Rafael Arenas toma las riendas de SCC con el deseo de ser continuista
Rafael Arenas toma las riendas de SCC con el deseo de ser continuista - I. BAUCELLS

«La reacción internacional al 27-S dice que no hay legitimidad para la secesión»

El nuevo presidente de SCC, Rafael Arenas, cree que hay un déficit de representación de los catalanes no independentistas

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Rafael Arenas acaba de ser nombrado nuevo presidente de Sociedad Civil Catalana (SCC). Nacido en Vegarrozadas (Asturias) en 1967, es catedrático de Derecho Internacional Privado en la Universidad Autònoma de Barcelona.

-¿Su perfil académico marcará su presidencia?

-Mi intención es ser continuista porque hemos hecho las cosas bien en el año que llevamos, tenemos que aprovechar el tirón que logró Josep Ramon Bosch, pero ahora se abre una situación nueva. Tras las elecciones del 27-S, los independentistas se han contado por segunda vez (las la consulta del 9-N) y, por muchas vueltas que le den, no hay mayoría. Mi esperanza es que en los próximos meses no tengamos una tarea tan reactiva respecto a vulneraciones de derechos fundamentales y de la ley, como hasta ahora, y podamos explicar con más serenidad cuál es nuestra visión de una Cataluña plural y de una España en la que Cataluña está en pie de igualdad con el resto de ciudadanos.

-Más argumentación entonces. Hay quien habla del discurso del miedo.

-Antes de asumir la presidencia, yo ya estaba vinculado a dos grupos de expertos en SCC, el de juristas y el de historiadores. No comparto las acusaciones del discurso del miedo, porque el miedo es subjetivo. Yo doy datos, si te dan miedo, es cosa tuya. No vamos a dejar de explicar los problemas que derivarían de una independencia, y mucho más graves si ésta se proclama de forma unilateral o a las bravas. Me preocupa mucho que se siga hablando de negociar con Cataluña. Vamos a ver ¿con qué Cataluña se va a negociar, con la del 47% o la del 52%? Hay un déficit de representación de catalanes que no somos independentistas muy grande, también en la que no se nos reconoce fuera de Cataluña.

-Parece que el independentismo se desinfla, pero hay una hoja de ruta que se quiere aplicar.

-Vemos la reacción de la prensa internacional, y en un proceso de secesión es muy importante, ha sido mayoritaria en el sentido de que no hay una legitimidad para romper el Estado. Uno puede sumar o restar como le dé la gana, pero la reacción internacional es que el resultado del 27-S no da legitimidad para hacer un proceso de secesión. Yo tendría mucho cuidado a la hora de implementar esa hoja de ruta. Sería una irresponsabilidad enorme, porque no han conseguido ni el 50% de los votos, que sobre el censo, no llega ni al 40%.

-Ha hecho referencia a los ámbitos jurídicos e históricos ¿cuáles son las distorsiones más peligrosas que se han hecho en cada terreno?

-Jurídicamente, lo más peligroso es la relativización de la ley. Yo creo que esto es grave. La ley no es un capricho, es un ámbito de convivencia que cuando lo saltamos, tiene consecuencias. No me gusta cuando se plantea la disyuntiva entre soluciones políticas o jurídicas. No están en el mismo plano. Claro que hay soluciones políticas, pero siempre en el marco legal. La ley no es un punto más de negociación. Se puede cambiar, de acuerdo con los procedimientos previstos, pero cualquier solución política tiene que hacerse en un marco legal. En el extranjero se es muy sensible a esa intención de romper la ley, no les cabe en la cabeza. Por otro lado, en los centros educativos se vende una historia distorsionada y falsa, dirigida a provocar un discurso del odio y del enfrentamiento entre los catalanes y el resto de los españoles.

-Se dice que la próxima legislatura será la de la reforma constitucional ¿cree que ésta es la solución?

-Como SCC no hacemos propuestas concretas porque no somos un partido político. Lo que sí decimos es que creemos en el diálogo. Las personas, los partidos, las asociaciones debemos aportar ideas. Y eso sería bueno a la hora de abordar una reforma constitucional. Aunque venimos de un consenso muy amplio del año 78 y probablemente sea imposible llegar a un consenso similar.

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