Valencia - Cádiz

Nuevo paso de madurez (0-0)

El Cádiz suma un punto responsable ante un Valencia que dio por bueno el empate ante un once de Sergio cada vez más respetado

Víctor Chust, que estuvo de diez, controla un balón ante Carlos Soler. EFE

Alfonso Carbonell

Tablas de equipo serio y ambicioso. Empate justo de un Cádiz que fue valiente cuando las circunstancias se lo exigían y responsable durante todo el partido ante un Valencia que viendo al rival dio por bueno el puntito. Y eso dice mucho de un Cádiz que ha crecido tanto en la clasificación como en el juego.

Aporvechó muy bien Sergio y su banda el parón liguero porque ante el Valencia se vio a un Cádiz con las ideas mucho más claras de lo que ya las tenía. Que ya es decir. Es asombroso como la inercia de los partidos le dice al equipo amarillo que debe atreverse a ir a por los partidos. Y a fe que va a por ellos sin perder en ningún momento la sensatez de dar por bueno el empate. Porque sí, este once de Sergio ha crecido gracias a esa imbatibilidad que tanto se le castigó con los empates ante Celta, Getafe y Granada. Pasito a paso se hace camino y el de este Cádiz sigue extendiéndose. De momento ya ha salido del descenso y aunque hay que gritar cauleta porque el calendario se las trae, las sensaciones no pueden ser más positivas.

Sorprendía Sergio con su once ya que hacía un cambio respecto al que sacó frente al Villarreal. Y no, no era Sobrino el que entraba sino Lucas Pérez, que sentaba al Choco Lozano. El resto, el mismo bloque y que no es otro que el once de gala al que ha llegado tras un mes y medio de trabajo al frente de un equipo al que le ha cambiado la cara por completo. Y es que este Cádiz de Sergio salía con el guapo subido en los primeros minutos de partido ante un Valencia que no dudó en entregarle el balón a la muchachada amarilla.

Porque el Cádiz, este Cádiz, se va hacia arriba casi que por inercia. Porque salió, al menos de inicio, esperando en medio campo a suu rival, al que le fue perdiendo el respeto poco a poco.

Bien plantado desde el comienzo, el once amarillo dio un paso adelante en cuanto vio a su rival temeroso. Y es que este Cádiz está empujado por dos centrales que dan la voz de ¡adelante! en cuanto huelen el miedo en sus oponentes. Ya se llamen colchonero, ya se llamen ches. No hay temor en las filas de Sergio. Tan bien y tan cómodo salió el Cádiz que en los primeros cinco minutos de juego apenas el balón tocó campo gaditano.

Eso sí, las contras han dejado de ser cosas del Cádiz y la primera que llegó llevaba tintes valencianos. Sin embargo, los hombres de Sergio saben tanto subir como replegarse y la transición defensa-ataque de los de Bordalás acabó con un disparo lejano y desviado del paraguayo Alderete .

La reacción gaditana no se hizo esperar y fue doble. Un centro de Espino buscaba a Negredo pero la defensa local enviaba a córner, Un minuto después, el delantero vallecano disparaba a las manos un buen pase en profundidad de Lucas Pérez, con el que se entiende nada mal.

Estaba entretenido el partido. Los ida y vueltas no cesaban y en la siguiente ocasión el barbateño Bryan no llegaba a conectar un centro de Maxi facilitado por Espino, que no puede estar en todos sitios.

Pasado el cuarto de hora se equilibraba el asunto y el balón y la posesión ya era cosa de dos aunque con mayor iniciativa de los que venían del sur.

Se embaló el encuentro en los últimos diez minutos del primer tiempo tras un periodo de paz. Un gran centro de Guedes era rematado al larguero por Maxi. El rechace era despejado por Alejo, que salvó a los suyos de un gol cantado con Ledesma ya batido y en el suelo. Escoció esa acción a los de Sergio, que cuatro minutos después, en el 39', se colaban en el área che gracias a un centro espléndido de Lucas Pérez cabeceado a la perfección por Negredo, que se encontraba con los guantes del meta georgiano del Valencia.

