Tricentenario de Carlos III, el Rey de la Ilustración

Nacido el 20 de enero de 1716, las conmemoraciones de un Monarca reformista y moderado tendrán lugar a finales de 2016

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hoy se cumplen trescientos años del nacimiento de un Rey moderado y reformista que, en la era de las monarquías absolutas, supo emprender un camino de progreso que Julián Marías llamó «La España posible». Carlos III es epítome de los valores de la Ilustración en nuestro país, un Rey del antiguo régimen que puso en marcha a toda la sociedad en un siglo de grandes cambios y avances científicos. La conmemoración de este centenario que se celebrará sobre todo en el último tercio de 2016, no es hagiográfica pero recuerda los valores del «rey arqueólogo» que inició y protegió las excavaciones de Pompeya, del «mejor alcalde» que fue tan querido en Nápoles como en Madrid, y que tiene algunos mensajes contemporáneos relevantes.

Carmen Iglesias
Carmen Iglesias - ABC

Entramos en la Real Academia de la Historia para conversar con su directora, Carmen Iglesias, especialista en el XVIII y futura comisaria de la gran exposición que se prepara para finales de año. En su despacho, un retrato de Campomanes, copia de Bayeu de un original de Mengs, es tan solo una de las referencias palpables de la época de Carlos III. Para Carmen Iglesias fue un «Rey reformista moderado y un Monarca ejemplar, consciente de que el gobernante debe serlo». Comentamos que, no casualmente, el retrato de Carlos III preside hoy el despacho de Felipe VI, signo elocuente. «Es importante ese mensaje en un momento como el actual en el que la ejemplaridad no abunda en la clase política», advierte Iglesias.

Los consensos en la visión del pasado no son frecuentes en España y la historiografía del siglo XX sufrió la misma bipolaridad con respecto al XVIII. «La derecha historiográfica, por lo demás muy importante, representada por Menéndez Pelayo, consideraba que el siglo XVIII era un desastre extranjerizante. Y el materialismo histórico, la izquierda de la época, decía que no había habido verdadera ilustración y que no se había hecho la revolución», comenta la académica. Felizmente está superado ahora, añade: «La ilustración española tuvo énfasis propios pero participa de lo que François López llamaba el convoy semántico de las Luces: razón, ciencia, felicidad, sentimiento. Porque la Ilustración no fue un monstruo de la razón. Representa unos valores occidentales que vienen de muy larga data y se consolidan, fructifican y se socializan en amplios sectores de la sociedad en el XVIII».

Reformas en todos los ámbitos

¿Cómo fue posible? Carlos III puso toda la sociedad en marcha, imprimió cambios en todos los ámbitos. «Lo importante es que no solo los intelectuales participan -el Padre Feijóo decía cosas más avanzadas que muchos coetáneos- sino que los gobernantes también cambian, proceden ahora del derecho o la medicina, consolidan una corriente que venía de los novatores del último tercio del XVII, gente que quería para España lo que ya sucedía en Europa», afirma Iglesias.

Ministros de primera fila: Campomanes, Aranda, Floridablanca... «Y una de las más ambiciosas reformas educativas de nuestra historia, desde la base hasta la universidad. La importancia que Jovellanos expresa en su elogio de Carlos III: “Por fin resplandeció la verdad”, España se ponía al día».

«Cuando viene de Nápoles, Carlos III entra en España por Barcelona. El XVIII fue para Cataluña un siglo de progreso»

Carlos III había ido a reinar a Italia con 15 años. Cuando llega a España, a la muerte de Fernando VI, interioriza que la Monarquía que hereda es una unidad. «Cuando viene de Nápoles entra por Barcelona». El siglo XVIII fue para Cataluña un siglo de progreso. «Quedan abolidas las fronteras interiores. Crea un mercado interior en el que Cataluña y País Vasco inician su liderazgo industrial». El cambio se traduce «en una España que con la red de carreteras y la llegada del ferrocarril, permite desarrollarse el mercado interior del que dependían esas zonas para su progreso». La reforma de los Arsenales y el apoyo al comercio con América tampoco fueron abandonados.

«Han sustituido el conocimiento histórico por tópicos ideológicos»

Otro mensaje para nuestra época: «Se pueden hacer las cosas, la empatía y la razón son valores de la Ilustración. Y desde luego podemos disentir pero no hay que aniquilar, sino dialogar y persuadir. La razón ayuda a lograrlo. Por eso sobrevivimos. El peligro está en la falla que tenemos en el sistema educativo actual, porque las simplificaciones llevan al totalitarismo que hemos conocido en el siglo XX. Ahora hay generaciones que han sustituido el conocimiento histórico por tópicos ideológicos», remacha.

Ver los comentarios