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Éramos pocos y ...

El amistoso en Sanlúcar pasa factura con la lesión de Kouamé, que deja a Sergio al borde de tener que confiar donde no confía

Kouamé, en el momento de irse lesionado de El Palmar. p. c.

Alfonso Carbonell

Definitivamente, a este Cádiz CF de Sergio de final de año 23 le ha mirado un tuerto. Y no le suelta la mirada. Si hace una semana el conjunto del técnico cadista eludía jugar un bolo sobre el césped artificial del campo del Guadiaro para evitar posibles lesiones, ha tenido que llegar este pasado jueves otro amistoso que sí se juagba sobre césped natural para que ¡zas! Efectivamente, uno de los futbolistas que saltaba al campo de El Palmar para celebrar el 75 aniversario del club ahora dirigido por el excadista Juan Cala se iba al suelo y tenía que ser cambiado para preocupación del entrenador, que ya no sabe que tecla tocar en el centro del campo de tantas que le quitan por lesión, mal estado de forma o descarte.

El contratiempo es grande en las vísperas de una semana que comenzará con la llegada a Carranza de un Madrid también cargado de lesionados pero con un escudito redondo con una coronita en lo alto, que continuará con la visita a Son Moix y finalizará, ya en lunes, con otra visita a Balaídos para medirse a otro rival directo como es el Celta. Y todo, con cuatro mediocentros justos.

La mala noticia, la peor, la que nadie podía imaginar, se daba en la segunda parte del encuentro ante la Leti. La malas nuevas llegaba en forma de lesión y cuando Romi Kouamé, que había entrada para jugar la segunda mitad, se iba al suelo y pedía el cambio al notarse un pequeño tirón en la zona de los isquios. Nada más pedirlo, el médico del club, Antonio Fernández Cubero, salía a su rescate y el jugador costamarfileño dejaba una imagen más que preocupante mientras se dirigía al banquillo visitante llevándose la mano a la parte posterior de su músculo.

Todo parece indicar, a falta de confirmación oficial del club, que Kouamé sufrió una pequeña rotura de fibras de isquiotibiales, por lo que es más que complicado que pueda estar para recibir el domingo 26 de noviembre y no es muy probable que pueda estar al cien por cien para jugar ante Mallorca y Celta, los siguientes compromisos de un Cádiz CF al que le crecen los problemas a medida que causa peor sensación en su juego.

Y es que de confirmarse la baja del mediocentro africano la ausencia del jugador cadista podría estar entre tres y cinco semanas aproximadamente. Todo un problema enorme para un entrenador que lleva ya más de dos meses y medio haciendo piruetas en el centro del campo para intentar superar el vacío dejado por Fede San Emeterio, otro jugador que no podrá estar en estos tres siguientes encuentros, como mínimo.

Así las cosas, a Sergio le queda sobre la mesa cuatro jugadores, de los cuáles en uno sólo tiene confianza ciega en estos momentos tal y como se traduce de sus últimas alineaciones en la que Romi Kouamé estaba siendo titular. Una vez más, Rubén Alcaraz deberá tirar del carro en tres encuentros en los que parece muy improbable que su entrenador le pueda dar descanso o dosificarlo dadas las tristes y preocupantes circunstancias.

Al mediocentro catalán lo más normal es que le acompañe en la mayoría de minutos el argentino Escalante, que ha perdido su titularidad en las últimas actuaciones por demérito propio. El argentino no es la sombra ni del que fue en la pasada campaña y ahora vuelve a tener una oportunidad para ganarse el crédito que parece empeñado en ir perdiendo a medida que Sergio le entrega minutos y más minutos.

A Escalante y Alcaraz le siguen dos jugadores metidos en el ostracismo, uno más que otro. El que de vez en cuando aparece para decepcionar es Álex Fernández, un mediocentro que se enfrenta a su enésima oportunidad de serle útil a su entrenador. Ya en Sanlúcar dio muestras de querer aportar anotando el segundo gol que cerraba la victoria en El Palmar. Sobre el madrileño va a recaer con toda seguridad la responsabilidad de dar la talla en cuanto Sergio tenga que refrescar a algún hombre en la sala de máquinas. Y es que el último de los relevos apenas ha gozado de minutos este año ya que su estado de forma y la secuela de lesiones pretéritas le hacen estar en el banquillo y poco más. Qué decir que una resurrección de ese José Mari que fue clave en el ascenso y en el primer año en Primera sería algo más que un milagro de cuantiosos beneficios, pero la realidad no acompaña a pensar en positivo.

Por todo ello, la baja de Kouamé deja a Sergio en manos de Alcaraz, su alter ego sobre el terreno de juego. Y también, en las de Escalante, un futbolista determinante en la permanencia del año pasado y que ha de volver por sus fueros cuanto antes a pesar de que ha perdido la titularidad debido a sus decepcionantes actuaciones. Al entrenador cadista siempre le quedará la bala de Álex, un centrocampista al que le respetan las lesiones pero al que le pesa demasiado llevar la batuta de un equipo que cuenta con un jugador como José Mari, que ya se sabe que tiene el aval del presidente, pero no del entrenador.

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