Camino del descanso se pudo complicar la cosa en una jugada individual de Jesús Vázquez que tuvo que frenar con precisión y elegancia Víctor Chust cuando el lateral zurdo ya se veía con Ledesma.

No varió un ápice el Cádiz en la reanudación y volvió con el mismo discurso claro y nítido. Otra vez salía con ambición y decidido a no dejar hacer al Valencia hacerlo él. Con esa dinámica positiva llegó el primer acercamiento en una jugada 'made in Idrissi' que cabó en las manos de Mamrdashvili. Ahí queda el nombrecito.

Pero el Valencia, por eso de estar en casa y eso, también debía decir algo. Y lo dijo Maxi, que con un disparo desde la frontal probaba a Ledesma por primera vez. El disparo del valencinista fue centrado y el de Pergamino detenía en dos tiempos. a esa altura del partido, Ledesma había intervenido una vez por cuatro su colega en el otro arco. Dato no baladí.

Mientras tanto, el Cádiz seguía mandando sobre el guión del partido y lo hacía basándose en un Víctor Chust imperial. El valenciano volvía a aparecer de manera deteminante rebañándole un balón con suma elegancia y limpieza a Bryan Gil dentro del área.

Al 60' de partido, volvía a tener que aparecer el zaguero cadista. Esta vez para incordiar lo necesario a Maxi cuando este perseguía dentro del área amarilla un pase filtrado de Carlos Soler. Entre Chust y Ledesma desbarataron la ocasión.

Mvía el banquillo por primera vez Sergio en el 65' y daba entrada a Sobrino por Alejo, que abandonaba el campo con tarjeta. Tras ese cambio, ambos equipos se dieron una tregua antes de que llegase una jugada polémica que se fue al limbo por el alto ritmo del partido y, claro está, porque los posibles beneficiados podían haber sido los gaditanos. Un centro lleno de intención de Negredo al corazón del área iba a ser rematado por Sobrino si el manchego no recibe un agarrón que lo desestabilizó de Jesús Vázquez. Una jugada que bien podría ser penalti de haberse revisado el VAR. Vamos, en comparación con el que le pitaron a Alejo en mallorca, Jesús Vázquez debería haber pasado la noche en el cuartelillo. La indignación solo se quedó en el banquillo del Cádiz, que veía como otra vez el VAR se pitorreaba de ellos.

Justo en el mejor momento de Bryan Gil, que ya había comenzado a soltarse, llegaba un choque con Alcaraz del que el barbateño salió malparado y tuvo que dejar su lugar en el campo a Cheryshev. Esa acción fortuita dio paso a unos minutos en las que el juego se ensució con varias jugadas aparatosas.

A falta de diez minutos para el 90, Lucas Pérez y San Emeterio dejaban su sitio a Lozano y José Mari. Justo después aparecía raudo y veloz por la banda derecha Sobrino para, ayudándose en Akapo, meter un pase atrás que fue despejado por Paulista en lo que pudo ser una magnífica ocasión.

Se le notaba a José Mari la inactividad y parecía estar a un nivel menos de lo que demandaba el partido. Perdió un par de balones peligrosos y vio la primera amarilla por un agarrón que tuvo que hacer en el centro del campo para evitar males mayores. Sí se supo fajar minutos después y antes de su expulsión al forzar una falta en tareas defensivas. Fue en el 95' cuando volvió a llegar tarde y lanzaba una patada en la espinilla de un rival viendo la roja que tuvo que ver también Diakhaby , que esta semana debería tener cita en el psicólogo porque lo suyo no es normal.

A falta de nada pudo llegar un gol de Sobrino tras un error defensivo, pero la vaselina defectusosa no inquietó al arquero local. El cabreo fue menor porque su paisano al silbato se inventó unas manos del delantero cadista.

Sonó mejor el pitido final al estar con uno menos ese último minuto del descuento que deja un nuevo punto en el casillero de un equipo que sigue con pie firme en su aventura por los puestos calientes de la clasificación, que no de descenso.

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