CINCO MINUTOS DE GLORIA

Coronavirus, la película

Parece que las trompetas del apocalipsis suenan hoy, mañana y pasado, también

Una mujer cerca de la estación de tren de Shanghai REUTERS

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Desde hace unos años, tengo la inquietante sensación de que vivimos en un estado de cataclismo permanente . El Diluvio Universal, con el pobre Noé y su arca intentando salvar los muebles, se queda ya muy corto en la tipología del desastre y en la mitología de los héroes que llevan capa. Parece que cada nueva noticia que ronda por nuestras redes sociales y medios de comunicación anuncia el apocalipsis inmediato. Cuando no es un huracán de nombre masculino o femenino -equidad total en el empeño destructivo- se trata de una epidemia con visos de pandemia o de colapso fulminante de este mundo globalizado en el que si un chino tose en muy probable que se contagie un ciudadano de Wisconsin, o viceversa; en el que si una flecha de los índices de la bolsa señala hacia abajo, para allá que vamos todos sin freno ni marcha atrás: derechitos camino del infierno de la penuria, del hambre y la destrucción.

Voy a fechar el arranque de este angustioso estado de inestabilidad, de vivir al borde del precipicio, el día en que unos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas y estas se derritieron como una vela y se desplomaron como un castillo de arena: un 11 de septiembre de 2001. Y así, casi veinte años con el infarto a flor de piel, subsiste la humanidad entera. Desde ese instante detenido en el reloj que nos relataron en vivo y en directo, delante de nuestras narices, supimos que la realidad no es que se parezca a la ficción sino que la supera con creces . A partir de ese día y de esa hora, todo ha sido coser y cantar para que las trompetas del apocalipsis suenen hoy, mañana y pasado, también.

Ya no hay guionista tan perverso -¿o sí?- que pueda imaginar algo parecido a este coronavirus que empieza a cerrar escuelas y universidades en Italia, que clausura museos en París y eventos culturales en Hong Kong, Londres o Dubai. De verdad, si todo esto que vivimos es cierto y no una pesadilla, ya solo me queda por presenciar que Chucky, el muñeco diabólico , ataque de nuevo. Nos vemos en los cines para el próximo estreno.

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