ARTE

Miler Lagos: «El papel soporta ideas que se caen por su propio peso»

El colombiano será el artista invitado al espacio de ABC en ARCO y para llenarlo dará protagonismo a la base misma del periódico: las propias páginas y el papel en el que se imprime

Lagos, trabajando en Freeland, el taller madrileño en el que se ha instalado estos días José Ramón Ladra | Vídeo: David del Río

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Un árbol dominará este año el estand de ABC y ABC Cultural en ARCO . Un árbol de casi tres toneladas que lleva por título «El testigo silencioso» y que ha sido tallado en papel de periódico por Miler Lagos (Bogotá, 1973), un artista a quien ese material le sirve –en sus grandes piezas arbóreas, o en series como «Los anillos del tiempo»– para ilustrar nuestro papel en la naturaleza y referenciar cómo registramos nuestro paso por el mundo.

Empezó estudiando ingeniería antes de pasarse a Bellas Artes. ¿Qué le hizo cambiar?

En un principio, lo que pensaba hacer en mi vida era ser inventor. Crecí en una familia de ingenieros, mi padre lo es, y eso me acercó mucho a la mecánica. Entré a estudiar ingeniería mecánica e hice casi toda la carrera, pero me di cuenta de estaba más enfocada hacia un mantenimiento de la industria que hacia el desarrollo de tecnología y eso me trajo una gran depresión. Y decidí presentarme a Bellas Artes.

Una decisión drástica.

Fue un golpe muy fuerte para la familia, especialmente para mi padre. Para él eso era el fin. Pero luego encontró fascinación en mi trabajo, porque había mucha ingeniería detrás de los procesos. Y a los pocos años se volvió también parte de mi equipo de trabajo. Gracias a Dios, siempre he estado rodeado de personas con mucha devoción hacia ayudarme y a entender lo que hago. He conocido a otros artistas: Andrés Valles , Fredy Forero y otros que me han acompañado para hacer este proyecto para el ABC; pero, por otro lado, está mi familia: mi esposa, mis hijas, mis hermanos, todo el mundo termina involucrado en estos procesos que tienen mucha manualidad. Las piezas de formatos pequeños las controlamos fácilmente, pero en las de gran escala, con árboles de catorce toneladas, mi padre entra a hacer cálculos de resistencia y de estructura.

¿Fue esa mirada de ingeniero lo que le llevó a dedicarse a la escultura específicamente?

Esa idea de crear, de ingeniar cosas, creo que se desplazó a tratar de entender cómo funcionan. Y eso es lo que da como resultado ese tipo de soluciones visuales que, de alguna manera, responden preguntas y me hacen entender un poco la naturaleza en la que estamos inmersos.

¿De ahí también surge que se centre tanto en los materiales? Especialmente papel y madera.

He utilizado muchos otros materiales: hormigón, plástico, en ARCO también voy a exponer piezas hechas con papel de algodón y resina epoxi. Tengo esa intención de dejar hablar a los materiales dentro de los dispositivos que realizo.

«Los árboles son archivos naturales. Al papel no solo trasladan sus cualidades físicas, sino su esencia»

El resto de obras que va a presentar se basan en el papel de periódico. ¿Cuándo empezó a utilizarlo? ¿Qué le atrae de él?

Hay cosas que son intuitivas. Cuando hice Bellas Artes me enfoqué muchísimo en la escultura, pero también hice absolutamente todos los cursos de grabado y de gráfica. Un día, vi una publicación sobre las máquinas de guerra de Leonardo Da Vinci. La compañía que imprimió las imágenes pidió los archivos al Vaticano y les enviaron los escaneados de los documentos en el estado en el que se encuentran hoy en día, con fracturas, faltaban partes y tenían un color muy amarillento, opaco, envejecido. Pero, al verlos impresos en un libro nuevo, con un papel blanco inmaculado, ese contraste entre blanco y ocre me hizo pensar en más de 500 años, en como esa imagen se ha mantenido viva saltando de un papel a otro, a otro, a otro… Me pregunté cuántas hojas se habrían usado hasta ese instante para que me llegase a mí, en Bogotá, un libro con imágenes de Leonardo. Y pensé que si tuviera la posibilidad de recoger todas esas hojas y acumularlas en volumen sería una columna de unas dimensiones inmensas. Y en qué podría hacer con ese cubo, ese volumen. Así que me dediqué a copiar en «offset» varias de esas máquinas y cogí una pulidora para retirar las partes blancas y dejar el color ocre. En principio, me imaginaba que las escenas de Leonardo (abadías, fortificaciones) iban a parecer piedras con grietas, pero en el proceso de la talla ese papel se empezó a quemar por la fricción, generando un color café. Y olía un poco a madera. Era obvio que la esencia del árbol se mantiene en el papel. Inmediatamente se me abrió una cantidad de planos, porque ese árbol –allá en el bosque, o donde se encuentre– es también un testigo silencioso.

