EDUCACIÓN

La profesora gaditana que todos quieren tener

Rocío Sepúlveda es docente en las Carmelitas, cineasta, humorista, autora del libro ‘La Seño’ y arrasa en las redes

Rocío Sepúlveda es profesora de Educación Especial en las Carmelitas de Cádiz. LA VOZ

SARA CANTOS

De ella podría decirse que es una especie de ‘mecenas’ de la educación infantil. Plasmó su experiencia en clase en el libro La Seño, presente en muchas mesitas de noche de familias con hijos. Parte de los beneficios los destinó a los niños y, anuncia, en diciembre publicará otro libro.

- Eres profesora de Educación Especial, tienes miles de seguidores en Facebook gracias a tu libro ‘La Seño’, también sacas tiempo para escribir guiones , hacer documentales, etc. Acabas de donar material para los niños ingresados en el Puerta del Mar. ¿Puedes explicar esta mezcla de pasiones y cómo empezó todo?

–No es la primera donación que hago para niños más vulnerables pero sí la primera al hospital. Todo empezó cuando la gente de mi alrededor me decía que compartiera en público las anécdotas y vivencias de mi día a día como profesora que les contaba de manera particular. Así lo hice y en abril de 2016 empecé a compartir en mi perfil personal de Facebook mis vivencias en las aulas y ahora tengo más de 80.000 seguidores. Para mí es solo una cifra, no soy muy de redes, de hecho no tengo ni Twitter ni Instagram. Luego las reuní en un libro que publiqué, ‘La Seño’. En este libro auné mis dos pasiones, el humor y la docencia. No lo hice por interés económico, por eso decidí que parte de los beneficios lo destinaría a los niños. Era una manera de devolverles todo lo que me dan. La primera edición del libro me sirvió para ayudar a un alumno que había sufrido un infarto cerebral. En el caso de la donación al hospital surgió porque tenía a una persona cercana, una niña, ingresada en el hospital

Tras aprobar las oposiciones en 2008 renunció a su plaza de pohrque «estaba contenta donde estaba»

¿A qué alumnos das clase?

–Tengo alumnos desde 3 hasta 16 años con distintos perfiles: espectro del autismo, discapacidad intelectual, dificultades del aprendizaje, discalculia, dislexia, trastorno del lenguaje... Pese a lo que cualquiera desde fuera pudiera pensar, el humor te acompaña fuera y dentro del aula... Los niños me encantan, mis alumnos me encantan y disfruto cada día porque cada día es diferente. Lo que más me gusta es que, de repente, uno de tus alumnos hace algo un día y en ese pequeño gesto ves el fruto a tu trabajo. Aprendo mucho con ellos y me hacen reír mucho, tienen reflexiones que te sorprenden. Intento potenciarles todo lo bueno que tienen y tener muy presente el humor, eso es fundamental

–Eres profesora pero también cineasta, escritora, humorista, guionista ¿Cuál es tu próximo proyecto ?

–La verdad es que no paro de hacer cosas. Estudié Cine en Madrid aparte de Educación Especial. He hechos trabajos audiovisuales, comedia y otros relacionados con las artes escénicas. Ahora tengo en proyecto hacer una película de bajo presupuesto.

–¿De qué trata?

–Es una película de corte costumbrista, con humor, sobre mujeres jubiladas. Aborda la historia de un grupo de amigas con dificultades diferentes que se unen para ayudarse unas a otras. Hacen cosas que nadie se espera que puedan hacer. No puedo decir nada más.

–¿Habrá otro libro de ‘La Seño’?

–Sí, sigo con ‘La Seño’ y en diciembre de este año espero sacar una segunda parte. Mantendré el formato humor, seguiré contando anécdotas infantiles y reflexiones diarias sobre la vida escolar y, seguro que muchos profesores me entenderán. Espero que aporte algo positivo a cualquiera que lo lea.

En diciembre sacará una segunda parte del libro ‘La Seño’ y prepara una película sobre un grupo de jubiladas

–Trabajas en las Carmelitas de Cádiz...

