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Nadal, del infierno al paraíso
Actualizado: 14:50

TENIS

Nadal, del infierno al paraíso

El balear termina el año en lo más alto en una temporada que en principio parecía de transición y que ha acabado como la mejor campaña de su carrera

23.12.13 - 14:50 -
Nadal, del infierno al paraíso
Rafael Nada posa con el trofeo que le acredfita como número uno de la ATP en 2013. / Archivo

Del Djokovic que celebra eufórico su cuarto Open de Australia al que revalida la Copa Masters pasan diez meses. Un tiempo en el que Andy Murray hace historia y se convierte en leyenda en Gran Bretaña tras alzarse con Wimbledon. Unos meses en los que Federer se muestra más vulnerable que nunca y en el que Ferrer se estabiliza entre los grandes. Pero sobre todo es una temporada en la que reaparece un tenista que completa el mejor año de su carrera, según el propio Rafa Nadal. No en vano es el jugador que más Grandes ha ganado en el 2013 – ha levantado dos: Roland Garros y US Open- y más torneos de Masters 1.000 –cinco: Indian Wells, Madrid, Roma, Montreal y Cincinnati-. En total son 10 los títulos que ha levantado por los siete de Djokovic.

Sin embargo, ese camino hacia el éxito y el trono mundial comenzaba en una senda repleta de incógnitas. El número uno del mundo es un tenista que sufrió en Viña del Mar en febrero cuando la rodilla todavía no estaba a punto y que meses más tarde saboreó el éxito. «Nadal es el protagonista del año por haber empezado la temporada medio cojeando y sin estar recuperado al 100%. Nadie se imaginaba que iba a empezar ganando todo», explica a COLPISA el ex tenista Roberto Carretero, quien le conoce bien.

Se trata de un Nadal que tras siete meses lesionado padecía para entrenar en el torneo de su regreso pero que acaba disfrutando en la pista. «Hay una frase clave que me la dijo él: Lo que para otros es el infierno, para él es el paraíso. Eso lo resume todo. Él se siente cómodo en esos momentos de sufrimiento y para mí es su principal virtud», confiesa Carretero. Disfrutó en Madrid, en Roma, en Cincinnati –ganó el primer torneo que jugó sobre pista dura, un Masters 1.000- o en la Copa Davis salvando a España del descenso. Y sobre todo se agigantó tras ganar su octavo Roland Garros a Ferrer, especialmente en una semifinal memorable ante Djokovic. Son momentos en los que sonríe en la pista.

En Wimbledon, el temprano desplome de Nadal en primera ronda incrementaba las posibilidades de un Murray que hizo historia en la Catedral del tenis. 77 años después, un británico reinaba en el jardín del All England Tennis Club. Una temporada que prácticamente terminó ahí para el escocés, lastrado por la espalda.

Segundo US Open de Nadal

Tras la hierba, el cemento y la gira norteamericana trajeron de nuevo el éxito a Nadal. Campeón en Montreal y Cincinnati, el US Open es el colofón a su brutal temporada en la que ha llegado a ganar 26 partidos seguidos en pista dura. «Nunca pensé que algo así podría pasarme. La victoria de hoy es más que un sueño. Mejor imposible», deslizaba Nadal tras ese triunfo en la Gran Manzana. Un año que finalizaba para él con una derrota en la Copa de Maestros, el único título que se le resiste, ante un Djokovic que a pesar de perder el número uno, ha completado un magnífico año.

Mucho más gris que los dos principales tenistas del momento ha sido la campaña de Federer. El mejor tenista de todos los tiempos a duras penas ha conseguido ganar un torneo –Halle, de categoría 250- y ha visto como derrotar a Nadal y Djokovic se convertía en una quimera. Por eso ha acabado el sexto en la clasificación, su peor ranking desde que terminase el año en el mismo lugar en el 2002.

El declive de Federer contrasta con la regularidad de Ferrer, que esta temporada ha subido un peldaño y ha terminado el número tres del mundo. Desfondado al final de año, el balear ha hecho una campaña en la que por primera vez jugó una final de Grand Slam –Nadal fue mucho Nadal en París-, como mínimo ha disputado los cuartos en los otros tres y estuvo cerca de ganar dos Masters 1.000 –unos centímetros en una bola de partido pedida al ‘Ojo de Halcón’ le separaron del triunfo en Miami-. Pero todo en el año de Nadal. «Aunque sangra como todos, Nadal es diferente. Es especial», resume Carretero.

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