Los expertos, contra Carlos Ríos y su 'realfooding': «Lo que hace años criticaba es lo que hace ahora su marca»

Esta semana, el nutricionista anunció una margarina como aceite de oliva virgen extra untable

Carlos Ríos, el padre del 'realfooding', de nuevo en el centro de la polémica por su aceite de oliva untable

Endulzar con dátiles no es la panacea que nos han vendido

Carlos Ríos, comiendo una palmera de chocolate Realfooding. INSTAGRAM DE CARLOS RÍOS
Lorena Gamarra

Lorena Gamarra

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Este lunes, Carlos Ríos volvió a ser protagonista en las redes sociales por  sacar a la venta un Aceite de Oliva Virgen Extra para untar bajo su ya marca Realfooding. Lo que en un primer momento se trataba de un movimiento para promover la alimentación saludable con productos «reales», años después y con un grupo de seguidores muy fiel lo ha convertido en una marca comercial que vende los productos procesados que años atrás recomendaba evitar.

El último ejemplo, el del Aceite de Oliva untable, comenzó anunciándolo como un producto novedoso e incomparable con las mantequillas y margarinas del supermercado. Rápidamente los expertos salieron en tromba a desmentirlo: no se trataba de aceite de oliva virgen extra para untar, sino de un procesado para untar que utiliza un 72% de virgen de oliva virgen extra. Tampoco era novedoso, pues la misma marca, con el mismo fabricante y formato, intentó sacar sin éxito el mismo producto años antes. La única diferencia es que ahora cuenta con una marca más conocida detrás como es Realfooding.

Pero no es el único producto. Si bien comenzó vendiendo gazpacho, guacamole y otros alimentos que ya se venden en el supermercado siendo igual de saludables, más tarde se pasó a los procesados que siempre ha recomendado evitar, tales como croissants, helados, bebidas de cola o cremas de cacao para untar.

«Carlos Ríos boicotearía sus propios productos»

«El Carlos Ríos de 2018 boicotearía sus propios productos» , llegó a decir este lunes Antonio Rodríguez Estrada, fundador de sinazucar.org, una afirmación que comparte Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos  y divulgador. «Se está siguiendo la estrategia que se criticaba: usar el marketing para vender productos insanos».

Lurueña es uno de los expertos que ya se mostró en contra de las divulgaciones de Carlos Ríos por llevar la alimentación saludable -que obviamente comparte- al extremo hasta el punto de, a su juicio, generar «quimiofobia» -miedo a los aditivos- y un seguimiento de la dieta con ideas «muy simplistas. Cuando transmites esos mensajes conlleva algunos riesgos». Entre ellos, la obsesión con la comida.

Ríos, en sus inicios como divulgador ponía un porcentaje de alimentos insanos que se podía permitir a la semana, lo que puede fomentar esa obsesión: «A muchos les preocupa que los alimentos sean insanos y no disfrutan de lo que comen, se sienten mal por comer un bollycao y quieren un bollycao saludable», explica Lurueña.

«Buenos procesados» en lugar de productos frescos

Y ese es el siguiente paso que ha dado el fundador del 'realfooding' con la creación de «buenos procesados» como los citados anteriormente. La estrategia, explica este experto, se basa en descomponer los nutrientes de forma aislada. «Descomponemos el croissant porque sus componentes son malos y los sustituimos por otros que parecen más sanos - aceite de palma por el de oliva, azúcar por pasta de dátiles, etc -. Tenemos un producto menos malo pero no deja de ser un croissant», explica.

El problema de comerlo, asegura, no es tanto el aporte calórico sino una cuestión de hábitos, ya que «cuando comes un croissant, dejas de comer manzanas o aguacates». «Si te levantas el domingo y te comes uno, eliges el que más te guste y no te debería pasar nada si eres una persona sana y sigues una dieta saludable. Si te viene un sentimiento de culpa por comerte uno cada 15 días, tienes un problema, te estás obsesionando con la comida. Si un croissant está rico es por los componentes que tiene». 

Por lo tanto, insiste, un nutricionista como él no debería sacar a la venta productos insanos con la apariencia de ser más sanos, sino promover una alimentación saludable y concienciar de que se puede comer productos insanos de manera ocasional, no como un hábito. Vendiendo croissants y helados supuestamente más sanos, el mensaje que se transmite es el de que no pasa nada por comerlos habitualmente, y ahí está el error.

La OCU denuncia «conflicto de intereses»

La Organización de Consumidores y Usuarios se ha sumado a la denuncia de estas prácticas y acusa a Carlos Ríos de generar con su marca «un conflicto de intereses que compromete su independencia y desvirtúa en cierta medida sus interesantes consejos de educación alimentaria».

En este sentido, recuerda que cuando aparece en el etiquetado de los alimentos el término «casero», normalmente se trata de un reclamo; que los alimentos que llevan etiqueta son productos procesados, aunque sea levemente; que el producto envasado presuntamente «casero» se habrá elaborado, en el mejor de los casos, en una cocina industrial, y que su composición nutricional no se suele corresponder con la del equivalente realmente casero.

«La clave de una buena dieta saludable», zanja, «está en priorizar los alimentos frescos sobre los procesados, respetando también el papel que estos tienen en nuestros menús, pero sin fingir que unos y otros son algo distinto a lo que realmente son».

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