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¿Dónde confiar?

A pocos días de la final ante el Celta, el cadismo se hace una pregunta antes de concienciarse para animar: ¿A qué agarrarse para confiar?

Pellegrino habla con sus jugadores antes de un ejercicio. ccf

Alfonso Carbonell

No hacía falta que saliera el presidente sevillano del Cádiz CF para arengar a las huestes. Muchos menos falta hacía que empleara la comparecencia del pasado martes para presentar una camiseta en homenaje a la Armada en un día que el equipo AMARILLO se la juega. Al cadismo no se le llama porque antes de llamarlo ya está ahí. Eso sí, este domingo estará a regañadientes y no es para menos porque su equipo no hace más que darle disgustos jornada tras jornada. Y van muchas. Pero mientras hay vida hay esperanza y no queda otra que unirse en pos de una batalla que aclarara el panorama de aquí a final de temporada.

Eso sí, la afición se hace una pregunta antes de enfundarse la camiseta amarilla, coger la bufanda y dirigirse al templo de La Laguna. ¿A qué agarrarse para confiar? Pues bien, la cosa está difícil pero no queda otra que ser optimista antes de afrontar un duelo. Y sí, hay puntos a los que agarrarse para poder sumar la primera victoria del año y con ella, coger ese ansiado impulso que haga posible no el hecho en sí de mantenerse, sino ganarse la posibilidad de hacerlo ya que incluso ganando por delante quedará un calendario de lo más complicado.

Desgraciadamente, no son muchos los argumentos futbolísticos a los que la afición cadista puede agarrarse puesto que de ser realistas, hoy por hoy y por mucho que el Celta no atraviese un buen momento, el once de Rafa Benítez es mejor en prácticamente todos los aspectos del juego. Eso sí, como en el fútbol nada está escrito, el Cádiz CF podría encontrar algunos resquicios para hacer saltar las casas de apuestas, que ven desde varias jornadas atrás a los de Mauricio Pellegrino como clarísimo aspirante al descenso.

1. El embrujo de Carranza

Efectivamente, el primer factor a favor de pensar en una victoria gaditana se sale obviamente de lo deportivo. Y es que el equipo de Pellegrino se podría decir que, como mínimo, no ha superado en nada a lo que ya se hacía con Sergio. El Cádiz CF va de mal en peor y los argumentos futbolísticos brillan por su ausencia. Contemplado esto, no queda otra que confiar en el embrujo de Carranza, un estadio que cuando se pone es capaz de convertirse en una auténtica olla a presión siempre y cuando acompañe el equipo. Y no, a los amarillos no se les va a pedir fútbol porque han demostrado que no lo tienen, pero sí que se les exigirá esa raza y saber estar para lidiar con este encuentro definido como una final por el propio presidente del club. Un Manuel Vizcaíno al que por cierto casi se le olvida en su rueda de prensa, enredado entre pullas a la prensa y algún que otro tirón de orejas a la afición, proclamar lo que a todas luces debió ser el discurso troncal de su comparecencia, la medida más que plausible de regalar una entrada a cada abonado con el fin de que Carranza sea un clamor y sople en todo momento del lado de los jugadores amarillos. Si a los de Pellegrino no les pesa la camiseta y aprovechan el empuje de la grada tendrán mucho ganado ante un rival que tampoco debe estar pasando por un buen estado anímico.

2. Las dudas de los gallegos

El aspecto psicológico de ambos equipos pesará más que los motivos futbolísticos. Como en cualquier final entre dos equipos que andan en el alambre, el fútbol es muy posible que pase a un segundo plano. Y es ahí donde los locales deberán hacerse fuerte, creérselo y confiar en sus posibilidades con la ayuda de la grada. Ya el Celta en el curso pasado se achicó en Carranza en un encuentro a vida o muerte que terminó llevándose el Cádiz CF gracias al gol de Sobrino previo jugadón de Escalante, un futbolista clave para este hipotético resurgir amarillo. Además, el Cádiz CF debe estar acostumbrado a jugarse la vida en estas últimas jornadas, algo que lleva haciendo también el Celta aunque con diferencias globales. Para empezar, su entrenador, Rafa Benítez, que mantiene el cargo debido a que las arcas del conjunto vigués no están por la labor de pagarle el contrato. El que fuera campeón de la Champions con el Liverpool o de Liga con el Valencia es un entrenador llamado para otras lides y él es el primero que representa lo que le está pasando a una plantilla llamada para otras cosas que no sea la permanencia. Con todas esas dudas, el Cádiz CF debe lidiar y ponerlas en el lado de su balanza para que el Celta, poco a poco, se vaya embarrando en un partido en el que nunca se ha de sentir cómodo.

