La evolución parece haber «reciclado» al esmalte, que habría pasado de proteger contra rasguños y picaduras a hacer que los dientes sean duros
La evolución parece haber «reciclado» al esmalte, que habría pasado de proteger contra rasguños y picaduras a hacer que los dientes sean duros - abc

El esmalte dental tendría su origen en las escamas de los peces primitivos

Científicos suecos y chinos combinan datos genéticos y fósiles que demuestran que la ganoína, presente en peces extintos o primitivos, es similar al esmalte de nuestros dientes

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Científicos de la Universidad de Uppsala (Suecia) y del Instituto de Paleontología y Paleoantropología Vertebrada de la Academia de Ciencias China han realizado un estudio en el que han combinado datos genéticos y fósiles para demostrar que la ganoína, presente en peces extintos o primitivos como el Catán Pinto («Lepisosteus oculatus»), es similar al de nuestro esmalte dental. El estudio ha sido publicado en «Nature» y sugiere que el esmalte puede tener su origen en las escamas de los peces primitivos. A juicio de los investigadores este tejido se habría extendido posteriormente a los dientes y no al revés.

Los investigadores han confirmado la presencia de proteínas (ameloblastina o amelogenina), propias del esmalte dental, en peces como el primitivo Celacanto de Comores («Latimeria chalumnae»).

Según los científicos, estos genes pueden haber estado presentes incluso en los fósiles más antiguos de sarcopterigios (peces de aletas lobuladas).

Como ha declarado a la agencia Sinc, el paleontólogo de la Universidad de Uppsala Per Erik Ahlberg, «el origen del esmalte es un buen ejemplo de cómo la evolución consigue que un elemento que tenía una función particular (en este caso, proteger contra rasguños y picaduras), adquiera un papel totalmente distinto (hacer que los dientes estén más formados y sean más duros), y se vuelva tan importante que permanece incluso cuando la función original ha desaparecido».

Para llegar a estas conclusiones, los científicos investigaron el genoma secuenciado del Catán Pinto, un pez primitivo de la clase de los actinopterigios (dotados de un esqueleto de espinas óseas). Los resultados sugieren que los genes de este pez ocupan un papel importante en la deposición de la ganoína. Además, el análisis genético demuestra la existencia de una relación entre la matriz de la ganoína y la del esmalte.

Último vestigio

Alhberg ha añadido que «el esmalte es el último vestigio de un tejido que apareció por primera vez en las escamas de los primeros peces» y ha subrayado que el esmalte se originó en las escamas de peces extintos y primitivos para extenderse posteriormente a los huesos dérmicos y a los dientes.

La combinación de los datos paleontológicos y genómicos ha permitido a los científicos presentar esta hipótesis sobre el origen, distribución y los patrones que sigue el esmalte dental. Sin embargo, los autores del estudio señalan que para entender a la perfección cómo y cuándo se extendió el esmalte desde las escamas hasta los dientes es necesario un nuevo estudio en profundidad sobre los primeros peces óseos y un análisis de su red de regulación genética.

Ahlberg está convencido de que estos análisis darán más información sobre los orígenes genéticos que los seres humanos comparten con otras especies de animales. «Además nos ayudarán a entender mejor la evolución de los vertebrados», concluye el científico.