Observan por primera vez cómo los chimpancés 'curan' las heridas de otros con insectos

Los primates atrapan los insectos al vuelo y los aplican en sus propias lesiones o en las de sus congéneres

Los investigadores creen que se trata de un comportamiento similar a la empatía humana

La chimpancé 'Roxy' aplica un insecto a la herida en la cara del macho 'Thea' Vídeo: Alessandra Mascaró / Foto: Tobias Deschner

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Un grupo de investigadores ha observado, por primera vez, una insólita conducta entre los chimpancés de Gabón, África occidental, relacionado con lo que parece ser la cura de heridas. Los animales atrapan insectos al vuelo y los aplican en sus lesiones y en las de otros, como si fuera una especie de medicación. Según los autores del estudio, publicado en 'Current Biology' , este comportamiento de los primates podría ser algo similar a la empatía humana.

En noviembre de 2019, Alessandra Mascaro, voluntaria del Ozouga Chimpanzee Project -un programa de observación de chimpancés en el Parque Nacional Loango-, vio cómo una hembra llamada 'Suzee' inspeccionaba una herida en el pie de su hijo adolescente, 'Sia'. Posteriormente, la madre atrapó un insecto en el aire, se lo metió en la boca y luego lo aplicó sobre la herida. Los investigadores del proyecto habían estudiado a este grupo de simios durante siete años, pero nunca antes habían presenciado nada semejante.

Mascaro grabó la escena en vídeo. En las imágenes, «se puede ver que 'Suzee' primero mira el pie de su hijo y luego es como si pensara: '¿Qué puedo hacer?' y luego mira hacia arriba, ve el insecto y lo atrapa para su hijo», explica. Tras la sorpresa, el equipo de Ozouga comenzó a monitorear a los chimpancés en busca de este tipo de comportamientos de cuidado de heridas, y durante los siguientes 15 meses documentaron 76 casos en los que los chimpancés se aplicaban los insectos a sus propias heridas o a las de otros. Entre los casos, un macho adulto, 'Littlegrey', tenía una herida abierta profunda en la espinilla y 'Carol', una hembra adulta que lo había estado acicalando, extendió la mano para atrapar un insecto, se lo entregó a 'Littlegrey', que lo aplicó a su herida, y posteriormente 'Carol' y otros dos chimpancés adultos también tocaron la herida y movieron el insecto sobre ella. «Los tres chimpancés no relacionados parecían realizar estos comportamientos únicamente en beneficio de su miembro del grupo», afirman los investigadores.

Los chimpancés 'Suzee', 'Sassandra' y 'Olive', en el parque nacional de Loango en Gabón Tobias Deschner/ Ozouga chimpanzee project

No es la primera vez que se observa a una especie animal automedicándose. Los osos, los elefantes y las abejas también lo hacen. Lo notable es que hasta ahora nunca se habían observado aplicaciones de insectos y que los chimpancés no solo trataron sus propias heridas, sino también las de los demás.

Interés en los demás

Simone Pika, bióloga cognitiva de la Universidad de Osnabrück, cree que el acto de aplicar un insecto a las heridas de otro individuo es un claro ejemplo de comportamiento prosocial, un comportamiento que actúa en el mejor interés de los demás, en lugar de solo uno mismo. «Esto es, para mí, especialmente impresionante porque muchas personas dudan de las habilidades prosociales en otros animales», afirma. «De repente tenemos una especie en la que realmente vemos individuos que se preocupan por los demás».

Los investigadores no saben exactamente qué insectos están usando los chimpancés o cuáles son sus propiedades medicinales. «Los humanos usan muchas especies de insectos como remedios contra las enfermedades; se han realizado estudios que muestran que los insectos pueden tener funciones antibióticas, antivirales y antihelmínticas (contra las infestaciones por lombrices u otros parásitos del intestino)», dice Pika. Los insectos también podrían tener propiedades calmantes para aliviar el dolor.

El equipo de Ozouga ahora tiene como objetivo identificar los insectos que utilizan los chimpancés y documentar quién aplica insectos a quién. «Estudiar a los grandes simios en su entorno natural es crucial para arrojar luz sobre nuestra propia evolución cognitiva», dice Tobias Deschner, primatólogo del proyecto. «Todavía tenemos que poner mucho más esfuerzo en estudiarlos y protegerlos y también en proteger sus hábitats naturales», añade.

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