Cádiz CF

La pizarra del Valencia - Cádiz

El Cádiz mereció más en Mestalla tras un partido en el que le ganó la posesión y el campo al rival

Sobrino sortea a Comert. efe

Alfonso Carbonell

Sergio González le ha dado la vuelta al calcetín en tres semanas. El Cádiz ha pasado de ser un equipo timoraro, triste y acomplejado con el balón a incluso ganarle la posesión a todo un Valencia en su propio estadio. Y eso sólo se explica con el cambio de un entrenador que ha convencido en pocos días a un vestuario que hasta hace poco sólo escuchaba de boca del anterior que la única manera de conseguir el objetivo era corriendo más que el rival.

Sergio ha ido poco a poco. Sin renunciar para nada a lo mucho y bien trabajado en defensa por Cervera, el entrenador barcelonés está explorando un campo antes no pisado por un equipo que solo vivía del erros de sus rivales.

1. Un equipo nuevo con dinámica distinta

Para intentar asaltar Mestalla y colarse en semifinales Sergio no se volvió loco e hizo un once pensando en la Copa, pero más en la Liga. Eso sí, la reconversión del equipo y la llegada de nuevos activos hizo que se viera un once muy distinto del que sacó en El Molinón en el último encuentro copero. Seis cambios introdujo respecto a Gijón. Tres en la defensa, donde desaparecían Haroyan, Chust y Arzamendia y entraban el debutante Luis Hernández, Cala y el Pacha Espino. Cambió por completo el centro del campo y donde antes aparecían San Emeterio y Bastida en Valencia se ofrecían Alcaraz y Jonsson. Y por último, otro debutante, Idrissi, que suplía al hoy jugador del Ibiza Álvaro Jiménes.

Estos, junto a David Gil, Parra, que cumplió con nota ante Bryan Gil, Alejo, que va a más con Sergio, Sobrino, que es otro desde el banquillo aunque sin gol, y Andone supieron frenar las primeras acometidas ches e incluso pudieron adelantarse en el marcador antes del error defensivo de Cala ante Hugo Duro. En el minuto 22, Andone se rompía y dejaba su puesto a Lucas Pérez, que se colocaba de delantero aunque con una libertad de movimientos tremenda que denotaba que apenas había entrenado con el equipo.

2. Un sistema claro y una idea precisa

Sergio no es muy amigo de reestructurar mucho el dibujo del equipo durante el partido. En los cuatro encuentros que lleva al mando, el nuevo técnico cadista ha apostado por reforzar cada demarcación y darle frescura a cada parcela del campo. Y en Valencia, en los dos primeros cambios que tuvo que hacer, el primero obligado, hizo lo mismo al oxigenar a Iván Alejo por Salvi, que entró tras el descanso.

Una vez adentrados ya en el segundo tiempo, metió a Álex por un brillante Alcaraz al mismo tiempo que sacaba del campo a Idrissi, que decepcionó en su debut, para meter a Nagredo y recomponer el dibujo situando a Sobrino en la banda izquierda. El sistema seguía siendo un claro 4-4-2 y la idea no era otra que ser más protagonistas aún del balón, algo que se consiguió al terminar el encuentro con el 54% de posesión.

3. A la desesperada, pero con orden

Al Cádiz ha llegado Luis Hernández, un central experimentado que posee un cañón en sus brazos y que utiliza para convertir saques de banda en córners. Y así fue como más lo intentó el Cádiz en los minutos finales para empatar el encuentro y cerca estuvo si Negredo llega a estar más afortunado.

Sergio también inluyó desde el minuto 76 a Iza, que colocó en la banda derecha por delante de Parra tras suplir a Sobrino, que lo había vuelto a dar todo sobre el campo en su nuevo papel de suplente de Copa y revulsivo liguero.

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