Un alma dedicada al tenis

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Sara Sorribes, campeona de Europa junior, puja con fuerza y pasión por alcanzar el ensueño de llegar a ser tenista

Mantiene un constante y apasionado diálogo interior para lograr expresar hacia fuera que trabaja desde sus adentros para ser tenista. No existe para ella otra cosa que su deporte: su forma de vida. Y ella, que ya se muestra con una proyección rotunda, prefiere caminar por la senda de la prudencia, por ese discurso sencillo, práctico y humilde de que «se está trabajando bien y haciendo las cosas bien para ojalá conseguir ser tenista». Y lo dice quien ya hace resonar su nombre con firme progresión en el circuito femenino, que siendo consciente de que resta mucho camino, casi se sonroja al hablar de que el pasado verano se proclamó campeona de Europa junior: «Eso es relativo, porque también es cuestión de tener una buena semana.

En el tenis, se miden mucho las cosas por semanas. Si esta semana te va bien, puedes ser campeón de Europa o puedes ganar Roland Garros... si no lo haces bien pues de repente pierdes en primera ronda».

Sara Sorribes Tormo (Vall d’Uxó, Castellón, 8/10/1996) tiene alma de tenista y para ese mañana que ensueña y que subraya –«conseguir ser tenista»– entiende que el camino es del trabajo duro y convencido por sus objetivos, que hoy los focaliza en «seguir mejorando y aprovechando que las cosas se están haciendo bien con mi entrenador y con la capacidad que me han dado las personas con las que trabajo, ver hasta dónde puedo llegar». Obviamente, como cualquier deportista en su disciplina, guarda sueños y en su caso piensa en «ganar un Grand Slam o ser número uno del mundo».

Poco a poco. Con las ideas claras. Sabiendo que no se puede tener todo. Que hay que elegir. Que los sueños se pueden lograr con esfuerzo y dedicación y, siempre, con pasión. Sara lo recoge todo. Se lo inculcaron en casa. Cuando comenzó a flirtear con la raqueta tenía cuatro años y su madre daba clases en el Club de Tenis Vall d’Uxó. Su padre jugó en el Castellón a fútbol. Un hogar de deporte, luego sus cimientos son firmes de una forma más sencilla, en el que también ha tenido mucho que ver su entrenador Jorge García, al que se unió cuando tenía doce años, marchando a TenisVal: «Es mi pasión. Lo que tengo claro es que quiero una cosa, que es ser tenista, estoy buscándolo, es mi objetivo y voy a intentar conseguirlo por todos los medios».

Una forma de vida

La número 272 del ránking de la WTA mira hacia adelante desde sus tiernos 18 años, mostrando en su discurso madurez y claridad. Considera que el tenis ya le ha dado «muchísimo. Es mi forma de vida y, de hecho, no imagino mi vida sin el tenis. Me ha permitido madurar y aprender a valorar las cosas, a valorar mucho a mi familia porque paso menos tiempo con ella, a valorar el trabajo de mi entrenador o de la gente que está a tu alrededor».

Significa Sorribes sobre quién es que «soy una apasionada del tenis, quizá una friki del tenis. Cada vez que entreno o que salgo a jugar intento darlo todo de mí. Si tengo un fin de semana libre y estoy en casa y sé que hay algún torneo por Castellón de pequeños me voy a verlo antes que hacer otra cosa».

Sara lanza un mensaje a los niños y niñas que comienzan en un deporte: «Que se diviertan. Que hagan lo que les gusta. Que no se presionen con resultados u objetivos... Por ejemplo yo tengo buenos resultados, pero nadie me asegura que vaya a ser tenista. Hay que ir despacio».

Ella tiene cerca tenistas de los que aprender y destaca que «Anabel Medina es una persona que siempre me ha ayudado mucho. Ha pasado por lo que estoy pasando yo ahora, ha llegado a ser tenista, y buena, y me ayuda, me da buenos consejos. Tengo como referente a ella o también David Ferrer. Ambos me transmiten esa tranquilidad que se necesita».

En tenis, se comienza a vivir de ello cuando uno entra entre los cien primeros del mundo. Entonces es más fácil llegar a las marcas. Antes de eso, el camino es muy complejo. A la jugadora del CT Valencia la respalda la Diputación de Castellón, la federación de tenis, el Villarreal, Babolat, Nike, el Sporting Club y entró en 2014 en el Proyecto FER de la Fundación Trinidad Alfonso, del que destaca que «la gente que está metida ha sido deportista y al final de deportista a deportista sabes cómo ayudar».

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