Fuerzas Armadas

Una juez militar intenta sin éxito culpar de la explosión de Hoyo de Manzanares al teniente Candón

El gaditano resultó gravemente herido en el accidente ocurrido hace una década y a consecuencia del que tiene el 79% de discapacidad

El teniente José Manuel Candón en su domicilio de Chiclana. Antonio Vázquez

Verónica Sánchez

Hace 10 años, mientras varios militares se encontraban en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares, en Madrid, realizando un ejercicio de adiestramiento en desactivación de explosivos para desplegar como cascos azules de la ONU en Líbano, se produjo una fatal explosión que acabó con la vida de cinco de ellos . El sargento primero Víctor Manuel Zamora Letelier, el cabo primero Javier Muñoz Gómez, el sargento primero Sergio Valdepeñas Martín Buitrago, el sargento Mario Hernández Mateo y el cabo Miguel Ángel Díaz Ruiz fallecieron a causa del terrible accidente.

Tanto el sargento primero Zamora Letelier como el cabo primero Muñoz Gómez estaban destinados en la Brigada de Infantería de Marina Tercio de Armada, al igual que el cabo primero Herminio Álvarez Gómez, que resultó herido leve, y el sargento primero Raúl Alfonso González Fernández y el teniente José Manuel Candón Ballestero, ambos heridos graves .

El día 24 del pasado mes de febrero, coincidiento con el décimo aniversario de la tragedia, el teniente Candón (que perdió un ojo y del otro tan sólo tiene entre un 15 y un 25% de visión, ha pasado por 35 operaciones y cuenta con el 79% de discapacidad) fue notificado de un auto de procesamiento en el que la juez militar instructora del caso, comandante Patricia Moncada, le acusaba de provocar el accidente y pedía para él 6 años de cárcel . De todo eso se enteró el teniente Candón, asidonense afincado en Chiclana, el día 25 de febrero al acudir al Juzgado Militar de San Fernando.

El auto pilló a todas las partes por sorpresa y contra él cargaron la defensa del teniente Candón, Fiscal, Abogacía del Estado y las representaciones legales del resto de víctimas. Tanto es así que en el mes de mayo el Tribunal Militar Territorial nº1 estimó el recurso de apelación interpuesto por la defensa del teniente y archivó el auto .

«Conjeturas y presunciones»

La jueza acusaba al teniente de Infantería de Marina de la «comisión de siete presuntos delitos (...), contra la eficacia en el servicio (...) cinco de ellos con resultado de muerte, uno con resultado de lesiones graves y otro con resultado de lesiones leves». En resumen, se culpaba a las víctimas de la explosión de no haber manipulado correctamente la munición y Candón es el militar más antiguo con vida de los que estaban allí presentes.

Ante esta acusación el fiscal jurídico militar José Cervera Rodríguez en su escrito señalaba que durante una década el teniente «ha ostentado la posición de legitimación activa del proceso, en su condición de testigo/perjudicado, pasando mediante el auto que ahora se recurre a tener la condición de parte pasiva, de sometido a procedimiento penal». Además, solicitaba la nulidad de la «resolución dictada por vulneración del derecho a un proceso justo y con todas las garantías» . Teniendo en cuenta que «se ha inculpado formalmente, es decir, procesado en un procedimiento penal, con las consecuencias que ello conlleva, por mucho que el procesamiento sea una resolución provisional, al teniente Candón Ballestero, sin previa imputación». Además, aseguraba el fiscal que la juez, respecto a las causas de la explosión, se basa «en conjeturas y presunciones no apoyadas por indicios de entidad relevantes que justifiquen el procesamiento acordado».

Así las cosas el Tribunal Militar Territorial 1º consideró en mayo que el auto de la juez adolecía «del necesario sustento incriminatorio en cuanto a que los hechos puedan razonablemente sustentarse en los motivos apreciados por la juez, ya que no constituyen verdaderos indicios y, por otra parte, se entiende vulnerado el derecho de defensa del procesado », por lo que revocó el auto de procesamiento.

«¿Quién va a reparar este daño, esta injusticia?»

Pero en junio la juez togada volvió a citar como investigado al teniente Candón, para posteriormente notificarle otro auto de procesamiento. Cinco meses más tarde, el 2 de noviembre, el mismo Tribunal Militar, volvía a estimar el recurso de apelación interpuesto de nuevo la defensa del infante de Marina, «la representación letrada de las acusaciones particulares, el Ministerio Fiscal y la Abogacía del Estado» y acordaba «el sobreseimiento definitivo» .

Ahora el teniente José Manuel Candón declara estarse recuperando de ocho meses en los que lo ha pasado «muy mal». «No se los deseo ni a mi peor enemigo», cuenta a este periódico. «Al desprecio que sentí el pasado 24 de febrero cuando no me dejaron asistir al homenaje que se hizo a mis compañeros en nuestra unidad, en el décimo aniversario del accidente, se sumó un procesamiento injusto». «El daño moral y psíquico inflingido a mis familiares y a los de los fallecidos es irreparable. Pasar de víctima a verdugo por el capricho de una comandante auditor sin pruebas », se lamenta. No quiere hacer muchas declaraciones, pero afirma que «respeta pero no comparte las decisiones judiciales», al tiempo que recuerda que le pedían 6 años de cárcel por la muerte de sus compañeros en un accidente que ha tenido graves secuelas para él. «¿Quién va a reparar este daño, esta injusticia?».

El teniente José Manuel Candón sigue esperando la audiencia con la ministra de Defensa que solicitó hace años y que no ha llegado aún. Y defendiendo que la munición que les dieron estaba inútil y por eso se produjo la fatal explosión que marcó para siempre su vida.

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