Los monstruos marinos no son los únicos que brillan en las profundidades

Un estudio ha concluido que la bioluminiscencia apareció en al menos 27 ocasiones a lo largo de la evolución de los peces y que está presente en el 80 por ciento de sus especies, lo que sugiere que es crucial para su supervivencia

MADRID Actualizado: Guardar
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La muerte puede tener muchas caras. Pero en las profundidades del océano, su rostro puede ser terrorífico. En las regiones batial y abisal, no es extraño encontrar peces contraídos por la presión y la oscuridad y con aspecto de depredadores de pesadilla. Muchos de ellos ocultan su verdadera apariencia y solo muestran una pequeña e inofensiva parte de su cuerpo, capaz de brillar en la oscuridad. Son maestros capaces de aprovecharse de la bioluminiscencia.

Pero no solo ellos lo hacen. Un estudio publicado este miércoles en PLOS ONE sugiere que la bioluminiscencia es una propiedad que está mucho más extendida entre los peces marinos de lo que se pensaba. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de San Cloud

, en Estados Unidos, ha analizado la base genética de esta propiedad para tratar de hallar su origen y evaluar su presencia entre los grupos de animales.

«Cuando un rasgo evoluciona de forma independiente y muchas veces, podemos pensar que esa característica es útil», ha dicho W. Leo Smith, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Kansas, en un comunicado. Y así ocurre en su opinión con la bioluminiscencia, «Alrededor del 80 por ciento de las especies de peces que viven en los océanos son bioluminiscentes. Esto indica que esta propiedad es básicamente un requisito para que los peces tengan éxito».

Pez linterna azul, repleto de fotóforos (órganos donde unas bacterias emiten luz)
Pez linterna azul, repleto de fotóforos (órganos donde unas bacterias emiten luz) - Matt Davis

Según las conclusiones de estos investigadores, la bioluminiscencia es un rasgo que ha aparecido de forma independiente en 27 ocasiones y entre 14 grandes grupos de peces. Todo comenzó en el Cretácico temprano, hace 150 millones de años, cuando algunos peces comenzaron a producir luz y luego esta habilidad se ramificó de forma más amplia.

«Muchas especies se diferenciaron cuando adquirieron el rasgo de la bioluminiscencia, pero no sabemos por qué», ha dicho Smith. «En el océano, no hay barreras físicas que separen a los grupos de peces de las profundidades, así que, ¿por qué hay por ejemplo tantas especies de rapes? Parece que cuando uno de ellos empieza a usar la bioluminiscencia, como mecanismo de reconocimiento, se diversifican en un montón de especies».

Podría ser, que aquellos animales que consiguieron reconocerse unos a otros con la luz dejaran de reproducirse con los individuos que no lo hacían, o bien que ese rasgo supusiera muchas ventajas y cambiara su comportamiento. Sea como sea, los investigadores seguirán ahora investigando los genes asociados con la bioluminiscencia.

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