Nueva respuesta de Perez-Reverte al almirante que retiró el cuadro del Glorioso: «Complica su naufragio»

Juan Rodríguez Garat le había acusado de tener «una pataleta» en una carta abierta al escritor y amigo del pintor Augusto Ferrer-Dalmau

El Rey y las autoridades de la Armada acompañaron al pintor Augusto Ferrer-Dalmau y a Arturo Pérez-Reverte el día de la presentación del cuadro en el Museo Naval de Madrid ABC

ABC

Arrecia la polémica sobre la retirada del Museo Naval de Madrid del cuadro «El último combate del Glorioso», pintura de Augusto Ferrer-Dalmau realizada por encargo del por el propio museo y que fue entregado en diciembre de 2014. Después del rifirrafe entre el director del Instituto de Historia y Cultura Naval, almirante Juan Rodríguez Garat, y el escritor Arturo Pérez-Reverte , que asesoró al pintor para que el cuadro contase con todo rigor histórico y naval, incluso el diario británico «The Times» se ha hecho eco de la polémica.

El almirante Garat había escrito una carta abierta en la que acusaba de pataleta al escritor y autor de «Cabo Trafalgar»: en ella le recordaba su intención al reorganizar el museo de no mostrar tantas derrotas y no alimentar con «tal saturación de derrotas honrosas el síndrome que patentaron Les Luthiers con su “luchamos como nunca y perdimos como siempre”». Habla de «su obligación institucional de contar la historia de la Armada de forma equilibrada» .

Descalificaciones personales

Para sustentar su razonamiento, Garat afirma que de las tres guerras sostenidas por España y Gran Bretaña en la segunda mitad del XVIII, sólo se perdió una. Sin embargo, «el Museo Naval solo posee cuadros que inmortalizan derrotas honrosas : las capturas de los navíos “Princesa” y “Glorioso” y la pérdida del Castillo del Morro de la Habana».

El tono personal del almirante Garat, al pedirle a Pérez-Reverte que se calme, ha provocado la nueva polémica: «Cálmese, pues, Pérez-Reverte, que no está en edad de pataletas. Duele ver que uno no es todopoderoso, pero es parte del proceso que lleva a la madurez.». Un tono que no ha debido caer bien.

La respuesta del escritor no se hizo esperar esta noche. En su cuenta de Twitter publicó «La pataleta del Almirante Garat» en la que confiesa que tiene 69 años «y un currículum que incluye cierta experiencia con marinos y militares y sé reconocer la pataleta del orgullo herido de un almirante en cuanto lo veo o lo leo ».

Afirma que «acostumbrado a mandar y ser obedecido, no le gusta que civiles ajenos a su jerarquía cuestionen sus decisiones». Pasa a narrar que en la remodelación del Naval -que el almirante afirma que aún no ha podido ver- G arat decidió «bajo su exclusiva responsabilidad (que estos días le pasa dolorosa factura) retirar de las salas» el cuadro de Ferrer-Dalmau.

Recuerda el autor de «La línea de fuego» que fue presentado al museo con presencia del Rey Felipe VI y que «la decisión de retirarlo la tomó Garat sin dar aviso previo al pintor Ferrer-Dalmau , que se encontró con el hecho consumado, enterándose de él por la prensa», en referencia a la crónica de ABC en la que se contaba la remodelación del Museo Naval .

«El argumento esgrimido por Garat fue que el cuadro mostraba "al Glorioso arriando bandera" (lo cual es falso -recuerda el escritor-) y que " a su comandante no le habría gustado verse recordado así " (lo que ya es ridículo )».

«Para mayor gravedad, la intención confesa del almirante era enviar el cuadro a un despacho del ministerio de Defensa y solo el escándalo suscitado por la noticia lo hizo después rectificar», señala Pérez-Reverte . Garat ha señalado después que el lienzo pasará a engrosar las colecciones del Museo Naval de San Fernando (Cádiz).

A partir de ese punto, la carta sube el tono, respondiendo al tono personal empleado por Garat en su misiva , que ha estado rodando durante los últimos días por grupos y redes. «Para complicar más su propio naufragio, el almirante difundió entre personal del Museo Naval un supuesto mensaje telefónico del pintor Ferrer-Dalmau en el que este mostraría su compresión y apoyo por el desaguisado , mensaje que el propio pintor ha desmentido ante instancias de la Armada situadas muy por encima del almirante Garat (y lo ha hecho en conversaciones de las que yo mismo, como amigo del pintor desde hace años, he sido testigo)».

«Defenderé al Museo Naval»

Hace mención el escritor a la publicación en «The Times» de la noticia, a la respuesta primera de Garat y al artículo «Los ingleses lo respetaron más» publicado hace unos días en XL Semanal . «Escocido de la quilla a la perilla», dice gráficamente Pérez-Reverte, «el almirante ha hecho pública una segunda carta en la que pretende atribuirme la responsabilidad del asunto, señalándolo como una "pataleta" personal, con tanto énfasis y hasta tal punto, que cualquiera diría que la ofensa de retirar el cuadro sin dar aviso a Ferrer-Dalmau me la hubiera hecho Garat a mí y no al pintor. A quien, como amigo personal y también como admirador y colaborador que soy y he sido del espléndido Museo Naval desde casi veinte años (mucho antes de que Garat se ocupase de él) defenderé siempre frente a la mediocridad, la estupidez y la contumacia de cualquiera, vista uniforme o ropa civil» .

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