De ahí el título que lleva la pieza principal de ABC.

Sí. El árbol va registrando todo lo que acontece en su entorno. Además, dura varias generaciones y puede ver cambios sustanciales que nosotros, en todo nuestro ciclo de vida, no podemos presenciar. Empecé a pensar en ese árbol como un archivador natural, que luego fue transformado en materia prima para producir papel, cuya función en nuestra cultura fue la de consignar y sostener nuestro paso por la realidad, desde que nacemos hasta el día de nuestra muerte. Ese árbol no solo se trasladó a nuestro mundo por sus cualidades físicas, sino que también se transportó en esencia, en espíritu.

Si no tengo mal entendido, los árboles que crea no son árboles cualquiera, sino ceibas amazónicas.

Sí, las piezas grandes (como la que vamos a tener en el espacio de ABC en ARCO) tienen unas raíces muy prolongadas, como alerones. Eso es una forma típica de muchos árboles en la selva tropical, pero la ceiba es el que más lo desarrolla. Es un árbol que las tribus nativas no se atreven a cortar, sino que crean todo un misticismo en torno a él. Viajé al Amazonas para ver las raíces de estos árboles y fue como ver un ovni, o un extraterrestre, porque se salen del formato del resto de los árboles, son como unos muros enormes. Lo que mi equipo de trabajo y yo hemos tratado de formar con grandes acumulaciones de periódicos impresos es una evocación de las raíces de esa ceiba.

Uno de los «troncos» basados en xilografías de Utagawa Hiroshige José Ramón Ladra

¿Cómo decide qué hojas de los periódicos usa?

En la serie de « Los anillos del tiempo » (que son «collages» con superposición de la misma página) hay una elección, por un lado, estética (colores, forma, composición) y, por otro, de contenido de la información: alguna noticia del momento, algo que raye en lo absurdo. Porque siento que el papel soporta cosas que se caen por su propio peso, decisiones políticas o noticias que trascienden la fragilidad de una sola lámina de papel. El papel lo aguanta todo. El poder de la palabra es el poder de la imagen. Así que trato que esta serie tenga sentido de cierto contenido discursivo o un poder visual por el color y la línea.

¿Y para los árboles?

En los árboles, en cambio, no hay esa selección, sino que busco otras cualidades como el tamaño del periódico, la forma que tienen. Se forman grandes bloques que se acumulan, se vuelven casi rocas. Ahí el tema es otro. Mientras que con la serie de «Los anillos del tiempo» estás pensando en el transcurrir del tiempo, cuando ves uno de los troncos tallados piensas en la materia, en el volumen que ocupa. Si recogieras la publicación de un día y la acumularas aquí en este estudio (con seiscientas copias ya tienes aproximadamente un metro cúbico), ¿cuánto volumen van a ocupar trescientas mil copias, por ejemplo? Ahí ya no tienes una dimensión del papel, sino que –cuando lo ves tallado con forma de árbol y ves que es periódico– imaginas la multiplicación, ves que en un día se va un bosque entero.

¿Puede ponernos algún ejemplo de cómo ha escogido páginas para «Los anillos del tiempo» que va a exponer en ARCO?

En uno tenemos una coincidencia entre dos páginas al separar el periódico: una tiene un titular sobre el juicio por corrupción en el PSOE andaluz, con una foto de los acusados. Y en la otra página están los pasatiempos: sudoku, crucigrama blanco, ajedrez… Estoy seguro de que un aficionado a estos pasatiempos tiene estrategias para desarrollarlos, y en el juicio también hay una estrategia para enfrentarse a la situación. Así que esto es el destino, una casualidad. Son ese tipo de hallazgos los que le dan sentido a la composición. El resultado serán los anillos de la estrategia. No todas las páginas funcionan. En las que selecciono veo una calidad de color; a veces hay colores en una foto que, viéndola en términos de pintura, no funcionan, chocan. Así que busco armonías, y para otro de los círculos he usado una portada del ABC Cultural y la publicidad de la contraportada, que tenían tonos pastel. Para otro he usado la página de las cotizaciones bursátiles, que combina con otra página con una foto en la que están Robert de Niro y Martin Scorsese. El resultado es este círculo cromático armónico, con unos colores muy bellos y con la información de la bolsa formando los anillos externos.

