Pau Donés y Rufus Wainwright

Hoy he cogido el coche y he sintonizado, como todas las mañanas desde hace mucho tiempo, Radio 3, y el programa de Virginia Díaz 180 Grados. Suena en los altavoces Pau Donés , el líder de la banda Jarabe de Palo, que ha fallecido esta semana a los cincuenta y tres años. La canción que acababa de pinchar la locutora es el último de sus temas, «Eso que tú me das», con este estribillo de despedida: «Así que gracias por estar. Por tu amistad y tu compañía. Eres lo mejor que me ha dado la vida».

Fin de la letra y de la música. Acto seguido, arranca la voz del cantante canadiense Rufus Wainwright , que entona su «You Aint’ Big» en cuyo pentagrama resuenan los latidos de Alabama, de Carolina, del racismo en su extensión más clásica y contemporánea cuando la historia tropieza mil y una veces en la misma piedra. Cierra la escaleta del programa radiofónico Leon Bridges , el intérprete norteamericano de Texas que pasó de vender burritos a estrella del soul, y su «Sweeter». Se pregunta: «¿Por qué siento miedo en la noche con mi piel negra?».

Hoy no he sintonizado las noticias, tal vez hastiada de escuchar tanto politiqueo, hasta politicastro, y no necesito saber más ni escuchar otra cosa que esta banda sonora para estar al día. Hay quienes creen a pies juntillas que una foto vale más que mil palabras: depende, todo depende. No obstante, les aseguro que a estas alturas del guion pandémico y sus daños colaterales, la música amansa a las fieras internas.

Al menos, a las mías. Cuando parece que ya pasamos de pantalla -de fase, esa absurda nueva normalidad que se resume en anormalidad con todas las letras- en este macabro videojuego que protagonizamos en primera persona, me viene el tarareo casi inconsciente de aquella estrofa de Aute : «Lo blanco es blanco; lo negro es negro; no hay grises que valgan de por medio». Pues sí, mucho me temo que toca fundir a negro, o hacer mutis por el foro, y replegarse en las barricadas de la música.