Respeto sí, temor no. Esa es la consigna de la anfitriona Brasil, con su inspirado Neymar, con vistas a la esperada final de la Confederaciones que el domingo (00.00 h.) disputará contra España en el estadio Maracaná. «Van a estar en el campo grandes jugadores. Será un gran partido y espero poder salir sonriendo, feliz y campeón con mi equipo», comentó este viernes Neymar en rueda de prensa. «Ellos tienen grandes jugadores, igual que nosotros tenemos grandes jugadores. Vamos a estar preparados y seguros. No tenemos nada que temer a España. Va a ser un gran partido. Todo jugador es feliz de disputar un partido así», aseguró, por su parte, Luiz Gustavo, centrocampista del Bayern de Múnich.
La pentacampeona del mundo buscará su cuarto título de la Confederaciones, segundo consecutivo, en un «gran duelo entre dos selecciones que están haciendo historia», subrayó Neymar, el ‘10’ de la renovada selección de Luiz Felipe Scolari. Brasil llegó con el favoritismo propio de su camiseta, pero en medio de una racha de malos resultados que ponía en duda su rendimiento en la Confederaciones. Sin embargo, en sus cuatro partidos lleva un récord perfecto de cuatro victorias. La última de ellas, frente a Uruguay en semifinales, a la que venció por 2-1 en Belo Horizonte en un partido de mucha presión. España aspira a conquistar el único título que le falta y su tercer torneo consecutivo tras el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012. Antes ganó la Eurocopa de 2008, pero falló en la Confederaciones que se disputó en Sudáfrica en 2009.
«Son dos selecciones de una tradición e historia muy grande. España con sus estrellas, Brasil con las suyas», reconoce Neymar, que se enfrentará a varios jugadores de su nuevo equipo. «Va a ser un placer enorme encontrarme con mis futuros compañeros de club. Será un honor muy grande jugar contra ellos. Ya les deseé toda la suerte del mundo y espero que hagamos un partido bello», añadió el ‘10’ brasileño.
El ‘tiqui taca’ con el que España monopoliza la posesión del balón será un reto para Brasil, que presionará desde el primer minuto con el apoyo de su hinchada. «Pero hay que ser pacientes», advierte Luiz Gustavo. «Será un juego de paciencia. Ellos tienen un estilo de juego de controlar la posesión de la pelota, pero no vamos a huir de eso... Es un partido que será decidido en los detalles, en el que todo cuidado es poco», añadió.
Apoya de nuevo las protestas
Neymar no se aventura a dar un resultado, pero apuesta por una victoria de Brasil. «Vamos a jugar por nuestra familia, amigos, y principalmente por la nación brasileña. Es eso lo que estará pasando por nuestra cabeza, la de estar defendiendo al país», indicó el crack. Hasta el momento Neymar ha sido pieza fundamental de su selección con tres golazos en el torneo. Después de una sequía de goles e interminables críticas de la afición, ha sabido reconquistar al exigente ‘torcedor’ brasileño con su juego genial. Pero justo cuando los aplausos le vuelven a llover, es hora de decir adiós. Neymar se incorporará a su nuevo equipo después de la Confederaciones y solo se le verá por Brasil con la camiseta de la selección. Ya con el Santos corrieron lágrimas en su último partido en Brasilia. «Estoy seguro de que me voy a emocionar de nuevo. Y será cuando los brasileños estén cantando el himno nacional otra vez, como en otros partidos, que emocionó a todos. No sé si lloraré o no, pero sé que la emoción estará allí», aseguró.
Neymar apoyó de nuevo este viernes las masivas manifestaciones de los últimos días en Brasil, después de manifestarlo la semana pasada a través de las redes sociales. «Sabemos de la importancia que tenemos en este momento por el que pasa Brasil y estamos contentos de poder llevar alegría para muchas personas que no están felices», dijo el astro de 21 años.
«Todos apoyamos las manifestaciones, mientras sean sin violencia, sin vandalismo», advirtió. «Por un Brasil mejor, todo es válido. Por un Brasil mejor estamos jugando para hacer a todo el mundo sonreír», añadió. En las últimas semanas, miles de personas han tomado todos los días las calles para reclamar los multimillonarios gastos para organizar el Mundial de 2014, así como para exigir mejoras en los servicios públicos y mano dura contra la corrupción.