«Tengo la intención de dejar hablar a los materiales dentro de los dispositivos que realizo»

Para otra de las obras va a tallar un tambor de papel sin imprimir. ¿Cómo ha surgido esa idea?

Estando de residencia en Londres hace años, pensé comprar todos los días «The Times» e ir haciendo un rollo cronológicamente continuo. Pero sólo tenía tres meses de residencia y ese rollo no hubiera avanzado más de unos diez centímetros. Años después, me invitaron a hacer un proyecto en Londres y pude reciclar media tonelada de ejemplares del «Times». Con un equipo de casi diez personas durante dos meses logramos hacer un rollo de unos setenta centímetros de diámetro. El resultado tenía los bordes muy disparejos, ya que lo hicimos manualmente, pegando los bordes con adhesivo en barra, hoja por hoja, en una cinta que tendría treinta kilómetros o más. Por la misma presión al enrollar el papel, se generaron unas arrugas. Y, cuando lo pulí, se veían como unos anillos de árbol. Así que por eso le pedí al ABC que me donasen un tambor de impresión para la tercera pieza que voy a exponer en ARCO, aunque va a estar en blanco, porque creo que no existía la posibilidad de volverlo a enrollar después de impreso. Pero la idea es dejar un archivo en blanco, con potencial para acoger todo tipo de información futura, tallado en torno.

También está creando unos troncos basados en xilografías japonesas. ¿Por qué esa elección de motivo?

Cuando hice el hallazgo de crear árboles, lo primero que hice fue buscar algún artista que hubiera sido un virtuoso de la xilografía y llegué a Alberto Durero, que en 1495 hizo la serie sobre el Apocalipsis según San Juan . Lo que hizo fue registrar el poder destructivo de la furia de Dios contra la humanidad: la ramera de Babilonia, la bajada de los cuatro jinetes del Apocalipsis… En ese momento entendí el poder de la imagen, lo que contaba en una simple hoja de papel. Cuando mostré los árboles que hice con esos grabados, me di cuenta de que había gente que chocaba con ese tipo de información. Luego hice la crucifixión de Cristo y chocó aún más con un sector grande de la sociedad. Así que busqué una serie de xilografías que tuvieran otro valor. Y encontré a Utagawa Hiroshige , un artista de la segunda mitad del siglo XIX que registró un viaje por el río Sumida y en cada paraje mostraba cómo era la vida social en relación al paisaje y al río. Llevo trabajando con esta serie ya varios años, sin repetir nunca imagen (hemos hecho ya mas del 50 por ciento) y en cada caso el resultado es un tronco diferente, con ramificaciones distintas.

¿Qué papel le otorga al espectador respecto a su obra, a que complete mentalmente su trabajo?

Al principio era muy ambicioso, quería dar una información concreta. Eso es algo de lo que los artistas a veces pecamos al comienzo, querer hacer unidireccional la posible interpretación. Pero, en este tipo de trabajos, creo que esa intención sobra, porque, al ser tan formal, tan evidente la referencia, la lectura ya va encaminada. Pero luego, con el conocimiento que tiene cada uno lo completa. Lo que tienen estos trabajos es que son muy seductores. Cuando la persona se aproxima y se fija en que es una acumulación de hojas sueltas, la idea de los galeristas y conservadores es que no las toquen, pero para mí sí es importante que lo hagan para que vean la naturaleza del objeto, está diseñado para que interactúe con las personas y haga que entren en ese proceso mental de sacar conclusiones y, sobre todo, de deconstruir, de echar en reverso el pensamiento. Estos trabajos responden a una idea: que nosotros no constatamos la realidad, sino que tenemos un primer aprendizaje a cada instante y el cerebro responde más rápido ante el estímulo, no nos da tiempo a verificar, no pensamos si una silla puede soportar nuestro peso o si es simplemente una ilusión óptica. Y aquí pasa lo contrario, el mismo objeto lleva a que la persona trate de verificarlo. Y, si lo hace, creo que habrá un gran cambio en su manera de ver las cosas.

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