El futuro del proyecto Castor, a pocas fechas para el final del año, está en el aire. Los más de 500 terremotos que a finales del verano sacudieron las costas de Vinaroz pusieron en duda la seguridad del mayor almacén de gas subterráneo del país. El pánico y las debidas razones de precaución llevaron a paralizar la inyección de gas en el antiguo pozo petrolífero ubicado frente a las costa de la localidad castellonense.
La empresa Escal UGS, encargada de poner en marcha el almacén subterráneo considera que el "potencial sísmico en la zona no cambia" por la inyección de gas. Según la empresa, los seísmos coincidieron con la inyección del llamado gas colchón en el almacén. En todo caso, tras la paralización de los trabajos por la alarma social creada en la zona, la empresa se comprometió a entregar al Ministerio de Industria "el mejor informe" para que se valore las medidas a tomar: paralizar la instalación o continuar con los trabajos.
Los expertos creen que el almacén "no afecta al potencial sísmico" del terreno, pero "adelanta los eventos naturales" que tienen que ocurrir por el movimiento de las fallas existentes. De los 516 eventos sísmicos registrados, la gran mayoría, los microseismos, son consecuencia de la inyección de gas y tan sólo los dos o tres más magnitud fueron debidos a ese adelanto del movimiento de las fallas. Así, estiman que estos eventos irían disminuyendo conforme se fuera rellenando el depósito, dado que las presiones son mayores al inicio de la operación.
Castor, un proyecto de 1.200 millones de euros, está a unos 1.750 metros de profundidad y a 22 kilómetros al este de Vinaroz. El departamento dirigido por José Manuel Soria lo tiene parado desde finales de septiembre y el caso ha llegado a los tribunales. En todo caso, Industria ha encargado un informe exhaustivo a un grupo de expertos, informe que tarda en hacerse público.
Desde el Ministerio insisten en que "lo importante es la seguridad", aunque recuerdan que el proyecto solo cuenta con una licencia provisional a la espera de recibir los permisos definitivos una vez conocidos todos los detalles tanto de la auditoría sobre los aspectos técnicos como económicos y la opinión de los expertos geólogos.
En España existen, otros dos depósitos subterráneos de gas. Uno está en Serrablo, próximo a las localidades de Sabiñánigo y Jaca (Huesca), y otro en el depósito marino de 'Gaviota', bajo las aguas del Cantábrico, frente al cabo Machichaco y la localidad vizcaína de Bermeo. Ambos almacenamientos proceden de la reconversión de antiguos yacimientos ya explotados de gas natural. 'Gaviota', operativo desde 1993, fue el segundo almacenamiento subterráneo de gas natural realizado bajo el mar en el mundo. Dispone de una plataforma marina fija 8 kilómetros de la costa, un gasoducto submarino a la costa y una planta de operaciones situada en tierra firme.
