LIBROS

«El asesinato de Lauro Olmo», los escritores también pueden ser criminales

Jorge Eduardo Benavides ha ganado con esta historia, que da nueva vida al «thriller», el XIX Premio Fernando Quiñones

El escritor peruano afincado en España, Jorge Eduardo Benavides
Juan Ángel Juristo

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Después de «El enigma del convento» , novela que fue galardonada con el Premio Torrente Ballester de Narrativa en 2014, donde el escritor peruano afincado en España desde 1991, Jorge Eduardo Benavides, incurrió en el género histórico dándole un giro inesperado, nos llega esta «El asesinato de Laura Olmo», ganadora de la XIX edición del Premio Fernando Quiñones de Novela y que, al igual que su novela anterior, incurre en el género del «thriller» otorgándole unas cualidades nuevas, lo que es de agradecer en gran medida teniendo en cuenta que la mayoría de los libros que se publican del género parecen navegar por vías previstas y estrechas.

Una de las características de las novelas de Jorge Eduardo Benavides es la gran cantidad de información que se desprenden de sus páginas: en «El enigma del convento», la época de Fernando VII, los avatares de la independencia de las colonias americanas e, incluso, la figura de Rafael de Riego estaban tratadas ateniéndose al más estricto sentido histórico. De tal manera que el lector se hacía una justa idea de aquellos años y de los motivos que llevaron a la independencia americana , aunque el trasfondo histórico sirva como excusa para una trama de «thriller».

Una novia marroquí

En este libro que nos ocupa el respeto al canon propio del género es obligado, tanto que aparece por ahí una rubia esbelta, pero como al sesgo. Desde luego, el detective tiene una novia que aparece con profusión en las páginas, pero sucede que la novia es marroquí, el detective es un peruano mezcla de vasco de Lequeitio y mujer de raza negra al que apodan Colorado, la asesinada es una agente literaria y hay personajes en la novela que aparecen al modo de cameos, como Jorge Edwards . Se habla de los escritores con una ironía poco disimulada y se ofrece una versión inédita del «boom » al introducir la figura del escritor ecuatoriano Marcelo Chiriboga, un escritor fundamental en el movimiento y autor de una novela legendaria que nadie ha leído.

La novela es apasionante porque la trama es inusual. a la vez, es irónica, jocosa y sutil

Ni que decir tiene que Chiriboga es invención del autor , pero revela el tono jocoso, irónico, sutil, de esta historia que ha conseguido que vuelva, aunque sea sólo en las horas transcurridas en que leí la novela, a interesarme por un género manoseado hoy de forma extrema en la industria editorial.

La novela es apasionante porque la trama es inusual, pero ésta posee otras cualidades, aparte de las estrictas del género. Pocas veces en la narrativa de hoy se ha retratado un barrio con la falta de prejuicios, es decir, con la inteligencia que despliega Benavides cuando describe Lavapiés. Lejos de caer en los tópicos habituales de la multiculturalidad arcádica , el autor nos introduce en una sociedad nada distinta, salvo en los rasgos superfluos de la vestimenta y los olores de origen exótico, a lo que era el barrio cuando por allí se movía otro escritor de referencia, Arturo Barea.

La condición humana, la de los humildes, se nos presenta idéntica en la lucha por la vida. Y Benavides retrata esa lucha con lucidez y apasionada distancia. Una novela lograda.

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