubre cuál es su auténtica opción sexual, que no parece casar con el patrón de masculinidad que domina en su profesión. Ross Raisin dibuja en Tom un sólido y singular personaje en una historia que nos sumerge en las entrañas del fútbol, en los entresijos de sus clubes, en las zozobras de sus jugadores.

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