Cádiz CF

Repartidor a domicilio

El destructor San Emeterio fue el elegido por el técnico cadista para contrarrestar el juego interior de la Real, que acabó atascado

Fede San Emeterio, calentando antes del inicio del encuentro ante la Real Sociedad del pasado viernes.

Alfonso Carbonell

Va de mohicano y eso le hace más temible aún, pero Fede San Emeterio ya repartía de mucho antes. Desde sus tiempos en el Racing, ese que se midió al Cádiz CF con aquel gol antológico de Alvarito en El Sardinero que hacía al cadismo tocar el cielo con la yema de los dedos. Su gran labor en su tierra le hizo abrise paso hasta convertirse en un jugador «cemento», como lo apodó Diego Martínez entrenador del último gran Granada que se coló en Europa. El actual técnico del Espanyol le denominaba así para alabar el juego de equilibrio que aportaba Fede al once nazarí y tras haberlo tenido en el Sevilla Atlético. Estaba, llegada a todos lados y siempre lo hacía con la misión de unir las líneas para que el equipo no se rompiese.

Ese trabajo de obrero lo vio Álvaro Cervera , que con el fichaje del cántabro al que no disfrutó dejó su último y gran servicio al Cádiz CF. San Emeterio fue clave en la resurreción del conjunto gaditano el año pasado. Su trabajo infatigable pronto dio resultados a un equipo muerto y resucitado por otro ex del Valladolid, Rubén Alcaraz. Precisamente, compañero al que sentó en el banquillo por decisión de Sergio, que retocó su once de gala en Anoeta para dar un paso atrás ante un equipo que hace de las asociaciones en el centro del campo su razón de ser.

Para entorpecer ese juego mareante estaba San Emeterio, ese repartidor a domicilio del que tiró Sergio, que veía como a las primeras de cambio su pupilo marcaba terreno en un lance duro en el centro del campo con Mikel Merino, al que dejó en el suelo tras la disputa de un balón dividido. Ya en la segunda parte, tras llegar tarde a la pelota, Fede clavó sus tacos sin querer queriendo -que diría el gran Chavo del 8- en la pierna de Mikel Oyarzabal , que también sufrió la agresividad del mohicano a domicilio con el que Sergio ya sabe que puede contar fuera de casa, donde su equipo gana en robustez y contundencia para que el respeto no se pierda.

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