Monumentos de Cádiz

El patrimonio olvidado

Monumentos y estatuas de la ciudad sufren las consecuencias de la climatología, el vandalismo y la ausencia de un mantenimiento adecuado

Monumento a Segismundo Moret, en la plaza de San Juan de Dios

A. M.

El Monumento a las Cortes, el del Marqués de Comillas, el de Moret... la estatua de la diosa Gades, la del Beato Diego, la de Blas de Lezo... el Pájaro Jaula, la estatua del dios Baco... son sólo algunas de las obras artísticas que ... forman parte del patrimonio de Cádiz y que con el paso del tiempo, el vandalismo y la falta de mantenimiento se deterioran día a día .

Muchas de esas estatuas que se integran en el paisaje gaditano adolecen de una adecuada conservación que hace inevitable esa degeneración progresiva si no se interviene cuando es necesario. A las causas naturales de esos daños que presentan los monumentos, (el agua, la temperatura, la humedad, la salinidad del ambiente...) se unen las alteraciones provocadas directamente por las personas. No sólo en lo que se refiere a actos vandálicos de quienes no tienen nada mejor que hacer que dañar el patrimonio sino también los cambios de ubicación o incluso las limpiezas o restauraciones realizadas incorrectamente.

Todo eso afecta al resultado final de esas imágenes creando una gran sensación de dejadez . Esa falta de preocupación, a su vez, invita a algunos a no respetar esos bienes. Al final, en medio de estas circunstancias, el patrimonio es el gran perjudicado . Y algunas de las estatuas de Cádiz son buen ejemplo de ello.

1

El monumento a Moret

Es uno de los más visibles, sin duda por el lugar en el que se encuentra. La estatua del político gaditano Segismundo Moret preside la plaza de San Juan de Dios y su estado deja mucho que desear. A la suciedad propiciada por el ambiente se une el gamberrismo que afecta a la base. Y todo ello, a pesar de que el pasado mes de febrero el Ayuntamiento anunciara que se iba a proceder a su intervención precisamente tanto para su limpieza como para la restauración de los bronces y mármoles. Además se iban reparar algunas fisuras que sufre el monumento.

2

La diosa Gades

Otro de los símbolos de Cádiz, la diosa Gades, también presenta falta de conservación. Esta estatua, una de las más bonitas de la ciudad, ubicada en el Paseo de Pery Junquera, domina la entrada al puerto gaditano. En este caso, además de cierta suciedad como consecuencia de los agentes naturales, también es especialmente llamativo el estado de oxidación de la base sobre la que se eleva esta escultura que modelara el artista Juan Luis Vasallo.

3

Monumento a las Cortes de 1812

Si hay un monumento emblemático en la ciudad es el de la Constitución de 1812 en la Plaza de España. Ha pasado ya prácticamente un año desde que la figura principal de este conjunto, la que representa la Constitución de Cádiz, perdiera la la gran espada que porta y que se desprendió de forma inesperada. Poco después el Ayuntamiento ya trabajaba en un proyecto de restauración integral para este Bien de Interés Cultural (BIC), para el que solicitaba la colaboración de la Junta. De momento, la obra de Aniceto Marinas, que se limpió para el Bicentenario, no ha sido intervenida. Y la espada tampoco se ha reintegrado en el mismo.

4

Blas de Lezo

La estatua de Blas de Lezo tampoco pasa inadvertida para cuantos la contemplan en el Paseo de Canalejas. en este caso el problema reside en su base. A la espalda del monumento del almirante, el héroe con una pata de palo, tuerto y con un brazo inutilizado, el ‘Mediohombre’, como era conocido, se explica la gesta de este marino que residió en El Puerto de Santa María. Esa inscripción, aunque fue renovada, vuelve a costar trabajo leerla ya que las letras, grabadas en piedra, se van deteriorando y quedan borradas. El monumento fue inaugurado en 2014 en honor al español que inflingió la mayor de las derrotas sufridas por la flota inglesa en Cartagena de Indias en 1741.

5

Beato Diego

La estatua dedicada al fraile capuchino fue bendecida e inaugurada en 1996. Situada en la Alameda Apodaca, justo frente a la iglesia del Carmen, tampoco presenta un buen estado de conservación. Realizada en bronce por el sevillano Francisco Parra, la imagen del beato Fray Diego José de Cádiz sufre las consecuencias de estar a la intemperie y se ve dañada por la suciedad, algo que en este tipo de material es aún más llamativo. Este monumento fue hace unos años objeto de vandalismo de alguien contrario al religioso. Concretamente, le cambiaron la placa y su inscripción.

6

Monumento al Marqués de Comillas

Otro grupo escultórico pendiente de que se arreglen sus desperfectos es el del Monumento al Marqués de Comillas, también en la Alameda a la que le da nombre. El verano pasado, el Consistorio gaditano retiraba la cabeza de una de las figuras porque suponía un riesgo para la seguridad de las personas. Por ahora, no se ha vuelto a colocar. También en la parte superior, la zona del escudo, está rota. El monumento dedicado a Claudio López Bru, Marqués de Comillas, se inauguró en 1922 y es obra del escultor Antonio Parera y Turina. Está tallado en piedra azulada de Murcia y colocado sobre una base de mármol oscuro de Figueras. Además, dispone de una pequeña cripta, con doble escalera, donde hubo una biblioteca, la primera subterránea de hispanoamérica.

7

Dios Baco

Probablemente pocos sabrán que Cádiz tiene una estatua dedicada al dios romano Baco. Esta escultura pétrea se encuentra en el Parque Genovés, justo al lado de la zona infantil que hay junto al Parador y muy próxima también al templete. De nuevo, el estar al aire libre y cerca del mar no favorece su conservación en perfecto estado. Las manchas que presenta son evidentes y se hace necesaria una limpieza en profundidad.

8

Pájaro Jaula

Desde antes de su inauguración en 2008, el ‘Pájaro Jaula’, ese símbolo de libertad que conmemora la Constitución Española de 1978, ha generado ciertos recelos. La obra de Luis Quintero está realizada en acero inoxidable pero precisa un mantenimiento, un adecentamiento porque no es ajena a la climatología y la apariencia que tiene es que se ha oxidado ya que al estar al aire libre, como las demás, sufre las inclemencias del tiempo. Lo cierto es que prácticamente desde que se estrenó en la Plaza de la Constitución, esta escultura de nueve metros de altura no ha encajado bien la humedad ni la salinidad del ambiente y ello ha obligado a su limpieza en más de una ocasión. Ahora de nuevo su aspecto no es el que debiera por lo que se hace urgente también una intervención en el mismo.

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