–Sí, llevo doce años allí como profesora de Educación Especial. Estoy muy bien, tengo un aula de educación especial dentro del centro ordinario y puedo trabajar bien la integración. Hago sesiones específicas, trabajo dentro del aula de cada alumno, no en un aula específica, así se integra mejor.

¿No tienes experiencia en la educación pública?

–Empecé en la pública. Aprobé las oposiciones en 2008 y renuncié a la plaza.

–¿Estás diciendo que renunciaste a una plaza de funcionaria pública al comienzo de la crisis económica?

–Sí, arriesgué porque estaba muy bien en las Carmelitas y decidí quedarme, y me alegro. Por entonces la renuncia era de por vida. Actualmente si renuncias puedes volver a la bolsa de trabajo.

–¿Crees que hay recursos suficientes para la enseñanza pública?

–Yo creo que sí hay recursos aunque nunca hay suficientes. Haría falta más material, más profesores. Cuanto más, mejor porque cubres más campos. En todo esto tiene mucho que ver el ‘material humano’, si éste es bueno todo funciona mejor. Creo que en Cádiz estamos rodeados de buenos profesionales docentes y eso es muy importante.

–¿Echas en falta algo de la educación con respecto a cuando empezaste a dar clase? ¿Qué envidias del sistema educativo de otros países?

–En otros países hay más profesores por aula y las clases tienen menos alumnos. Aquí muchas veces la ratio es muy grande y con más profesores se podría trabajar de una manera más específica con el alumno. La diferencia con respecto a hace 12 años, cuando empecé a trabajar, es que ahora los alumnos se distraen con más facilidad y no saben esperar. No es culpa de ellos sino de la sociedad. A los adultos también nos pasa. Por otro lado, ahora cada vez más los profesionales se forman más y se hacen expertos en muchos campos que cubren muchas necesidades.

«Ahora se da más valor al aprendizaje significativo, nos preocupamos más de las emociones de los niños»

Sobra preguntar, por tu profesión y especialidad, lo tuyo es pura vocación.

–Mi madre me cuenta que cuando era pequeña me gustaban muchos los niños y me ponía a enseñarles a leer, a sumar, de repente me veía en la plaza de Mina empujando a algún niño en silla de ruedas.

–¿Son conscientes de la discapacidad los niños con algún tipo de limitación?

–Toman conciencia de la limitación pero igual que un niño o un adulto ordinario. Yo intento potenciar lo que tienen de bueno, no tomar tanta conciencia de lo que no podemos hacer sino de lo que sí podemos hacer. Esta es mi filosofía de trabajo. Tanto con los niños como con adultos como conmigo misma.

–¿Hay conciencia de la diferencia o la discapacidad entre los compañeros, entre los otros padres?

–Con respecto a la educación especial hay una conciencia colectiva bastante buena. Muchas veces somos los adultos los que vemos más dificultades a las limitaciones. Los compañeros, los niños, normalizan las discapacidades, las diferencias y se ayudan mucho los unos a los otros.

–¿Crees que ahora se estudia para aprobar y no para aprender?

–Ahora hay una corriente muy en favor de las emociones y de las competencias. Antes se daba menos importancia al aprendizaje significativo y más al académico, ahora nos preocupamos más de la emoción de los niños.

–¿Cómo sería tu colegio ideal?

–Tendría mucho verde, espacios para jardín, huerto, una biblioteca muy grande. Reduciría el número de alumnos por clase y el tiempo que están sentados en los pupitres. Prescindiría más de los libros de texto y elaboraría un temario propio conforme al currículum educativo. En parte esto último ya lo hago.

–A veces da la sensación de que los centros educativos se han convertido en contenedor donde dejar niños...

R.- A veces los niños están muy saturados de actividades extraescolares y tienen poco tiempo para jugar y desarrollar su identidad como niños. De hecho, cuando van al recreo salen corriendo, sin pensar, aunque no vayan a hacer algo concreto, sólo para desfogarse.

Rocío firmando un ejemplar de su libro La Seño. LA VOZ

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