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Vodevil

El vodevil responde al interés político: ERC quiere el adelanto electoral porque las encuestas le son favorables; CiU no las quiere porque le son desfavorables

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El «proceso» ha entrado en fase de vodevil. Esa comedia frívola y ligera, con actores que entran y salen del escenario, con un argumento que cultiva el equívoco, que provoca la hilaridad del espectador. Y en eso que sale a escena la CUP con medidas para impulsar la no consulta para así consultar a la ciudadanía. El consejero de Presidencia asiente y anuncia preacuerdo. Pero, la CUP dice «no»: ni preacuerdo, ni nada, porque no se aceptan los once puntos presentados.

La CUP sale pitando de escena al darse cuenta de que está en un «fangal». Al salir del proscenio, el diputado «cupaire» que comunica la decisión mantiene una acalorada discusión -en el bar del Parlamento catalán, como corresponde- con la secretaria general de ERC.

Mientras tanto, ERC e ICV almuerzan en una charcutería del Ensanche -menú de la casa, por supuesto- para ensayar su papel. Antes de pasar por la charcutería, ICV anuncia que no votará, porque la consulta no es consulta y vale lo mismo una papeleta que una «servilleta».

A pesar de ello, ICV -al día siguiente- invita a la participación en la no consulta que rechaza. Después de salir de la charcutería, ERC anuncia que sólo saldrá a escena si Artur Mas avanza las «plebiscitarias». Incumpliendo la promesa, ERC -al día siguiente- sale a escena, se reúne con el President y declara -¡tregua!- que la prioridad es la no consulta. Final del primer acto: la vicepresidenta de la Generalitat sale a escena para publicitar la logística de la no consulta. Conviene tomar nota del diccionario de la vicepresidenta: «consulta», «voto» y «colegio electoral» se bautizan como «proceso participativo», «participación» y «local de participación». De libro.

El vodevil -ahora en el intermedio- responde al interés político: ERC quiere el adelanto electoral, porque las encuestas le son favorables; CiU no las quiere, porque las encuestas le son desfavorables. Una cuestión de poder estimulada -telón de fondo- por el populismo mandón de la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural.

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