Detalle del óleo «Contrastes simultáneos» (1913), de Sonia Delaunay
Detalle del óleo «Contrastes simultáneos» (1913), de Sonia Delaunay
ARTE

Sonia Delaunay y la irradiación del color

Primera exposición española de Sonia Delaunay en solitario. La artista de vanguardia se libera de la sombra de su esposo en el Museo Thyssen para mostrarse mucho más que pintora

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El Museo Thyssen presenta una excelente exposición de una de las grandes figuras femeninas de la vanguardia: Sonia Delaunay (1885-1979). El mismo museo ya dedicó, entre 2002 y 2003, una muestra a Sonia y a su marido y compañero en la trayectoria artística: Robert (1885-1941). Y es que, en cierto sentido, las figuras artísticas de ambos resultan indisociables: fueron forjando juntos una línea de trabajo original y de gran intensidad estética. El poeta Apollinaire, quien acuñó el término «orfismo» para caracterizar el trabajo de Robert, afirmó sobre ellos: «Al despertarse, los Delaunay hablan de pintura».

Sin duda, así fue. Pero, lógicamente, hasta cierto punto. Como en el caso de tantas otras artistas mujeres, la obra de Sonia ha sido entendida y valorada a la sombra de la de su marido.

Afortunadamente, las cosas han ido cambiando a lo largo de las tres últimas décadas, con importantes trabajos críticos y muestras que se han centrado específicamente en ella. Como es el caso de esta exposición, la primera personal de la artista en España. Todo un acierto, que se refuerza, además, por la calidad de las obras seleccionadas, el limpio montaje y su pertinente enfoque. Un enfoque que se articula a partir del carácter multidisciplinar de la obra de Sonia Delaunay.

Todo un acierto que se refuerza por la calidad de las obras, el limpio montaje y su pertinente enfoque

Nacida en Hradyzk, Ucrania, Sonia viajó en 1904 a Karlsruhe (Alemania), para iniciar sus estudios de pintura. En 1906 se traslada a París, donde en 1907 se produce su encuentro con Robert Delaunay a través del crítico y marchante de arte Wilhelm Uhde, con quien se casaría en 1908. Al parecer, se trató de un matrimonio de «conveniencia» para poder seguir residiendo en Francia. En 1910, se divorcia de Uhde y se casa con Robert. El trabajo artístico de ambos discurriría desde entonces en paralelo, y ya en 1912 Sonia realiza sus primeros tejidos de «contrastes simultáneos». Durante la I Guerra Mundial, los Delaunay viven en España y Portugal, algo que tendrá una importancia notable en el trabajo de ambos. Volvieron a Francia en 1921.

Mientras Robert fue primordialmente un gran pintor, en Sonia, el dibujo, la pintura, el «collage», la gráfica y el diseño en sus diversas manifestaciones forman parte de un mismo proceso. Ella lo subrayó en un texto publicado en 1978, «Iremos hasta el sol»: «No había ningún hiato entre mi pintura y mis trabajos digamos “decorativos”, […] ese “género menor” no había supuesto nunca una frustración artística, sino una expansión libre, una conquista de nuevos espacios; era otra aplicación de la misma búsqueda».

En plenitud

Eso, la voluntad de transgresión y síntesis de los géneros clásicos y de los diferentes soportes expresivos, una marca o signo de los planteamientos renovadores de la vanguardia, se vive con plenitud en la exposición. En las salas se reúnen más de 200 piezas. Además de dibujos, pinturas y collages encontramos libros y escenografías teatrales, diseños publicitarios, de interior y de moda, telas y vestidos.

Junto a la diversidad de géneros y soportes expresivos concebida como unidad, el otro eje de gravedad del trabajo de Sonia Delaunay, en este caso plenamente compartido con Robert, es la centralidad del color. En el texto antes mencionado, y aludiendo a su infancia en Ucrania, afirmaba tajante: «Me atrae el color puro».

En la búsqueda de la intensidad expresiva del color como núcleo artístico resultó decisiva la concepción del «simultaneismo», concepto acuñado por Robert a partir de los planteamientos del químico Michel-Eugène Chevreul en un tratado publicado en 1839. En él, a partir de un conjunto de experiencias sistemáticas y una argumentación basada en una composición aritmética de las luces, Chevreul establece lo que llama Ley del contraste simultáneo de los colores, que plantea que la diferencia entre estos, cuando se observan yuxtapuestos, se acentúa respecto a cuando se observan separadamente sobre un fondo neutro. Un efecto conocido antes por los artistas. Por ejemplo, Leonardo ya escribió sobre ello.

El ritmo de la ciudad

Tanto Robert como Sonia eligieron una articulación simultaneista del color como línea expresiva, e intentaron aplicarlo a la vibración rítmica de la modernidad, en la ciudad, en las máquinas y, en el caso de Sonia, en toda la gama de registros expresivos de las artes y el diseño. En ella, además, el punto de referencia más alto en la vibración del color es el disco solar. En «Iremos hasta el sol» habla de «la fuente solar» del simultaneismo, que caracteriza así: «La base de la pintura del futuro. El sol se levanta a medianoche». Esta es, en efecto, la luz que deslumbra en todo el conjunto de la obra de Sonia Delaunay: el sol, la luz solar, como fuente vibrante de los colores yuxtapuestos. Que podemos apreciar en los giros de los discos, de las hélices, de la pintura, de los vestidos. En el simultaneismo yuxtapuesto de los colores. En la irradiación rítmica del color.

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