Copa del Rey (Pontevedra-Cádiz)

Regreso a Pasarón, lugar donde el Cádiz CF escapó de una pesadilla

El viejo estadio del Pontevedra fue testigo hostil de un partido en el que pasó a la historia negra del cadismo un árbitro que respondía al nombre de Francisco Manuel Arcas Piqueres

Abraham paz fue expulsado en el 68' de partido por Arcas Piqueres. a. v.

Alfonso Carbonell

Pocas veces el cadismo grabó a fuego en su retina el nombre de un señor de negro que se cruzó en el camino de un sueño que no por su actuación se dejó de vivir dos semanas después en Chapín. Pero ese sábado 4 de junio de 2005 no se olvida fácilmente. Ni se olvidará. Se sufrió bastante bajo el silbato del alicantino Francisco Manuel Arcas Piqueres. Vaya que si se sufrió. Y hasta se maldijo. No era para menos. El trato que recibieron los pupilos de Víctor Espárrago en aquella calurosa tarde en el Viejo Pasarón de Pontevedra fue inaudito por injusto. O en palabras de Raúl López ese mismo día y que dejó grabadas en los micrófonos de Canal Sur: «Indignante, lo nunca visto», se quejaba amargamente camino de los vestuarios el bravo zaguero jerezano, hoy segundo entrenador del Cádiz CF B.

El Cádiz viajó en chárter dada la importancia del duelo. a. v.

Para los más jóvenes o más olvidadizos, el escenario era el siguiente . Antepenúltima jornada de Liga. El Cádiz CF acude a Pasarón para medirse en mitad de un campo viejo (y que ya ha sido sustituido por el Nuevo Pasarón) a un rival que solo le valía la victoria para eludir el descenso que finalmente vivió. Más de mil cadistas en uno de los fondos y el ambiente, más que caldeado, era propio de la encerrona que terminó siendo. También, por lo que se veía, parecía ser un duelo de rivalidad territorial, al menos por una bandera del Xerez que se podía observar en el fondo de los ultras granas.

Los de Espárrago jugaron con Armando, Varela, Abraham Paz, De Quintana, Raúl López, Bezares, Suárez, Enrique, Pavoni y Jonathan Sesma. Después entraron Velázquez, De la Cuesta y Manolo Pérez. El Cádiz CF llegaba dependiendo de sí mismo en lo más alto de una apretada tabla , pero un tropiezo en forma de derrota lo podía dejar a falta de dos jornadas en manos de terceros, algo que podría haber hecho mucha mella en lo anímico dentro un equipo que no se había bajado de la zona de ascenso desde que en la tercera jornada en Almería comenzó a ganar partidos.

Por todo ello, el ambiente que se respiraba era infernal en el horno de Pasarón . Además, para ese encuentro faltaba en escena un jugador determinante en ese tipo de duelos, el uruguayo Andrés Fleurquin, que era baja por sanción tras haber visto la quinta amarilla de su ciclo la semana anterior en las tablas sin goles entre Cádiz CF y Ciudad de Murcia en Carranza. No llegaba muy a tono a esa cita en Pontevedra el Cádiz CF, que sumaba solo un punto de los seis anteriores tras caer en el Rodríguez López 2-0. Se estrechaba la clasificación y el colchon de puntos se desvanecía camino de Pasarón, donde se sufrió lo indecible a manos de un arbitraje que se empeñó en aguar la fiesta a los cadistas desplazados.

Al término de los primeros 45 minutos se llegó con 0-0 en el marcador, que abriría a los 9 de la reanudación Oli con un gol

Paz, junto a Lorenzo Buenaventura. a. v.

de pizarra y que un año después casi le da un punto al Cádiz CF en el Nou Camp de no dar en la madera el testarazo de un asturiano que en Pontevedra se abrió la cabeza.

El encuentro tuvo de todo . Sangre, la de Oli; sudor, la de todos. Y lágrimas, las de Paz, que terminaría expulsado injustamente tras un lance que terminó de sacar de sus casillas al central portuense.

Pero antes de esa jugada, llegó la gran polémica. El Pontevedra empataba con un gol ilegal después de que el central Yobo molestara con su salto a Armando, que veía como un armario africano chocaba con él cuando ya tenía el balón en las manos para que acabase desplazado hacia dentro de la portería. Las protestas gaditanas cayeron en saco roto para satisfacción de un estadio que se vino más arriba aún después (en el 68’) de que Arcas Piqueres señalase una falta inexistente del defensa cadista, que preso de la ira anterior y de la impotencia se encaró con el trencilla sacándole este la segunda amarilla. Las imágenes lleno de rabia de Abraham, que la tomó a golpes con el banquillo mientras Raúl Navas y Luis Soler lo aplacaban, simbolizaron el sentir de una afición que se sentía ultrajada por Arcas Piqueres, desde ese día ‘persona non grata’ para el cadismo .

Armando fue objeto de falta en el gol del Pontevedra

Los minutos siguieron pasando y cerca estuvo de agonizar el Cádiz CF, que de no ser por una salvadora intervención bajo palos de Ramón de Quintana, se hubiera quedado sin un punto que le seguía dejando depender de sí mismo. Al final, Manolo Pérez falló un mano a mano para lamento de una afición a la que le esperaba una noche entera y mitad del día de carretera.

A ese encuentro, acudió dada la importancia del mismo el entonces y recordado consejero del Cádiz CF, Michael Robinson, quien no dudó en vivir los momentos previos con una afición que lo admiraba mucho antes de que Antonio Muñoz, Pepe Mata y Miguel Cuesta le abrieran las puertas de la directiva que devolvió al Cádiz CF a la elite años después.

Robinson acudió a Pasarón. a. v.

El propio Robinson animó a unos jugadores que acabaron el encuentro muy indignados y tensos . Tanto enfado y tristeza se notaba en el vestuario cadista que hubo incluso que hacer un parón dentro del autobús ya de regreso para reflexionar acerca de lo que todavía estaba en ciernes. Fueron los veteranos Oli y De Quintana los que, unidos al cuerpo técnico, trajeron la calma y la perspectiva necesaria para afrontar las dos próximas jornadas centrados en sumar los seis puntos que se sumaron (ante Terrasa y Xerez) para ascender.

Abraham Paz, que acabó el encuentro descamisado y con una camiseta interior de Brigadas Amarillas, recuerda el viaje de regreso de la siguiente manera. «Nos montamos en el autobús de camino l aeropuerto muy indignados y cabreados, pero recuerdo que Armando, Oli y más veteranos nos hablaron desde la calma y serenidad que debíamos encontrar. Y eso hicimos, convertimos ese cabreo en fe y esperanza para  ganar los dos próximos encuentros para ascender».

Quince años después regresa a Pontevedra un Cádiz CF sin ánimo alguno revancha pero con el recuerdo de una tierra que no llegó a ser maldita al escapar a tiempo de la pesadilla. Toda la indignación se convirtió en motivación para no fallar en dos jornadas que se vivieron de manera apasionante.

https://youtu.be/tDI9qAmKVRc

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