Coronavirus en Cádiz

Confinado en un velero de 10 metros en Cádiz

Un temporal obliga a José Gritti a pedir asilo en Cádiz donde lleva más de 50 días aislado por la crisis del Covid-19

El joven argentino zarpó de Porto Santo hacia Ibiza cuando se desconocía el alcance de la pandemia, no había estado de alarma ni restricciones de movilidad

José Gritti en su velero ‘Perla Negra’ permanece amarrado en Cádiz por la crisis del coronavirus. Antonio Vázquez

Miren Landeta

Cuando José Gritti zarpó de Porto Santo, una pequeña isla del océano Atlántico, no sospechaba que su travesía hasta Ibiza le iba a presentar un escenario mundial tan inverosímil. Navegar es avanzar hacia un destino pero aunque el rumbo quede fijado con esmero, en la mar hay pocas certezas y multitud de variables. Gritti sabe bien que aquel que no se adapte a las circunstancias, está condenado a quebrarse.

Diestro en el manejo de la vela, – se crió en San Nicolás, a la orilla del río Paraná–, el argentino hizo de su pasión su profesión y desde muy joven participó en competiciones y ejerció de patrón de varias embarcaciones. Hace unos meses compró el ‘ Perla Negra ’, un velero sólido y marinero pero que a diferencia del de capitán Sparrow tiene algo menos de eslora y elcasco de aluminio. Se trata de un Romanee de 33 pies.

Gritti había emigrado desde Barcelona hasta Porto Santo escapando del frío invierno catalán y buscando el clima amable de latitudes más ecuatoriales. Tras pasar casi dos meses disfrutando del clima amable de Madeira, le ofrecieron un trabajo de patrón en Ibiza . Con la temporada estival en ciernes, zarpó en los albores del estado de alarma. Wuhan había sucumbido a la pandemia y en Italia el coronavirus empezaba a hacer estragos. En España, aún no se hablaba del cierre de fronteras y ni Fernando Simón ni los expertos del Gobierno preveían la bomba que estaba a punto de explotar. Entre tanto, José soltaba amarras. Había consultado el pronóstico meteorológico que advertía de vientos fuertes en el Estrecho pero había lidiado en numerosas ocasiones contra las inclemencias del tiempo. «Me agarró un Levante muy fuerte, casi imposible, y tuve que buscar alternativas. El puerto más cercano era Cádiz ».

La sorpresa llegó cuando descubrió que se había declarado el estado de alarma, toda actividad no esencial estaba paralizada, la población permanecía aislada y los puertos estaban cerrados. Por suerte, recibió autorización para amarrar en el puerto de Cádiz. Era 18 de marzo y José se veía abocado a echar el ancla porque comenzaba su confinamiento forzoso en el ‘Perla Negra’ .

Cuarentena en Cádiz

José Gritti A. V.

«Sigo una rutina diaria a bordo. Me levanto temprano y empiezo el día con un ritmo más tranquilo. Tomo mate , escucho algo de música y leo. Después hago el mantenimiento del barco y tomo un aperitivo, quesito, olivas.... el tiempo pasa rápido».

Paneles solares, generador eólico, camarotes, baño, mesa de cartas, equipos electrónicos y una cocina de proporciones considerables teniendo en cuenta las limitaciones espaciales del hogar de Gritti. El barco, pese a que ya va acumulando una edad, está perfectamente pertrechado y su capitán se ha encargado de aprovechar cada hueco para almacenar toda clase de tesoros. Así, podemos encontrar desde una máquina de coser que el argentino emplea para fabricar resistentes bolsas hechas con el tejido de las cometas de kitesurf, varias tablas de surf, bicicleta, todo tipo de herramientas incluyendo una amoladora y germinados de legumbres. «Creo que tengo herramientas por encima de mis posibilidades», reconoce divertido mientras levanta una trampilla para mostrar garrafas de cinco litros con arroz, harina y lentejas. Son sus reservas de víveres. «Es un buen sistema de almacenamiento y como dejo una cámara de aire en las botellas, si caen al agua, flotan».

José es una persona de contrastes. Sociable y familiar –habla sin pausa encadenando anécdotas y experiencias– ha elegido, sin embargo, la navegación en solitario como estilo de vida. El nicoleño disfruta de la vida austera porque le permite conocerse y ponerse a prueba diariamente. Confiesa que disfruta navegando solo y ha hecho suya la máxima de «menos es más» hasta el punto de que una metopa con el lema grabado le recibe todos los días cuando abre los ojos. En este tiempo de cuarentena ha retomado con fuerza otra de sus grandes aficiones: la radio. Tres veces por semana, graba un programa que se puede seguir en las redes sociales #RadioPerlaNegra donde comparte con otros oyentes y amigos reflexiones sobre su día a día y experiencias sobre la vida en la mar.

Hasta el momento, el argentino no ha tenido oportunidad para conocer la ciudad que lo acoge aunque con la entrada en vigor de la Fase 1 de desescalada que permite mayor movilidad es posible que se aventure a tomar una caña en alguna terraza. «Cádiz parece linda pero solo he hecho un par de escapadas a una tiendita para comprar suministros, pollo para unas milanesas, plátanos y poco más». Ahora, su reino se limita a los diez metros de su velero pero el capitán espera paciente. Igual que el viento rola, las restricciones se levantarán y, entonces, su patria volverá a ser la mar .

Cada centímetro del velero está aprovechado el máximo A. Vázquez

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