3. El orgullo y el amor de ser futbolista

No queda otra que confiar en los que están. Y aunque de los que están apenas se salvan Chris Ramos, Alejo, Alcaraz y algún compañero más que aparece de manera intermitente no es menos cierto que todos ellos alguna vez han sido determinantes en temporadas anteriores. La cita del domingo es de esas que cualquier futbolista profesional pagaría por estar; el estadio estará a rebosar, la afición incondicional se olvidará de todo y se centrará en llevar en volandas a su equipo; sin duda, une escenario en el que ya ha estado este Cádiz CF en anteriores ocasiones y salió victorioso. Es la hora de los hombres, de esos que lejos de arrugarse con un drama en el que muchos se vienen abajo se vienen arriba de manera espontánea, casi milagrosa. Porque es eso a lo que se agarran muchos cadistas, a un milagro de aquellos que allá por los principios de los 90 y finales de los 80 se daban con Irigoyen en el palco. Muchos de los jóvenes cadistas quizás no puedan recordar tiempos no vividos, pero partidos como estos se dieron en Carranza a manojitos. Por ello, no era raro que Raúl Procopio dijera al término de una nueva promoción salvadora: «Dios es gaditano». Sin duda, si hay días en los que un profesional se ha de sentir futbolista y vivir lo que soñó de pequeño, uno de ellos será el de este domingo.

4. La hora de Pellegrino

Se trata de confiar, de tener fe, de soñar con que todo se va a dar. Y si todo se da, debe ser la hora de la reacción, del trabajo, de la realización de lo que se lleva haciendo desde la llegada del nuevo entrenador, un Mauricio Pellegrino que no ha sido capaz de dar aún con la tecla, con ninguna tecla. Sin embargo, la trayectoria del exjugador de Valencia o Barcelona está ahí y no es producto de la imaginación. Hacer lo ha hecho tanto en Vitoria como en Leganés y aunque hasta el momento poco o nada ha conseguido al frente del Cádiz CF, quién dice que no le llega la hora este domingo ante el Celta. Es sabido que aunque no se está viendo en la Liga, con Pellegrino se ha recuperado la intensidad que se acabó perdiendo en El Rosal con Sergio al frente. Se trabaja, y mucho. No obstante, los resultados no están acompañando y eso supone ya no una carga para unos futbolistas desmoralizados sino también para un cuerpo técnico que día tras día ve como su etapa en el banquillo de Carranza puede ser o está siendo un fracaso. Ha tenido cuatro partidos para intentar cambiar algo y no lo está consiguiendo. Dicen que no hay quinto malo. Además, al igual que el equipo se la juega, no menos se la juega un entrenador que de perder este domingo podría tener sus horas contadas dado que se le ha fichado para retomar el vuelo y no solo no está consiguiéndolo sino que ha entrado en barrena.

5. Las estadísticas están para romperlas

Cervera era y es muy amante de esas estadísticas negras como antela de una buena. Ya saben, aquello de que mientras más tiempo ha pasado desde la última victoria más cerca estará la siguiente. Y ahí, sí. Ahí este Cádiz CF está bordándolo. Desde el pasado año, el 1 de septiembre, no gana un equipo destruido en lo anímico. Sin embargo, hay que confiar que a pesar de que los futbolistas no merecen el arrope de la grada lo van a tener simplemente por ponerse una camiseta por la que harán todo lo posible de merecérsela este domingo.

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