Cardenales tuiteros
Las redes sociales han atravesado todos los muros, hasta los que parecían más inexpugnables. Como los vaticanos. En diciembre, el Papa emito decidió que era ya era hora que el pastor espiritual de miles de millones de persona tuviera un contacto más directo con su rebaño. Eligió Twitter para mandar mensajes de 140 caracteres 'urbi te orbi' y en ocho idiomas. No era la primera vez que Benedicto XVI (antes @Pontifex) sentía cierta curiosidad por las redes. Hace dos años, el anterior Papa sorprendió al mundo mirando con fascinación un iPad y la nueva aplicación de la Santa Sede para esta tableta.
El trayecto tuitero papal apenas ha durado cuatro decenas de mensajes a los fieles dando las gracias, pidiendo una oración por él solicitando a las partes que cesen la violencia en Siria o que se terminen con los ataques a cristianos en Nigeria. Una conexión que apenas ha durado dos meses y que se encuentra en sede vacante, al igual que en la vida real. Un actividad escasa si lo comparamos con los cardenales más tuiteros. Dieciséis príncipes de la iglesia tienen cuenta en esta red social, aunque la actividad varia desde la inexistente hasta las entradas diarias. El más activo en la red es Odilo Pedro Schrerer (@DomOdiloScherer). El cardenal metropolitano de Sao Paulo desde 2007 es una figura habitual en los medios de su país y en las redes sociales, donde ha escrito más de 1.600 tuits y tiene casi 25.000 seguidores. El prelado sudamericano es el segundo con más segudores. Solo le supera su homólogo de Nueva York, Timothy Dolan (@CardinalDolan), con más de 88.000 seguidores. Por el contrario, solo sigue a una persona: al Papa. O mejor dicho, a la cuenta vacante (en inglés) que dejó Benedicto XVI tras su renuncia.
Su colega de Boston, Sean Patrick O’Malley (@CardinalSean), por el contrario, sí sigue los pasos de más de 600 instituciones católicas, cadenas de noticias, sacerdotes, obispos y pastores de otras confesiones y colegas. Como el sudafricano Wilfrid Fox Napier (@CardinalNapier) de Durban, que dejó de tuitear -roza los 800- el domingo, antes de comenzar los preparativos para el cónclave. Otro cardenal africano, el ghanés Peter Turckson (@TurksonCardinal), ha sido uno de los últimos en abrirse una cuenta en Twitter. Lo hizo el 28 de febrero para colgar una fotografía desde la cúpula de San Pedro. Y en estos días, uno de los futuribles papables ya tiene más de 4.000 seguidores.
Cuentas falsas
Cuatro días antes que Turckson, el francés Jean-Louis Tauran (@CardTauran) y el camarlengo Tarcisio Bertone abrieron sendas cuentas (@CardinalBertone). O no. Porque solo han escrito un tuit de bienvenida y porque la mala leche reina por estos aires. Muchas cuentas falsas piden el voto papal para unos u otros; y al italiano Angelo Scola, al australiano George Pell o los españoles Carlos Amigo y Antonio María Rouco Varela les han salido unos imitadores. En cambio, otro español que estará en el cónclave, Lluís Martínez Sistach (@sistachcardenal) es un activo tuitero tanto en catalán como en castellano.
Un caso curioso es el del italiano Ravasi (@CardRavasi), que tiene tres cuentas: italiano, español e inglés. Y luego están los cardenales que poseen su perfil en la red de los 140 caracteres por tenerlo. Así están el austriaco Christoph Schönborn (@KardinalWien) que tiene el perfil en privado y no ha escrito nada; el arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle (@AntonioTagle) no escribe nada desde agosto; el prefecto de la Congregación para el Clero en la Curia romana, el brasileño Claudio Hummes (@ClaudioHummes) no escribe nada desde agosto ¡de 2011!; y el cardenal esloveno Franc Rode (@FranciscusRode) no lo hace desde octubre.
