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Móviles líquidos

Paradigma de la fluidez de la modernidad es la extrema movilidad a la que estamos sometidos mediante el ya imprescindible móvil, auténtico cetro personal con el que gobernamos nuestras vidas

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A mediados del siglo pasado, el filósofo y poeta Paul Valery ya advirtió que la interrupción, la incoherencia y la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida, hasta el punto de convertirse incluso en necesidades reales para muchas personas, cuyas mentes sólo se alimentan de cambios súbitos y de estímulos permanentemente renovados, de forma que ya no toleramos que nada dure. Por eso los compromisos son tan flácidos y la seguridad una quimera. El también filósofo Zygmunt Bauman se basó en esa alerta temprana de Valery para construir su cosmovisión de la modernidad líquida.

Paradigma de la fluidez de la modernidad es la extrema movilidad a la que estamos sometidos mediante el ya imprescindible móvil, auténtico cetro personal con el que gobernamos nuestras vidas.

Han pasado quince años desde que hicimos la primera transacción económica mediante un ordenador personal y, desde entonces, casi nunca visitamos una agencia de viajes para comprar un billete de avión o entramos en una oficina bancaria para pedir dinero a un señor cajero, porque sólo nos relacionamos con automáticos o realizamos nuestras operaciones bancarias desde el ordenador... y ahora también el móvil.

Con la consolidación del Smartphone, nunca como hasta ahora hemos sentido tanta cercanía con todo el mundo y una permanente predisposición al consumo, de información, pero también de productos y servicios. Las barreras han desaparecido completamente, porque llevamos en el bolsillo el tótem de la modernidad líquida. Una modernidad cuya fluidez derrama conocimiento al saturarnos de información; salpica denuncias, vierte sentimientos, filtra rumores, gotea experiencias e inunda nuestras vidas de publicidad hasta el punto de desbordarnos. Porque otra de las características de la modernidad líquida es que somos rociados constantemente de anuncios hasta sentirnos chorreados como bebés sin pañales.

Diversos expertos disertaron ayer en el Mobile World Center Barcelona sobre “Internet en dispositivos móviles. El usuario digital”, convocados por CM Vocento. Advirtieron que cada plataforma tiene un formato y que aún hay que aprender mucho para que de las mentes de los creativos manen fórmulas de acercamiento al consumidor, que ya exuda excesos de propuestas. A favor de la vida moderna destaca su extraordinaria movilidad, como la de los líquidos, y su constante cambio de forma siempre que son sometidos a tensión, mutando su estabilidad hasta el extremo de la levedad. Pero también son positivas sus cualidades, entre las que destaca la mayor facilidad para sortear cualquier obstáculo. Porque a diferencia de la anterior era pre móvil, cuando nuestras vidas eran más sólidas, ahora somos capaces de disolvernos, empañarnos o, cuando menos, humedecernos de modernidad líquida. Nunca sin el móvil.

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