LIBROS

Ángeles Caso: «El amor es un misterio y un milagro. Sobre todo cuando perdura»

La autora asturiana nos sumerge en cómo vivieron el sentimiento amoroso quince grandes escritoras de distintas épocas, a través de la correspondencia con sus parejas

Ángeles Caso fotografiada poco antes de la entrevista Maya Balanya
Carmen R. Santos

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Confiesa Ángeles Caso (Gijón, 1959) que hasta ahora el balance de su experiencia amorosa es positivo: «He vivido mucho, bueno y malo, pero creo que sumando todo he tenido mucha suerte. Y sigo creyendo en el amor, es una de las cosas que más se merecen dedicarle tiempo y esfuerzo». Bueno y malo han probado también esas quince escritoras de diferentes épocas y países, desde el siglo XII -la primera es la abadesa Eloísa-, hasta el XX , cuya correspondencia amorosa recoge la autora asturiana en «Quiero escribirte esta noche una carta de amor», título tomado de una misiva de Katherine Mansfield a su primero amante, después marido y finalmente editor y albacea John Middleton Murry.

¿Qué le impulsó a componer este libro?

Llevaba tiempo dando vueltas en torno a la idea de hacer algo con correspondencias. Es un género poco transitado en España -en mi libro hay dos españolas, Emilia Pardo Bazán y María Zambrano, y la cubano-española Gertrudis Gómez de Avellaneda-, pero que a mí me fascina. Pensando, de pronto me dije «ya lo tengo» en la unión de cartas y mujeres. Me encajaban las piezas y me puse a ello durante unos nueve meses, aunque está todo el trabajo previo como lectora de estas escritoras, y no solo de sus cartas.

¿Con qué criterio llevó a cabo la selección?

Básicamente, por un lado, que fueran escritoras destacadas, y, por otro, que a mí me resultaran admirables. Y que su correspondencia fuera accesible, pues no he investigado en archivos. Estas correspondencias, de las que, naturalmente, he tomado las cartas más representativas de sus sentimientos y su estilo, están publicadas, aunque en bastantes casos es la primera vez que se pueden leer en nuestro idioma. Asimismo, que me dieran juego, que hubieran protagonizado vidas interesantes que resumo, a modo de «mininovelas», antes de las cartas.

¿Desde el principio decidió el orden cronológico?

Sí, lo tenía muy claro. Le comenté a mi editora que no lo concebía de otra manera. Por mi formación como historiadora ese orden me parece fundamental. Y me permitía uno de mis objetivos: ver cómo se construía el amor a lo largo de los siglos, cómo varía en función de las épocas y las diferencias culturales.

«El enamoramiento es muy irracional. Vemos a mujeres valiosas junto a hombres tontos o impresentables»

¿Cómo es esa evolución?

Hay aspectos llamativos, por ejemplo que las mujeres medievales viven el amor de una forma más cruda, más natural, y luego se va erigiendo una imagen más predeterminada. Las del XVII son más comedidas y a finales del XVIII y en el XIX se produce una gran eclosión de la pasión absoluta, del romanticismo. Las mujeres se entregan totalmente y son capaces incluso de llegar a la extinción por el amor. A finales de la centuria decimonónica y en el XX entran en liza en ocasiones elementos de un cierto cinismo y hay mucha libertad. No obstante, invito a que cada lector saque sus propias conclusiones.

¿Aman las mujeres de manera diferente a los hombres?

Existen diferencias, pero pienso que son más culturales que biológicas, y cada vez hay menos. Aunque creo que se comprueba a lo largo de los siglos que las mujeres han sido más valientes, más arriesgadas, se entregan más. Los hombres son más contenidos, controlan más el sentimiento.

«En las cartas de Emilia Pardo Bazán a Galdós hay ternura, sentido del humor y una magnífica complicidad intelectual entre los dos»

Su libro comienza con una batería de interrogantes, sin respuestas, sobre qué es el amor...

Es una introducción muy confesional y sincera. No podría definir el amor más allá de que es un milagro, y todavía más cuando es un milagro que perdura, algo tan complicado como valiosísimo. He leído numerosas teorías sobre el amor, de científicos, de pensadores..., pero considero que son insuficientes para explicarlo.

¿Destacaría alguna de las correspondencias?

Desde un punto de vista sobre todo literario subrayaría la de Katherine Mansfield, una escritora inmensa. Es estupenda la de Emilia Pardo Bazán con Galdós. En sus cartas hay ternura, sentido del humor y una magnífica complicidad intelectual entre los dos. Da la impresión de que no le seguía el ritmo, debía de pensar «esta mujer puede conmigo». Pero fue una de las relaciones más sanas. Galdós la respetaba mucho como ser humano y como escritora.

Bien distinta es la historia de la madre de Mary Shelley, Mary Wollstonecraft. Una feminista de pro enredada en relaciones tóxicas...

Se metió en una relación tremenda. Es el misterio del amor, que no es racional. Vemos a mujeres valiosas enamoradas de tontos o de impresentables y a hombres poderosos o muy inteligentes con muñequitas de porcelana.

Conmovedor y poco conocido es el caso de María Zambrano...

Es muy triste y duro. Tener un hijo a los 19 años con una pareja que la culpabiliza del embarazo, que el bebé fallezca. Le dejó una herida enorme, tan dolorosa que luego no volvió a referirse a ese episodio de su vida. Las cartas dan testimonio, es estremecedora la que escribe a su hijo muerto, pero en la biografía oficial de la pensadora se pasa de puntillas.

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