«El pensador (George Bernard Shaw», París, abril de 1906
«El pensador (George Bernard Shaw», París, abril de 1906 - © George Eastman House, International Museum of Photography and Film

Alvin Langdon Coburn, el primer fotógrafo abstracto

La Fundación Mapfre exhibe, hasta el 8 de febrero de 2015, una completa retrospectiva de este pionero de la vanguardia

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Perteneció a una generación mítica y genial de pioneros de la fotografía de vanguardia, en la que tenía como colegas a Steichen, Stieglitz y Strand. Una triple «S» de lujo. Y formó parte del grupo Photo-Secession. Alvin Langdon Coburn (Boston, 1882-Gales, 1966) no fue tan conocido como ellos, pero hoy es un fotógrafo de culto y está considerado uno de los mejores del siglo XX. Basta con darse un paseo por la gran retrospectiva de su trabajo que hoy abre sus puertas en la Fundación Mapfre de Madrid (Bárbara de Braganza, 13) para comprobarlo.

Entre las 180 fotografías de este norteamericano afincado en Gran Bretaña que cuelgan en sus salas (la mayoría vintages) deslumbran sus paisajes, siempre brumosos -muy whistlerianos- de ciudades como Londres, Nueva York, Venecia...

Nunca fueron retratadas con tal halo de misterio y tanta belleza. Tampoco, con tanta originalidad: sus perspectivas novedosas, sus puntos de vista inéditos en la época, sus experimentos radicales... le acercan al cubismo y el futurismo. Formó parte del movimiento vorticista británico y diseñó, junto a su amigo Ezra Pound, el vortoscopio, un complejo artilugio que distorsionaba la imagen a la manera de Picasso.

Entre sus archiconocidas fotografías presentes en la muestra, «El pulpo», una imagen casi abstracta tomada desde lo alto de un rascacielos de Nueva York. Vemos los senderos sin nieve del Madison Square Park, que semejan los tentáculos de un pulpo. Explica la comisaria de la muestra, Pamela Glasson Roberts, que este fotógrafo se adelanta en más de una década a las rompedoras vistas aéreas que dieron fama a la Nueva Objetividad en los años 20. Tenía Coburn mucho oficio a sus espaldas y eso se nota en cada disparo, en cada encuadre.

Un perfeccionista

En su octavo cumpleaños recibió como regalo una cámara de fotos (una Kodak de 4 x 5) y desde entonces quedó perdidamente enamorado de esta profesión. Aunque en una época se apartó de ella, nunca la abandonaría del todo. Coburn dominó con gran maestría las técnicas fotográficas. «Era un perfeccionista, un artesano nato y un intelectual singular -explica la comisaria-. Pictorialista, simbolista y siempre innovador, fue el primer fotógrafo modernista y abstracto, llevando la fotografía por nuevos y estimulantes derroteros».

Los fondos expuestos proceden, en su mayoría, de los dos centros que atesoran su legado: la George Eastman House de Rochester (Nueva York), a la que Coburn donó 20.000 copias y negativos, cámaras, cartas, manuscritos..., y el National Media Museum de Bradford (Gran Bretaña), al que legó un millar de objetos. No falta en la exposición su faceta más célebre, la de genial retratista. Fue George Bernard Shaw quien le introdujo en este género. Y precisamente de él vemos un espléndido retrato como «El pensador». Retrató a lo más granado del arte, la música, la literatura y la intelectualidad de su época: Matisse, Mark Twain, H. G. Wells, Stravinsky, Rodin, Ezra Pound, Gertrude Stein o Henry James, a quien ilustró sus novelas.

Capturó con su cámara una imagen tan bella como insólita: las cataratas de Niágara congeladas en su parte americana. Tan espirituales, místicas y casi religiosas, como él mismo, resultan sus instantáneas del parque de Yosemite y el Gran Cañón del Colorado. Alvin Langdon Coburn supo aunar, en su vida y en su trabajo, lo intelectual y estético con lo místico y espiritual.

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