LA URRACA

Un futuro pastoril: soñar con un mundo más lento no es volver al pasado

En 2020, «progreso» no puede significar lo mismo que en 1850

Dafnis y Cloe
Andrés Ibáñez

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Pienso que el gran precedente de la literatura ecológica está, en realidad, en un género literario olvidado. Se trata de la literatura pastoril , que surgió en España en el siglo XVI, comenzó con La Dian a de Jorge de Montemayor y fue continuado por Gil Polo, Lope, Cervantes y otros. Ninguno de los modelos de Montemayor (Teócrito, Virgilio, Sannazaro) bastan para explicar su inmensa originalidad. De la Arcadia de Sannazaro , por ejemplo, toma la idea clave de no situar la acción en la verdadera Edad de Oro, es decir, en la Arcadia del pasado, sino entre las ruinas de Arcadia. Es, por tanto, una post-Arcadia. Domingo Ynduráin veía en esta mezcla del mundo idílico con el mundo real contemporáneo un fallo poético de Montemayor: para mí es su mayor logro. Porque es cierto que los pastores de La Diana no son verdaderos pastores, sino hombres y mujeres cultos y sensibles cuyas aficiones son la conversación, la poesía y la música.

En muchos casos son cortesanos o soldados que han decidido regresar al campo en busca del amor o de una vida más tranquila y satisfactoria. A menudo (este dato puede ser interesante) se hacen pasar por personas de otro sexo, y visten con ropas que no son de su género. Los pastores de Montemayor y de Cervantes son, en definitiva, nosotros, que también somos personas de la ciudad que viven en un mundo post en ruinas, y que anhelan un regreso. Contra progreso, regreso. Contra revolución, devolución. Devolverle a la tierra lo que es suyo. Devolverle al ser humano su lugar. En 1850, «progreso» era cortar árboles, extraer carbón y construir ferrocarriles. En 2020, «progreso» no puede significar lo mismo. Soñar un mundo más lento, más pobre y más rural no es querer volver al pasado: ese mundo de pequeñas comunidades, con internet, cultivos ecológicos, paneles de energía solar, vehículos que no contaminan, ropa resistente ajena a las modas, pocas oficinas y tiempo para la conversación y la amistad , jamás ha existido. No es el pasado: es un futuro posible.

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