La SGAE culpa a las editoras internacionales del fracaso de la mesa de diálogo

El último comunicado reitera en varias ocasiones que si la idea fracasa es por ellos

La escalera monumental del Palacio de Longoria, sede de la SGAE Ignacio Gil

ABC

La SGAE hizo ayer público un comunicado en el que ya anuncia quién es el culpable de que no haya salido adelante la última iniciativa de la presidenta: «El rechazo de las editoriales multinacionales discográficas a sentarse en la mesa de diálogo convocada por Pilar Jurado». Lo que no analiza el comunicado es si en ese rechazo hay algunas razones.

«La SGAE lamenta el rechazo de las editoriales multinacionales discográficas a la propuesta de mesa de diálogo urgente propuesta por Pilar Jurado el pasado martes, 25 de junio, tal y como lo han hecho saber a la entidad». Así como «Atresmedia mostró su total disponibilidad a colaborar en el desbloqueo de la entidad, las editoriales multinacionales discográficas han declinado la oferta para superar las diferencias que enfrentan a ambos actores clave en el óptimo desarrollo de la entidad. El Ministerio de Cultura instó ayer a la sociedad a llegar a un acuerdo interno, aunque renunció a participar en la mesa de diálogo».

El martes pasado Pilar Jurado invitó por carta a esa mesa de diálogo a Juan Ignacio Alonso, en representación de Sony/ATV y Santiago Menéndez Pidal, en representación de Warner Chapel, ambos miembros de la Organización Profesional de Editores de Música (OPEM); y a Nuria Rodríguez, como representante de Atresmedia. Portavoces de diferentes editoras multinacionales declararon a ABC que no pueden «compartir esa mesa para cuya convocatoria no se nos había informado con una persona como Nuria Rodríguez, imputada en el caso de la Rueda». Las multinacionales insisten en que todo lo que tiene que hacer la presidenta es cumplir la Ley como le ha marcado el Ministerio y Cisac.

Asímismo, Jurado solicitó la participación de la Directora General de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, Adriana Moscoso, dada la labor de tutela sobre la SGAE que ejerce el Ministerio. El ministro José Guirao indicó ayer que no le parece mal la iniciativa pero que declinabga la participación porque el ministerio no puede ser «arte y parte». Además, se da la circunstancia que cuando Moscoso fue nombrada directora general estaba en excedencia de su trabajo en la SGAE, motivo por el cual la propia entidad rechazó su participación en cualquier iniciativa que tuviera que ver con la crisis de la institución . Moscoso se inhibió públicamente sobre cualquier responsabilida en el caso.

La presidenta de la SGAE esperaba que el diálogo desbloqueara la aprobación de los estatutos, «que cuentan con el apoyo de la mayoría de los autores», aunque no con los dos tercios que manda la normativa. El comunicado insiste, por si la lectura de los primeros párrafos no lo hubiera dejado claro, que «desafortunadamente, las editoriales multinacionales discográficas [hay muchas multinacionales que no tienen discográfica pero la presidenta intenta con este término sojuzgar a todas como usuarios] han venido intentando presionar a la entidad de múltiples maneras desde tiempo atrás con el propósito de que toda la comunidad autoral cediera a sus pretensiones. La legalidad con la que la SGAE ha conducido todo su proceso hasta hoy ha impedido que alcancen sus objetivos». No solo en las editoriales, socios relevantes de la SGAE piensan que para ese diálogo con un culpable tan claramente señalado, «no hacen falta alforjas».

El comunicado de la SGAE termina agradeciendo «todos los apoyos recibidos y que está recibiendo por la iniciativa de la mesa de diálogo», y subraya especialmente el de CISAC.

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