Balance en claroscuro para la temporada taurina en El Puerto

El Juli salió por la puerta grande tras cortar cinco orejas y un rabo. Mientras que Morante de la Puebla anunció, por tercera vez, su retirada de los ruedos

El Juli fue sacado a hombros del ruedo portuense tras su triunfo A. Vázquez

Pepe Reyes

El punto álgido de la recién finalizada temporada taurina en El Puerto de Santa María lo constituyó precisamente el espectáculo que ponía broche al abono estival, el esperado mano a mano entre Morante de La Puebla y El Juli. Cita a la que el público respondió de manera masiva y casi llenó los tendidos del coso portuense. La corrida se saldó con el triunfo sin paliativos de un Juli colosal, que cortó cinco orejas y un rabo de los tres nobles ejemplares de Santiago Domecq que lidió, y con la sorpresa mayúscula del anuncio de Morante de abandonar los ruedos de manera indefinida. Tras pasaportar con más pena que gloria tres astados mansos, ásperos y complicados de Núñez del Cuvillo, recibir la bronca del respetable y sentirse sumido en la más absoluta impotencia e incomprensión, adoptó, por tercera vez en su larga carrera profesional, esta drástica decisión. Cierto es que al artista de La Puebla parece haberle perseguido un endémico infortunio en los sorteos matinales (el lote o el toro malo del festejo le correspondían a él con seguridad) y que los públicos en general, poco acostumbrados a examinar las condiciones del toro, carecen del criterio y del reposo necesarios para valorar la actuación de un torero en función del enemigo que tienen delante.

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