Cádiz Cf

Increíblemente vivos

La sequía de victorias y las malas sensaciones no anulan las aspiraciones amarillas de abandonar la zona roja

P.V.

En un campeonato con un ritmo de puntuación diferente el Cádiz estaría prácticamente descendido. Por los puntos, por la incapacidad ofensiva, la fragilidad defensiva y millones de factores más. Estaría ya descendido el cuadro gaditano y, con total seguridad, el Granada y el Almería. Pero este mundo está loco y el campeonato liguero español no podía quedarse atrás. Por eso, y a pesar de acumular más de cinco meses sin vencer, el Cádiz sigue tremendamente vivo en la lucha por la permanencia. Y a eso se aferran los que reciben a cambio todo un calvario de decepciones.

Los deméritos ajenos permiten que el conjunto que ahora dirige Mauricio Pellegrino tenga ante el Celta una auténtica final para lograr una nueva salvación en la máxima categoría del fútbol español. Ya lo dijo Iván Alejo tras la derrota en El Sadar. «Llevamos desde el 1 de septiembre sin ganar y no te puedo decir mucho más que pedir perdón a la gente, a la afición y a nuestras familias. Quedan partidos y tenemos una final en nuestro campo ante el Celta. Es una verdadera final a vida o muerte. Hay que intentar ganar porque está en juego el pan de mucha gente». Unas palabras que suenan a momento decisivo en la temporada del Cádiz y, por ende, del futuro a corto y medio plazo de una institución que marea con proyectos y departamentos de, a priori, primer nivel, pero que, al mismo tiempo, descuida lo más importante: que la pelotita entre. Así lo demostró en el pasado mercado.

Quizás esa sea la pena más grande que sienta el cadista en estos momentos. La sensación de no haber aprovechado un momento histórico para asentarse e instalarse en la élite. Pero eso es otro capítulo ya que, sea por lo que sea, el Cádiz aún está muy vivo. Y lo está porque el Celta tampoco es que ande demasiado católico en este campeonato. Los de Rafa Benítez tampoco han arrancado en lo que va de temporada y se pueden aplicar el mismo cuento que el Cádiz: otro gallo cantaría si el ritmo de puntuación de los de abajo fuera diferente.

Por eso, lo del domingo es una auténtica final. Sin preámbulos y sin tonterías. Una final. Por el rival y porque, si no es contra el Celta el punto de inflexión, este equipo no invita al optimismo en otros escenarios. Ante los gallegos se debe marcar el antes y el después de esta nefasta temporada que está sufriendo la afición. Porque, por increíble que parezca, el Cádiz depende de sí mismo y una victoria el próximo domingo sacaría a los amarillos de la zona de descenso. Tal y como lo leen. Tan solo dos victorias en 25 partidos, 17 puntos y los peores registros ofensivos de la categoría y de, prácticamente, todo el panorama europeo de primer nivel. Sin sumar tres puntos desde el 1 de septiembre y con la asustadiza cifra de un solo gol anotado en los últimos ocho partidos de liga. Y, aún así, ganar al Celta supondría abandonar la zona roja. Algo totalmente increíble y, al mismo tiempo, con la apariencia de ser hasta sencillo. Porque jamás una permanencia estuvo tan barata y eso molesta el doble en el cadismo.

Eso sí, ganar al Celta de Vigo el próximo domingo va a ser de todo menos sencillo. Ni mucho menos. El cuadro gallego presenta amenazas importantes en ataque como Larsen, Iago Aspas o Douvikas. Por cierto, entre los tres (17) suman más tantos que todo el Cádiz (15). Además, cuenta con la presencia del peruano Tapia, que ejerce de bisagra en la medular y dota de equilibrio y compostura a todo el bloque celeste. Recuperar la solidez defensiva debe ser el primer paso para salir vencedores del duelo a vida o muerte del domingo. Ser un Cádiz reconocible y que esté más cerca de lo visto en La Cerámica que de lo de El Sadar o el duelo ante el Real Betis, plagados de facilidades y concesiones.

Lo defensivo es primordial, pero si no va acompañado de un mínimo acierto ofensivo la victoria seguirá quedando bastante lejos. Mauricio Pellegrino aún no ha podido celebrar ningún tanto desde que aceptó el reto de su vida y por eso ya ha comenzado a probar distintos esquemas y nombres en sus alineaciones. De hecho, parece que la influencia de Chris Ramos, que era totalmente intocable para Sergio González, ha disminuido con el argentino. Juanmi disfrutó de su primera titularidad ante Osasuna y, a pesar de que sus minutos iniciales como cadista no son esperanzadores, ya significan un movimiento de fichas en el árbol amarillo.

Solo Robert Navarro parece crear sensación real de peligro cuando se aproxima al área. Más allá del catalán, al equipo se le nubla la vista cuando encara los últimos metros y el estado de forma de jugadores como Darwin Machís, Maxi Gómez, Brian Ocampo y compañía es muy preocupante. En este Cádiz todo está muy mal y, a pesar de ello, los amarillos están tremendamente vivos en la lucha por la permanencia. Una cosa de locos y, al mismo tiempo, esperanzadora. ¿Será el domingo el día en el que al fin se acabe la sequía de victorias?

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