La soprano Jessica Rivera durante el ensayo de «Doctor Atomic» en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla
La soprano Jessica Rivera durante el ensayo de «Doctor Atomic» en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla - reuters / marcelo del pozo
música

John Adams y la ópera «atómica»

El Teatro de la Maestranza propone «Doctor Atomic», tercera ópera del norteamericano John Adams sobre el padre de la bomba atómica, Robert Oppenheimer

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Parece más el título de un cómic que de una ópera, pero no. Doctor Atomic es la tercera contribución de John Adams al género lírico y su estreno tuvo lugar en octubre de 2005 en la Ópera de San Francisco. Adams es un compositor que se adscribe a la corriente del minimalismo, aunque no es un minimalista puro a lo Steve Reich, sino un músico ecléctico que mezcla las técnicas repetitivas con los rescoldos de la tradición sinfónica occidental del siglo XIX y con elementos neoclásicos, combinando con habilidad y astucia consonancias y disonancias.

La ópera se centra en las dudas que asaltan a Oppenheimer

La ópera contemporánea norteamericana acostumbra trabajar sobre temas poco convencionales (véase The Perfect American de Glass, sobre la vida de Walt Disney, que se vio la pasada temporada en el Real), pero en este apartado Adams supera a todos sus colegas.

Piensen en alguien que escriba una ópera sobre la visita de un presidente de Estados Unidos a otro país. ¿Se imaginan a un músico español componiendo una ópera que tuviera como protagonista a Felipe González o Aznar? Esto es lo que hizo Adams en su primera ópera, Nixon en China (1987). La obra –realizada en colaboración con el director de teatro Peter Sellars y la libretista Alice Goodman– se inspira en un hecho ocurrido en 1972 que supuso el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y la China comunista de Mao.

La segunda incursión de Adams en el género lírico, La muerte de Klinghoffer (1991), resulta no menos singular y controvertida. El argumento se basa de nuevo en un suceso de crónica ligado a la actualidad: el asesinato, en 1985, de un turista norteamericano durante el secuestro del trasatlántico Achille Lauro por parte de un comando terrorista palestino.

Reflexión apocalíptica

Más alejado en el tiempo (aunque no mucho), Doctor Atomic traslada al espectador al verano de 1945 y, más concretamente, al laboratorio de Los Álamos donde un equipo de militares y científicos está construyendo la primera bomba atómica. Por el escenario desfilan personajes auténticos de aquel contexto como el general Leslie Groves, el meteorólogo John Hubbard, el físico Edward Teller y sobre todo Robert Oppenheimer, el «padre» de la bomba atómica. La historia tiene lugar durante los ensayos previos al lanzamiento de la bomba y se centra en las dudas que asaltan a Oppenheimer, cuyo conflicto interior es ulteriormente analizado a través de la relación con su mujer Kitty.

El argumento escogido en «Nixon en China» generó mucho debate

Doctor Atomic es una suerte de reflexión sobre el apocalipsis. Peter Sellars, autor del libreto, lo definió «un Ocaso de los dioses para nuestra generación». Precisamente en el libreto de Sellars se han centrado las principales críticas, subrayando su escasa eficacia dramática y su ampulosa pretenciosidad (hay citas del Bhagavad Gita, una canción de los indios Tewa, sonetos sacros de Donne, poemas de Baudelaire...). El estatismo de la acción, unido al «wagnerismo» de la música de Adams, sustenta un espectáculo de corte quizá más sinfónico que operístico.

Nixon en China tuvo en su día una enorme repercusión por el debate que generó la novedad del tratamiento musical y del argumento escogido. Sin embargo, su presencia en las programaciones líricas ha sido ínfima. Lo mismo puede decirse de La muerte de Klinghoffer. En ese sentido, Doctor Atomic ha demostrado una mayor vitalidad. Después de San Francisco, la ópera se ha representado en Ámsterdam en 2007. En 2008, ha sido programada en el Metropolitan de Nueva York y luego ha vuelto a cruzar el Atlántico para recalar por partita doble en suelo alemán: en Saarbrücken (2010) y Karlsruhe (2014).

En esta última ocasión la puesta en escena estaba firmada por Yuval Sharon: la misma que ahora puede verse en el Teatro de la Maestranza, en lo que constituye el estreno español de Doctor Atomic.

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