DISEÑO. La popular botella se ha exhibido en museos de arte moderno. / L.V.
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La bebida que trajo cola

Coca-Cola, el refresco más consumido en todo el mundo, cumple hoy 120 años con una salud más que envidiable

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Después de OK, Coca-Cola es la palabra más reconocida y pronunciada en todo el mundo. La bebida que nació como un jarabe que aliviaba las jaquecas y aplacaba las afecciones nerviosas es hoy el símbolo de la sociedad de consumo y del american way of life. Hoy cumple 120 años durante los que ha calmado la sed de cientos de millones de personas. Las burbujas del refresco y otras marcas asociadas sustentan un negocio descomunal que hace tres años consiguió un beneficio neto de 17,8 millones de euros. La compañía, que a finales del siglo XIX contaba con una plantilla de 20 personas, dispone ahora de un ejército de ocho millones de trabajadores que de forma directa o indirecta se afanan para el gigante americano. La vida de Coca-Cola corre pareja a la de Estados Unidos: justo cuando se alumbraba la bebida, Nueva York recibía como regalo de Francia la Estatua de la Libertad.

El mejunje de la chispa de la vida se elaboró el 8 de mayo de 1896 en una botica de Atlanta (Georgia), cuando el farmacéutico John S. Pemberton desarrolló una fórmula que hoy sólo conocen dos personas en el mundo.

En la prehistoria de esta poción carbonatada, la bebida tenía entre sus ingredientes cocaína, sustancia que se suprimió en 1906 y que se sustituyó por la cafeína. Aún hoy la compañía no niega que adquiere toneladas de hojas de coca en Bolivia, que después procesa para eliminar de su composición el alcaloide que lo convierte en droga. De esta manera, «la hoja de coca sería a la Coca-Cola lo que el lúpulo a la cerveza», dice la empresa.

Fuentes a presión

Las primeras Coca-Colas se despachaban a través de fuentes a presión. Fue en 1915 cuando el refresco adoptó un envase único de cristal de formas sinuosas en el que los amantes de Freud ven la silueta de una mujer. Seguramente nunca imaginó Alexander Samuelson, el autor del diseño, que su obra se exhibiría en los museos de arte moderno e inspiraría a artistas como Andy Warhol. Siguiendo las directrices de la convocatoria del concurso, Samuelson diseñó un recipiente que fuera reconocido por un ciego, incluso hecho trizas.

La historia privada del producto se imbrica con la de la humanidad. Durante la II Guerra Mundial el refresco se acomodó al petate de los soldados estadounidenses y la Coca-Cola se hizo lata. Por aquel entonces el refresco ya campaba por 44 países. En España la bebida no vio oficialmente la luz hasta los primeros años cincuenta. En la actualidad está presente en unos 200 estados, más que los que integran la ONU.

Al calor de la fama de Coca-Cola han ido proliferando imitaciones. Afri-Kola, Meca-Cola, Mexicola y un sinfín de colas engrosan la legión de primas hermanas del refresco, entre las que sobresale Pepsi-Cola, casi tan antigua y también inventada por un farmacéutico.

En torno al refresco circulan cientos de leyendas urbanas que la empresa desmiente con ahínco. Por ejemplo, la Cola-Cola mezclada con aspirina no se convierte en un potente afrodisíaco, ni elimina el óxido ni tampoco mata los glóbulos rojos.